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Adicciones: lobos con piel de oveja

Cuando se habla de adicciones, se tiende a pensar en sustancias químicas o naturales que afectan el organismo. Pero bajo el principio de que una adicción cumple funciones de evasión, huida y refugio, se puede decir que cualquier objeto o conducta que se usa o practica de manera frecuente y compulsiva, puede convertirse en una adicción.

Así, la comida, el ejercicio, el erotismo sexual, la tecnología y hasta la pareja, pueden ser el centro de una conducta adictiva. Debido a que estos aspectos están presentes en la vida cotidiana, resulta difícil percibirlos como riesgosos. El proceso de adicción inicia con la gratificación; luego, la persona se acostumbra a la sustancia, objeto, o actividad, lo que hace que cada vez busque tener mayor contacto con la misma; por último, aquel placer inicial desaparece, y en su búsqueda, la persona actúa compulsivamente y es entonces cuando se instaura la adicción.

Para comprender lo anterior, veamos una breve descripción de algunas de las muchas adicciones que comúnmente no son reconocidas como tales.

Vigorexia

Este término describe la adicción al ejercicio físico con el fin de aumentar la masa muscular. Si bien, se promueve la actividad física como práctica saludable, cuando el cuidado personal se convierte en una obsesión puede ser una práctica muy perjudicial. Aunque este mal afecta principalmente a los hombres, las mujeres no están exentas de volverse adictas a los ejercicios excesivos.

Adicción al «amor»

La abnegación por la persona amada es un acto altamente valorado en nuestra sociedad, pero cuando la pasión y la costumbre se salen de control, podemos estar frente a una adicción. Este tipo de adhesión puede manifestarse de varias formas:

-La persona sacrifica su propia individualidad con tal de mantener a su lado al ser amado.

-La relación puede convertirse en una dependencia emocional que se alimenta de recuerdos de tiempos pasados.

-La persona siente la «obligación» de cambiar o «ayudar» al otro, y a su vez, experimenta fuertes sentimientos de culpabilidad al no lograrlo.

Adicción a la tecnología

Sin duda, los avances tecnológicos han escrito un capítulo trascendental en la historia de la humanidad, pero también han desarrollado fenómenos culturales nunca antes vistos. La Internet, los celulares y las redes sociales, han forjado una nueva generación de adicciones peligrosas. La falta de interacción interpersonal, las deficiencias en la comunicación «cara a cara», el aislamiento social y el sedentarismo, son sólo algunas consecuencias de la gran cantidad de horas que las personas le dedican, compulsivamente, a este tipo de actividades.

Y así, la lista de adicciones encubiertas podría continuar, si recordamos que todos los objetos, actividades y comportamientos que brinden satisfacción pueden convertirse en una adicción.

Llevar un estilo de vida saludable, mantener relaciones constructivas y aprovechar los beneficios de la tecnología son derechos y privilegios que todos podemos disfrutar; pero es importante estar conscientes y no dar rienda suelta a la búsqueda externa de satisfacción, pues corremos el riesgo de quedar atrapados en una adicción fatal.

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