A lo largo de la historia del cine muchos directores han decidido desarrollar la trama de algunas de sus películas en la capital británica, dando una versión, su versión, de la misma. Aquí tenéis un ranking con las cinco mejores.
1. La naranja mecánica: Un Londres distópico
Malcolm McDowell. Beethoven. Sadismo. Moloko. Nadsat. Sexo. Ultraviolencia… La naranja mecánica. Con toda probabilidad, obra cumbre de Kubrick (tomando ello relevancia al ser su filmografía la que es).
Adaptación que mejora, hecho que pocas películas hacen, la novela en la que se inspira (Antonny Burguess, 1962), mucho más cuando esta se encuentra en el pódium del género de la distopía junto al 1984 de Orwell, y, a la cada vez más real, Un mundo feliz de Huxley.
El argumento se centra en Alex, un joven que, junto a su grupo de drugos, se divierte por la ciudad de un modo bastante peculiar.
(La escena donde se «homenajea» a Gene Kelly y su Singing in the rain, para un servidor, el clímax).
2. Snatch, cerdos y diamantes: Comedia negra en los bajos fondos londinenses
Menciono Snatch como también podría mencionar de este director su opera prima, Lock and Stock, o la posterior RocknRolla, porque Guy Ritchie es Londres y Londres es Guy Ritchie. En mi opinión, ningún director ha captado la esencia de la capital británica como el ex de Madonna. Incluso en sus obras menores, como podrían ser las dos entregas de Sherlock Holmes, donde adapta a Conan Doyle a su estilo (nunca mejor dicho), refleja de un modo fabuloso el período victoriano.
¿De qué va Snatch, cerdos y diamantes? Pues la trama se centra en un diamante, por cuya posesión van metiéndose en problemas todo un collage de personajes (desde judíos a gitanos, desde mafiosos a delincuentes de poca monta) y, entre medias, insultos, peleas, más insultos, una banda sonora espectacular y un guión merecedor de Oscar. Oscar que tampoco hubiera estado de más de habérselo concedido a Brad Pitt en la categoría de actor secundario, ya que el norteamericano se marca, sin ninguna duda, el papel de su carrera (junto al Tyler Durdren de El Club de la lucha).
Combinando el lenguaje de la calle con unos soliloquios dignos del mismísimo Shakespeare, Guy Ritchie nos brinda en este magnífico largometraje toda una obra maestra del séptimo arte.
Aquí, uno de los referidos monólogos, donde Vinnie Jones, futbolista/carnicero reconvertido en actor, declama como si hubiera nacido para ello.
https://www.youtube.com/watch?v=1aOdgF9IP7g
3. Closer: Relaciones disfuncionales en Londres
El director de El Graduado, Mike Nichols, se reactualizó a inicios del siglo XXI con esta pedazo de película inmersa en la vorágine que es la Londres actual. Un reparto de vértigo, con Clive Owen, Julia Roberts, Natalie Portman y Jude Law, recorre numerosos lugares de la ciudad (Acuario de Londres y Postman Park, entre otros) reflejando encuentros y desencuentros, el hastío del compromiso, la exploración de nuevos caminos… Un glorioso escupitajo al romanticismo de final feliz made in hollywood; un relato honesto y valiente de la realidad.
4. Promesas del Este: Mafia rusa en Londres
David Cronenberg, alejándose de sus más que habituales experimentalismos, decide adentrarnos de un modo sobrio en el entramado del crimen eslavo afincado en Londres. Lo hace por medio de una enfermera (Naomi Harris) que, tras encontrar el diario de una chica asesinada, se va inmiscuyendo poco a poco en el mundo del hampa. No tardará en aparecer para ahuyentarla la familia mafiosa, entre la que destaca el hijo descocado (Vincent Cassell) y el chófer, interpretado por Viggo Mortensen en una actuación impecable.
5. Match Point: Londres a través de las gafas de Woody Allen
Cuando los críticos cernían sus cuchillos dispuestos a cebarse con el estancamiento del que el neoyorkino daba muestra tras sus últimas mediocridades (Todo lo demás y Melinda y Melinda), Woody Allen sorprendió al mundo cinematográfico con su periódica entrega anual (Match Point, 2005), variando el registro de su tono e iniciando un periplo por distintas ciudades europeas con cada nuevo proyecto que llegaría a su culmen en la fantástica Midnight in Paris (2011).
El primer lugar elegido así para empezar su particular diáspora fue la ciudad británica. En ella, Jonathan Rhys Meyers es Chris Wilton, un advenedizo de la alta sociedad que le es infiel a su esposa con su ex-cuñada (Scarlett Johansson). Por conciliar su vida amatoria y su vida oficial, acabará viéndose envuelto en un enredo propio de culebrón sudamericano, pero al tejerlo el director de un modo magistral con temáticas como la ambición, el azar y el destino, tiene como resultado una de las mejores películas del año.