Amber Rudd, responsable de la Home Office británica, presentó en el día de ayer su dimisión como ministra tras el escándalo Windrush. La ministra ha soportado gran presión debido a las recientes informaciones que la relacionan con la deportación masiva de inmigrantes en situación irregular. Los dimes y diretes de Rudd sobre el caso y la presión de la prensa han derrumbado a una de las posibles sucesoras del trono tory.
Al ejecutivo de Theresa May se le acumulan los problemas. La Primera Ministra ya fue recientemente acusada de crear un “clima hostil” hacia los inmigrantes en su etapa como ministra. Ahora, el Gobierno conservador afronta las críticas a la gestión de Rudd en la Home Office. Entre tanto escándalo, los conservadores digieren esta dimisión.
Entrada la noche de ayer, Amber Rudd comunicaba su decisión a Theresa May. La Premier, por su parte, lamentó la dimisión de Rudd y elogió el trabajo de la ya ex-ministra: debe de “tener un gran honor” por todo lo que ha conseguido al frente de la Home Office. El Partido Laborista respalda la decisión de Rudd. No obstante, los de Jeremy Corbyn mantienen la presión. Ahora su objetivo es que May comparezca en el parlamento para dar más explicaciones sobre el escándalo.
Qué ha originado la dimisión de Amber Rudd
Las explicaciones de Rudd en Westminster, sus contradicciones, y las informaciones publicadas en la prensa sobre el escándalo Windrush han sido definitivas para forzar su dimisión. El Gobierno de May no fue capaz de dar una explicación convincente al respecto. La oposición, por su parte, ha sabido jugar su papel y presionar a los tories hasta el último momento.
Amber Rudd se había comprometido ante Theresa May a rebajar las cuotas de la inmigración. Concretamente, el objetivo era incrementar las tasas de deportación de inmigrantes ilegales en un 10% en los próximos años. La ya ex-ministra había negado este hecho. Más tarde se desdijo.
