Como bien sabemos, programar un viaje a Ikea no es cosa fácil. Ni algo que tomar a la ligera. Se dice que «es más difícil salir de Ikea que dejar las drogas». Y es que cada vez que planeamos una visita al gigante de la decoración sueco necesitamos armarnos de paciencia, predisposición y, sobre todo, de tiempo.
Bien es cierto que todos nos hemos aventurado en algún momento a disfrutar por unas horas del maravilloso mundo de la decoración sueca. Así que, de un modo u otro, y tras el fracaso o el éxito experimentado tras un día de visita a la tienda, damos por seguro que habréis experimentado algunas de estas once cosas en Ikea:
1. Su épico desayuno
Si llegas especialmente pronto y de buena mañana, encontrarás seguro a ese especial grupo de fans de los desayunos de Ikea. Aquellos que salen de casa reservando el apetito para poder llenarlo con uno de sus completos y económicos desayunos al estilo inglés a la llegada. Esto algo que, sin duda, les dejará cubiertos de energía para el duro día de compras.
2. El ‘subidón Ikea’
Este fenómeno comienza a darse generalmente al llegar a la sección «accesorios de hogar ‘. Es cuando uno cae en la cuenta de los precios y comienza a lanzarse vertiginosamente a los artículos comenzando a llenar rápidamente el carro de la compra. No hay quien pare el ‘subidón Ikea’ y tu carro está a rebosar.
3. Depresión sofá
En Ikea encontraremos, entre otras cosas, mesas y armarios a precios muy módicos. AsÍ mismo, sin saber por qué, tendemos a caer en la tentación del sofá. Ese tan cómodo y bonito a simple vista que imaginamos nuestro salón igualito que el de la Preysler. Lo que no predecimos nunca es su corta esperanza de vida. Es generalmente después, cuando nos damos cuenta que la mejor opción habría sido comprar cualquier cosa en Ikea menos sus sofás.
4. Dolor de cabeza sin precedentes
Hay algo que tiene que ver con la iluminación en Ikea. Y no será fácil escapar sin sufrir un dolor de cabeza. Es ese juego excesivo de luces que te harán sentir como en una de tus peores resacas. En cualquier caso, lo recomendable es siempre ir bien provisto de analgésicos antes de realizar la visita.
5. Pánico existencial
Puedes lanzarte a comprar desconsoladamente y tener la sensación de triunfo al volver a casa. Pero lo que seguramente no te planteas hasta el final es cómo demonios vas a cargar todo lo que has comprado en el coche. ¿Qué fuerza suprema arrastrará todos esos muebles juntos? Lo cierto es que no tienes ni idea de cómo hacerlo…
6. Amor/odio
Esos clientes que consuman su relación de amor/odio con Ikea. Cualquiera se ha quedado con un cajón en la mano o una mesa extensible que se ha extendido más de lo previsto. En ese momento no había nada que hacer. Tan sólo lo has puesto en el suelo y te has alejado lo más silenciosamente posible…
7. Niños en apuros
También están esos niños que exigen a gritos a sus padres que le compren uno de los peluches que Ikea coloca astutamente por toda la tienda…
8. Un poco de un juego asegurado
No importa lo serio que te estés tomando el viaje. Siempre encontrarás tiempo para rebotar sobre una cama, subir en algunas alfombras o sentarte en una silla y comprobar cómo, de repente, no logras levantarte.
9. Tomarse un respiro
Ese momento en el que decides parar a hacer un break. Y te sientas en el sillón más exclusivo de IKEA. Aparentemente la gente creerá que lo estás probando. Pero lo que solo tú sabes es que llevas allí sentado los últimos cinco minutos descansando tus pies.
10. No sin mis albóndigas
Al finalizar la jornada, no importa si ya has comprado todo lo previsto en tu lista. Al igual que no es fácil dejar la tienda sin darle un bocado a uno de sus famosos hotdogs o bagels, lo que tampoco dejarás de hacer antes de irte es pasar por la sección de alimentos del final para coger ese manjar alimenticio que a todos fascina: las albóndigas de Ikea.
11. Justo cuando crees que has llegado al final
Ikea es un laberinto y, como todos los buenos laberintos, está pensado para que te hagas ilusiones justo en el momento en el que crees que estás casi fuera… Un sinfín de artículos colocados ingeniosamente junto a la salida no te dejarán escapar tan rápido.