los políticos prefirieron recapacitar y retirar su apoyo ante unos proyectos de ley peligrosos para la libertad de expresión.El ciberactivismo que ocupó los principales titulares alrededor del mundo el pasado 18 de enero dio como resultado un apagón de servicios liderado por Wikipedia, WordPress.org y Google a un 50%. Al final de la jornada, los políticos prefirieron recapacitar y retirar su apoyo ante unos proyectos de ley peligrosos para la libertad de expresión.
Los primeros en recular fueron los senadores Marco Rubio de Florida y John Cornyn de Texas. Más tarde, una decena de políticos acordaron analizar con profundidad cada detalle de las ordenanzas Stop Online Piracy Act (SOPA) y Protect IP Act (PIPA) tras que más de 4.5 millones de personas firmaran una petición digital en el portal de Google, y más de 160 millones de personas no pudiera acceder a los contenidos de la enciclopedia virtual. Asociaciones defensoras de los derechos democráticos, así como activistas que velan por la libertad de expresión, colmaron los canales informativos de Tumblr para seguir de cerca las últimas novedades sobre un black out que, a pesar de cumplirse a medias, representó un fuerte coste político para la industria cinematográfica y las productoras de cine o TV.
LaTimes, Chicago Tribune, NBC y NY Times hicieron una amplia cibercobertura del suceso y fueron las primeras en publicar la rectificación de los políticos estadounidenses en sus portales digitales. El senador Jim DeMint (Carolina del Sur) usó su cuenta de twitter para anunciar la retirada del soporte a SOPA y tras su actualización, Mark Kirk (Illinois), Roy Blunt (Missouri), Lee Terry (Nebraska) and Ben Quayle (Arizona) acordaron mantener un discurso coherente que no fuera en contra de los intereses nacionales.
Jeff Merkley, representante de Oregon, utilizó su cuenta de Twitter para agradecer los emails, mensajes y denuncias, recibidas durante toda la protesta, las cuales le hicieron rectificar para votar contra SOPA.»
El portal ArsTechnica destacó que las ambiciones de Protect IP Act (PIPA) se vieron afectadas por la reculada de once senadores estadounidenses que defendían el poder con singular energía.