El Bando de la Huerta se lleva celebrando durante más de 160 años.El retrato costumbrista viviente más grande del mundo
En primavera, más de un millón de murcianos y visitantes ataviados con traje tradicional reviven con pasión y orgullo sus tradiciones y costumbres dando lugar a una nueva edición del retrato costumbrista viviente del Siglo XIX más grande del mundo. Cada septiembre, más de 85 peñas y 100.000 peñistas de Murcia, se ponen manos a la obra para preparar una nueva edición del Bando de la Huerta.
Su origen data hace más de 160 años, fue en 1851 cuando unos jóvenes capitalinos parodiaron la singular forma de hablar de los huertanos, llamada Panocho y vestidos como tales recorrieron la ciudad, dando lectura a un jocoso y burlesco texto a modo de Bando Consistorial (pregones ordenados por el Alcalde para dictar normas de obligado cumplimiento) en los días de carnaval.
Lo que nunca se imaginaron estos guasones, es que tal ocurrencia daría paso a una cita anual los siguientes 161 años. Y hoy en día, se ha convertido en una oportunidad donde exaltar la huerta y lo huertano en fraternal amistad. Durante la jornada, los participantes se dispersan por las más de 100 barracas que recrean las viviendas huertanas de antaño, instaladas para la ocasión.
Las barracas o ventorrillos son lugares donde dar buena cuenta de los guisos típicos de la gastronomía murciana. Y entre risas y viandas, escuchar los burlones y satíricos bandos de los pregoneros; quienes fieles a la tradición arremeten con gracejo y gran descaro en sus chanzas contra quienes gustan de llamar pulitiquillos, ministrillos y/o raboalcaldes.
Por la tarde, hay un singular desfile costumbrista de 5 kilómetros formado por 60 carretas con adornos rústicos. A lo largo del cortejo, se aprecian aperos de labranza, ingeniosos artilugios para el riesgo o la extracción de agua, la producción de hilo de seda, o la molienda, entre otros. Todo ello, en escenarios andantes que reproducen con fidelidad cualquier escena propia de antaño.
Incluido, unos entrañables personajes de la vida capitalina figurando oficios, ya abandonados, como el lechero, el pastelero, el huevero, y hasta el tío de la luz, como llamaban popularmente al cobrador de la factura eléctrica; quienes a pie o en primitivos y originales transportes, venían a vender a la ciudad sus productos.
Cada año, los más de 600.000 asistentes siguen con atención este espectacular despliegue de las peñas huertanas, que haciendo gala de gran generosidad las peñas agasajan al público desde sus carretas con las delicias huertanas junto a vino o limonada. Con alegría y humor, los Peñistas son los fieles garantes de preservar y divulgar tal riqueza patrimonial, cultural y social.
La Federación de Peñas Huertanas
de la Región de Murcia