Todos sabemos que existen dos fechas clave a la hora de plantearse objetivos: enero, con la excusa de comenzar de un nuevo año, y septiembre, con la vuelta a la rutina. Cada vez que se acerca una de estas dos nos proponemos ser la mejor versión de nosotros mismos, aunque no siempre funciona (la experiencia se ha encargado de demostrárnoslo). Aún así, con papel y boli en mano, nos disponemos a realizar una lista con las cosas que esta vez SÍ vamos a hacer. ¿Será esta vez la definitiva?
Ponerse en forma
Te has repetido lo mismo una y otra vez: «Esta vez me apunto al gimnasio«. Siempre es el primer objetivo de la lista con la excusa de esos «kilitos» de más que el estupendo verano te ha regalado. De hecho, hay una curiosa a la par que extraña relación entre el peso que has ganado y lo mucho que has bebido disfrutado.
Comer más sano
Está estrechamente relacionada con la anterior. Como consecuencia de los helados, paellas, cervezas, tapas, e infinidad de caprichos que te has permitido, llega el momento de darle tregua al organismo y empezar a comer mejor. La dieta verde, la dieta del arroz, la dieta del pollo a la plancha, cualquiera es válida. Cuando lleves una semana comiendo lo mismo maldecirás ese día de verano que decidiste que «ya llegará septiembre para cuidarse». Pues, ¡¡hola septiembre!!
Ahorrar
Otra de las grandes mentiras. Llevas intentando hacerlo desde que te regalaron aquel cerdito rosa con un trébol en el culo. Sí, ese que está pegado con loctite. De hecho, este propósito se repite cada mes, cada día si me apuras, pero no es una maestría que se te haya dado bien nunca. Pero bueno, tú lo pones en la lista por si acaso…
Fomentar tu vida social
Tienes muchos amigos, muchísimos, pero qué pereza da salir de casa los días de invierno. Todos los años te pasa lo mismo. Tú quieres salir, tus amigos te han propuesto un buen plan, pero el campo gravitatorio de tu sofá es poderoso y siempre acaba atrayéndote a su núcleo.
Encontrar pareja
Que sí, que se vive muy bien soltero. Te pueden las ganas de salir, el beber y la independencia, pero no soportas que cada comida familiar te pregunten si aún no tienes pareja. Solías repetirte «ya habrá tiempo, la vida es muy larga». Estamos de acuerdo, pero tienes 27 años y aún vives con tus padres. Eso sí, cuando salgas que no se te note desesperado.
Cambiar de trabajo
Uy… ¿a dónde hemos llegado a parar? El tema del siglo. Quieres otro trabajo, un cambio en tu vida, alguna razón por la que despertarte contento por las mañanas (dentro de lo razonable porque madrugar no le gusta a nadie). Pero una cosa tenemos clara, la relación trabajo-dinero-gastar es maravillosa. El dinero no es importante, pero mejor tenerlo. Venga, anímate. Ahora o nunca.
Y hasta aquí los propósitos que te llevan por el camino de la amargura. Esos que sabes que no vas a cumplir pero en los que todavía tienes esa fe ciega que te hace creer en que será la definitiva. Esta es la segura. Aunque si no no pasa nada, ¡eh! Si total, Año Nuevo están a la vuelta de la esquina…
Bendiciones y buenas noches.