Formas de Volver a Casa, el libro del escritor Chileno Alejandro Zambra, es una búsqueda. Como dice el autor: «El libro es un grito, pero sobre todo está hecho de silencios y palabras, quiere resonar de alguna manera más duradera. Los libros son formas de captar complejidades». Y justamente es lo que Zambra capta en medio de expresiones felices, de verdades que sonríen entre las mismas letras que las describen, de conceptos profundos que plantean preguntas y que muchas veces parecen no buscar respuestas, sino simplemente más preguntas, más encuentros y desencuentros, más complejidades.
Alejandro Zambra se presentó en el Instituto Cervantes de Londres el pasado 23 de mayo para encontrarse y conversar con sus lectores, para exponer y compartir su libro. Constantes y persistentes, las palabras encuentro y búsqueda, persiguen al escritor y poeta chileno. A veces escondidas detrás del evidente y otras veces inconscientes, ambas palabras juegan en las líneas y las páginas de Zambra, quien narra la historia de los personajes secundarios de su libro en una literatura clara, concisa, límpida y musical.
La velada literaria en el Instituto Cervantes, organizada por la Embajada de Chile en Reino Unido, fue iniciada por William Rowlandson, quien presentó a Alejandro Zambra. El escritor chileno, seleccionado entre los mejores narradores jóvenes en español por la revista Granta, también ha publicado dos libros de poesía y otras dos novelas: Bonsái (Anagrama 2006) y La Vida Privada de los Árboles (Anagrama 2007). Zambra lee las páginas que ha seleccionado de su último libro y en tanto se mueve: de niño a adulto, de una escena a otra, de una broma a una verdad latente, de una idea política a una idea literaria. De Madame Bovary a Augusto Pinochet. Del hijo al padre.
Formas de Volver a Casa es una mirada retrospectiva en la historia de la generación del autor, historia que se fundamenta en un momento preciso de Chile: la dictadura de Augusto Pinochet. Zambra describe el Chile de mediados de los ochenta en la voz de un niño de nueve años. Si bien el personaje del libro no es autobiográfico, puede decirse que está compuesto por la conciencia y los recuerdos de una generación de quienes, como se lee en sus páginas, vivieron su niñez en núcleos de «familias sin historia, dispuestas o tal vez resignadas a habitar ese mundo de fantasía». Formas de Volver a Casa interpela la culpa: «Ahora no entiendo bien la libertad de que entonces gozábamos…Con arrogancia o con inocencia, o con una mezcla de arrogancia e inocencia, los adultos jugaban a ignorar el peligro».
El libro de Zambra intenta descubrir los velos latentes que respectan a la cotidianidad de la época dictatorial chilena. Como profesor universitario de Literatura, Zambra explicó que: «Hay una recepción positiva del libro en los estudiantes. A los jóvenes les sorprende mucho este mundo, lo que se imaginan está más ligado a los documentos oficiales, no imaginan la vida cotidiana de silencios, de represión, de lo enterrado, del miedo que viven los personajes del libro».
Portada del libro Formas de Volver a Casa, de Alejandro Zambra.El autor destaca la importancia en la novela del concepto y significado de la palabra autoridad: «Quien cuenta la historia es siempre quien puede contarla, y en este sentido es siempre autoritario, aún si no quiere serlo». Y asegura que su objetivo, en esta obra en particular, era el de combatir la autoridad del narrador. La modestia y profundidad de las palabras del autor se hilan en una narrativa cargada de retratos, memorias y percepciones. Recuerdos plasmados en percepciones.
En el narrador hay restos del niño, en el niño hay percepciones del hombre. El personaje se pregunta los puntos cardinales. Busca su casa. Chile. Casa. El amor en una generación que, según el autor, es la primera en desconfiar del amor. «Porque en la novela que quiero escribir ellos se encuentran. Necesito que se encuentren.» Pero la novela no habla solo de amor. Habla de distinciones, de realidades, de generaciones y degeneraciones. De un país que intenta curarse. De un escritor, que escribe para encontrarse. «Mientras la novela sucedía, nosotros jugábamos a escondernos, a desaparecer.»