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Ana, Eva y el Thunderbird: 2femmesen2cv (parte 1)

Hace meses que la historia de Ana y Eva me fascina. Por allá a finales del verano del año pasado me llegó un mensaje de Ana por vía de alguna red social que ahora no recuerdo, anunciando el cambio de vida que pretendía emprender junto a Eva. Y alguna cosa hizo ‘clic’ en mi cerebro y quedé atrapada.

En su mensaje, Ana me pedía si podía ayudarlas a hacer difusión de la página web que habían abierto para poder enseñar al mundo su nuevo estilo de vida. Habían decidido dejarlo todo, trabajo estable, casa y cualquier pertenencia material a excepción de un Citroën 2 CV azul cielo del año 83, también conocido como Thunderbird o Barrufet, y sus herramientas de trabajo (ordenadores, cámara y demás cosas que las personas que han estudiado comunicación siempre necesitan tener cerca). Entre sus pertenencias un libro muy especial para ellas, Mucha gente pequeña de Gustavo Duch, que contiene un texto titulado La Huelga y que ha acabado por convertirse en su manifiesto de vida.

Personalmente, me encontraba en una situación muy similar a la suya y pude comprender a lo que se referían mientras me contaban que con los treinta recién cumplidos, con estudios y un buen trabajo, sentían que había alguna cosa que no acababa de encajar. El rumbo que su vida estaba tomando no acababa de llenar las expectativas de lo que años atrás habían soñado. La gran diferencia es que decidieron tomar cartas en el asunto y hacer algo al respecto; decidieron convertirse en Thelma y Louise y saltaron al vacío para abrir las alas y echar a volar.

La primera etapa de su cambio de vida consistiría en un viaje desde Mallorca a Estambul, bordeando todo el mediterráneo en el Thunderbird. Una primera etapa que se ha convertido en todo un autodescubrimiento para nuestras amigas, que por el momento han decidido seguir conquistando el mundo hacia el este.

Las dos me hablan con pasión y alegría través de la pantalla, ellas desde Sa Garriga, yo desde Londres. Aunque los quilómetros no me dejan palpar en primera persona la energía entre estas dos amigas, sí que puedo sentir esas miradas cómplices de quien cuenta alguna cosa pero escondiendo algo que no se puede contar, un algo que no se puede palpar y que pierde toda la magia si lo haces. ¡No es lo mismo contarlo que vivirlo!

Pregunta: Una cosa es decir que quieres hacer un viaje así y otra muy distinta es dejarlo todo y subirte a un dos caballos azul y decir que te vas a Estambul. ¿Qué es lo que te hace pasar de un sueño a la realidad? ¿Personalmente qué es lo que os ha ayudado a tomar esta decisión?

Eva Serra: Todo parte de una inicial crisis de los treinta y que al final se ha convertido más en una revolución. Qué queríamos hacer en la vida, qué no habíamos hecho aún y cómo de estancadas nos sentíamos en muchos aspectos personales y sobre todo profesionales. Creo que todo parte de ahí, también teníamos muchos sueños comunes y al cumplir los treinta nos dimos cuenta que nuestra vida personal y profesional se estaba encarando hacia un camino que no estábamos seguras que fuera el que queríamos para el resto de nuestra vida. Al cumplir los treinta sentimos que era el momento de tomar las riendas de verdad de nuestra vida y de hacer lo que queremos.

¿Diríais que erais infelices en algún sentido?

Ana Vega: La infelicidad es algo muy complejo. Teníamos muchos momentos felices, más que infelicidad era frustración. En mi caso yo llevaba casi cinco años trabajando en la misma empresa de marketing con una estabilidad, una rutina, y todo para el enriquecimiento de unos pocos… No era nada a largo plazo, no era ningún proyecto social, humanitario. Sentía que estaba aportando mucho y que era extremadamente productiva pero a nivel personal llegué a un punto de decir ya basta.

ES: Yo creo que podemos decir que éramos infelices a nivel laboral. La nuestra es de las primeras generaciones que hemos tenido la oportunidad de estudiar en la universidad y de escoger qué queríamos ser en la vida, pero que al terminar la carrera nos dimos cuenta que nada para lo que nos habían prometido existía. Acabamos las dos la carrera en 2007, Ana periodismo y yo comunicación audiovisual y en 2007-2008 entrábamos en una crisis increíble en la que todo para lo que nos prepararon ya no existía. Se derrumbaron por completo todos nuestros sueños y todo por lo que habíamos sido académicamente instruidas.

¿Cómo vivisteis la crisis económica vosotras?¿no tuvisteis nunca que salir a buscar trabajo al extranjero cómo mucha gente joven se ha visto obligada?

ES: La vivimos saliendo al mercado laboral muy bien preparadas pero sin ninguna oportunidad y sin ninguna posibilidad tal y como nos habían planteado que sería. Nos tuvimos que buscar mucho la vida, de becarias, estando un montón de meses sin cobrar, con contratos muy precarios, siendo explotadas, etc.

AV: Para nada tuvimos que salir a trabajar fuera, por eso hubo un debate interno de decir, ¿cómo es posible que ahora renuncie a algo que me ha costado tanto construir y por lo que mucha gente mataría? Ahí estaba el dilema de si realmente estábamos tomando la decisión correcta. Estábamos en un punto en el que muchas personas envidiaban el trabajo que teníamos, aunque nosotras éramos conscientes de que no dejaba de ser un trabajo esclavo que formaba parte del sistema capitalista y en el que básicamente se enriquecían unos pocos.

En vuestro blog habláis de salir de la zona de confort que nosotros mismos nos creamos, pero hay mucha gente a la que le cuesta salir, o que no sabe cómo hacerlo, ¿qué recomendaríais para ellos para salir de allí?

AV: Lo difícil es tomar la decisión de dejarlo porque una vez te pones en marcha, ejecutas lo que es dejar el trabajo, el confort, los amigos, venderlo todo e irte a buscar y perseguir tus sueños. En ese momento te das cuenta que todo es mucho más fácil de lo que parecía, lo fácil que resulta hacerlo es sorprendente.

ES: Y eso aplicado a todo, para salir de la zona de confort no hace falta ser tan radicales como hemos sido nosotras y dejar a parejas, familia, casa, piso y cosas materiales. Fuera de la zona de confort es donde pasan las cosas geniales de la vida y se puede salir de muchas formas distintas. Simplemente hay que analizar qué es lo que no te gusta de tu vida y cambiarlo, y eso puede ser desde cambiar de trabajo, a mudarte de la ciudad al campo o hacer pequeñas cosas. Si hay algo que no encaja en tu vida es muy importante que salgas de alguna zona de confort, que analices qué es lo que no funciona y explores, ¡porque solo puede pasar magia!

¿Lo habríais hecho solas?

AV: Sí, yo en mi caso si que pensaba dejarlo todo en algún momento. A lo mejor los acontecimientos se precipitaron por el hecho de que Eva me llamara aquel día a las 7.30 de la mañana y me dijera “¡Me voy contigo a donde vayas!”, pero la idea original yo ya la tenía. Sabía que no podía seguir en ese trabajo y en ese modo de vida tan materialista. Sabía que lo iba a hacer aunque fuera sola, no me importa.

ES: Yo la verdad es que ahora me resulta bastante difícil planteármelo, pero sí que cuando Ana me dijo que quería dejarlo todo para viajar por el mundo con el coche y que si yo quería me podía apuntar, se me abrió una puerta que yo no había contemplado nunca para mí misma. Ahora se me hace un poco difícil pensar en si lo hubiera hecho o no. En todo caso hubiera hecho algún cambio.

Decís que queréis descubrir quiénes sois ¿Qué es lo que habéis descubierto hasta el momento y qué es lo que más os ha sorprendido de vosotras mismas?

ES: ¡Un montón de cosas! En mi caso el estar en una aventura continua me ha hecho conectar con mi parte más instintiva o más irracional, menos de pensar y de querer controlar, que es  lo que nos lleva a este ritmo de vida tan consumista y capitalista que llevábamos y que lleva mucha gente. El hecho de conectar con mi esencia, instinto e intuiciones y vivir el presente, pero vivirlo de verdad de forma consciente y disfrutar ese momento en el que estamos en el coche, descapotadas, con el sol dándonos, con la música, disfrutando de paisajes increíbles y hablando con gente de distintos países. Todo esto es algo que he aprendido y que no creo que hubiera podido aprender en unas circunstancias que no fueran tan extremas, en el sentido de desprenderme de todo lo que no soy yo para poder ser yo.

AV: A mí una de las cosas que me ha enseñado esta vida nómada es que nosotros nos ponemos nuestros propios límites, pensamos que no seremos capaces de vivir cada día sin saber donde vamos a dormir, qué vamos a comer o qué peligros vamos a encontrarnos. En el momento en que entras en esa dinámica de vivir el presente minuto a minuto y estar en contacto con la naturaleza, es cuando realmente eres consciente de hasta dónde puedes llegar, que es infinitamente más allá  de lo que alguna vez habías podido soñar. Evidentemente hemos vivido situaciones de poco confort, hemos pasado frío, hambre, miedo, hemos dormido en el suelo, en el coche, en campos de refugiados, hemos vivido situaciones de todo tipo, tensas, días de lluvia, días de viento con el coche… Lo que nos ha quedado claro es que al final los límites que tenemos son los que nos ponemos nosotros mismos y que resistimos mucho más de lo que podemos imaginar y eso es algo fascinante.

¿En qué sentido habéis pasado miedo?

ES: Hemos pasado miedo en dos situaciones muy distintas. Una en el campo de refugiados en Presevo, es la situación más dura que hemos vivido en el viaje sin duda y quizá la más dura de nuestras vidas. Lo que vimos ahí es inimaginable… Pasamos miedo en el sentido que éramos conscientes que estábamos en un punto estratégico muy conflictivo. Hay que recordar que fue un enclave muy hostil durante la guerra entre Serbia, Kósovo y Macedonia. También éramos conscientes de que estábamos viviendo un momento histórico, con la mayor crisis de refugiados de la historia y viendo como entraban 10.000 personas cada día en ese campo y ver cómo eso era un polvorín, podía pasar cualquier cosa en cualquier momento y nosotras no estábamos preparadas para ello. Teníamos muy claro que queríamos vivirlo, pero creo que es muy difícil prepararse para algo así… Ana de hecho vivió una situación muy tensa cuando los refugiados intentaron entrar al campo y los policías serbios barraron la entrada y estuvieron a punto de volcar la cocina…

AV: Sí, se produjeron varios aplastamientos y de hecho luego hubo un montón de heridos y nosotras tuvimos que decidir cuáles de las víctimas de aquella situación merecían la asistencia sanitaria que proporcionaba Médicos sin Fronteras al otro lado de la barrera. Yo eso no lo definiría como miedo, en el campo de refugiados no sentíamos miedo, si impotencia, frustración… Quizás sea una de las experiencias más traumáticas que hemos vivido en nuestra vida. Otra persona a lo mejor sí que podría haber sentido miedo porque había momentos de mucha tensión, estaba el ejercito macedonio, la policía serbia, 10.000 refugiados en una situación paupérrima, de emergencia, con necesidades básicas, para atender a bebés, a niños, a ancianos, discapacitados….

¿Cómo preparasteis el viaje? ¿Hay alguna cosa que cogisteis que os parecía imprescindible y que luego no utilizasteis?

AV: ¡Toallas! Nos llevamos un montón de toallas, cuatro toallas de ducha, la de la playa, la de la cabeza y al final nada, una toalla para todo y genial. En realidad todo fue súper improvisado, de hecho casi el mismo día de empezar la ruta nos compramos la tienda de campaña. No somos las típicas tías súper organizadas… En el maletero del 2CV tampoco cabe mucho y bueno, todo lo que yo tengo material en la vida va en el coche.

ES: También nos llevamos muy poca ropa pero aun así hay prendas que no me he puesto en ningún momento y te das cuentas que con un par de pantalones, un par de camisetas y mucha ropa interior, eso viene muy bien, ¡porque no siempre se puede limpiar! Aparte de eso, de utensilios tampoco llevábamos muchas cosas. Creo que lo hicimos bastante bien de llevar lo imprescindible: tienda de campaña y esterillas, las cuatro cosas para cocinar como el camping gas, pero todo súper básico y sencillo y ha sido estupendo así. Ahora que estamos en casa por navidad nos preguntamos qué hace la gente con tantos tenedores.

Ahora que lleváis esta vida, ¿alguna cosa material que es imprescindible para vosotras?

AV: Quizá algún libro…

ES: Yo creo que la cafetera italiana (Ana asiente enérgicamente y se ríe). Lo del libro me gusta también, pero la cafetera ha sido fundamental porque a medida que íbamos entrando en los Balcanes, era todo café turco, que no se prepara en cafetera italiana y era un horror. La cafetera yo creo que me la llevaría sí o sí a morir a cualquier lado, y la tienda de campaña.

¿Cómo subsistís? Vais trabajando por el camino en distintos puntos. Cada cuanto necesitáis trabajar y cuanto gastas al día?

ES: No trabajamos a cambio de dinero, trabajamos a cambio de alojamiento y comida a través de la plataforma Workaway y otras. Económicamente, Ana está trabajando online y puede ir manteniendo unos cuantos ingresos.

AV: Hace dos años monté una empresa de marketing online con un par de socios en Mallorca y ahora lo que hago es como freelance, mantengo esos clientes pero lo que hago es online. Necesito un poco de wifi una vez a la semana como mucho y eso es lo que nos permite pagar combustible y cosas en las que el dinero es necesario. Pero bueno, la idea también es eso, trabajar en economía colaborativa a cambio de techo y comida.

ES: En el momento en el que dejas de pagar facturas la cosa cambia muchísimo, cuando dejas de pagar piso, agua, luz y te mantienes con el teléfono y ya está, que es prácticamente la única factura que pagamos aparte del combustible.

AV: Piensa que hemos dormido en primera línea de mar, levantándonos con el amanecer en sitios en los que hay gente que paga millones de euros por compararse un chalet en el mismo lugar donde nosotras estamos gratis. La gente nos dice que eso no es confort… Yo pienso, levantarte con una salida del sol espectacular y con un café de cafetera italiana en tu camping gas y luego coger el coche, descapotarlo, que te de el sol en la cara, con la música y viento e ir a cualquier lugar por carreteras increíbles y desconocidas al lado del mar…. A mí que me digan lo que es calidad de vida, pero para mí eso es calidad de vida.

 ¿Cuál es la historia del coche?

AV: Es un coche del año 83 que pertenecía a un señor de Sencelles, un pueblo del interior de Mallorca. El coche como mucho hacía 20 quilómetros a la semana, y era todo para ir a comer los domingos a la plaza del pueblo. Es un coche muy de Mallorca, que descapotas en verano y a mi el 2CV siempre me ha fascinado. Por aquél entonces necesitaba un coche nuevo pero no quería un coche nuevo, y entonces lo vi y contacté con el señor de Sencelles y me lo vendió muy barato, entonces lo puse a punto para usarlo en mi vida cotidiana. Cada vez que me subía en el coche tenía la sensación que me relajaba, normalmente te subes al coche y vas estresada porque llegas tarde al trabajo, yo no, era subirme al coche y de repente me relajaba con el sol… Los ruidos que hace, los olores, el contacto con la naturaleza…

ES: ¡Slow life! Todo pasa a otro ritmo, normalmente vamos a 50, 60, 70…  Todos nos señalan, nos hacen gestos… y poder despertar una sonrisa así a la gente de cualquier sitio simplemente con ese coche, y dos locas dentro, pues es genial. Es muy curioso porque para nosotras no es nuestro medio de transporte es nuestro compañero de viaje, somos un equipo de tres y eso es indisoluble.

Además el coche se ha portado muy bien, ¿verdad?

AV: Hemos tenido pequeños incidentes como el pomo de la puerta que salió volando. Íbamos por una carretera sin asfaltar, de piedras, cruzando un parque natural en Bulgaria yendo hacia Turquía y nos paramos a hacer un pis, cuando fui a subir al coche no había pomo, ¡había salido volando y nos quedamos sin pomo!

ES: Muy pequeñas cosillas en realidad, y lo curioso es que casi nadie daba un duro por el coche. A nivel de coña los amigos, familia y demás decían que en Perpiñán los llamaríamos para que nos vinieran a buscar. Nadie se cree aún que hayamos llegado tan lejos.

Creéis que habéis inspirado a alguien de vuestro entorno? Habéis cambiado algo a parte de vosotras mismas?

ES: Yo creo que sí. Hay gente que te lo dice más, otras que menos, alguna experiencias concretas de amigos que han decidido, no sé si por nosotras o por temas circunstanciales, pero que gente que también ha dejado sus trabajos y se ha ido a viajar. Yo creo que sí que hemos contribuido de alguna forma a ampliar los horizontes de esa vida pequeña, cotidiana y rutinaria en la que nos enfrascamos todos sin quererlo.

AV: Algunos de mis amigos, por ejemplo, han reducido horas de su trabajo para tener más tiempo para sí mismos, aunque no sea para hacer algo tan radical pero sí para ser conscientes que el tiempo vale mucho más que el dinero.

ES: Nosotras tampoco lo hacíamos para demostrar nada a nadie, en realidad hicimos lo que nos salió de los ovarios hacer porque así lo sentíamos, sin hacer pedagogía o ser ejemplo de nada. Pero si ha sido muy curioso como de nuestro entorno directo y de gente que ha conocido nuestras historia por internet que nos ha escrito cosas preciosas y que nos ha estado siguiendo todo el viaje y que ha sido su válvula de escape. Cuando estaban en el trabajo, aburridos y diciendo qué estoy haciendo aquí, se conectaban al Facebook y veían que estábamos en medio de un parque natural y para ellos es un soplo de aire fresco. Ha sido muy bonito toda la gente que nos ha comentado ese feedback a través de las redes sociales, que es mucha gente y estamos gratamente sorprendidas.

Ahora que habéis iniciado este nuevo estilo de vida, ¿como creéis que evolucionará esta dinámica en la que habéis entrado?

AV: El caso es que nosotras no pensamos en el futuro. Esta filosofía de vida la hemos bautizado como “neonomadismo” y en ningún momento pensamos qué haremos al volver. Es que de momento estamos tan bien que yo, personalmente, no contemplo volver ahora mismo, sobre todo después de haber estado de vuelta por navidad. El choque ha sido muy fuerte, el volver a entrar en contacto con la vida que teníamos antes para mí ha sido muy fuerte y ahora mismo no contemplo volver a eso. Ha sido un revulsivo.

ES: Yo creo que hay una cosa que es cierta, que a la que te pica ese gusano de viajar y de estar por el mundo, esto siempre te corre por dentro. Hemos estado en contacto con algunos blogs y de gente que lleva 15 y 20 años viajando. Es muy difícil decir qué va a pasar, quizás en un año esto se termina. En la vida pasan muchas cosas y cada una tiene sus circunstancias y es muy difícil de prever ahora mismo.

 ¿Cuál es la siguiente etapa?

AV: Calculo que para finales de enero habré cruzado a Irán por la parte del sur-este de Turquía e iré a recoger a Eva en el aeropuerto de Teherán hacia mediados de febrero. La etapa que toca ahora a mí me hace especial ilusión , todo el tema Irán me fascina, todo el cine, la literatura, la cultura y cómo se interpreta el islam en Irán también.

ES: Y el papel de la mujer en la sociedad, hemos estado investigando también sobre corrientes feministas que hay allí y nos gustaría ponernos en contacto con una activista líder de un periódico feminista en Irán que se cerró en abril y nos encantaría poder hablar con ella. Hay que ir con un poco de cuidado porque puede ser peligroso el implicarnos de forma activista ya que está penado por la ley.

AV: En esta próxima etapa me gustaría mucho hacer una labor de información. En Irán la homosexualidad está penada con la muerte, aunque la operación de cambio de sexo es legal porque se considera una enfermedad. Esto hace que muchos gays se cambien de sexo para evitar la pena de muerte y poder estar con sus parejas aunque sea en un  género que no es el suyo o en el que no se sienten identificados. Nosotros queremos dar información, hay mucha censura en los medios y no saben nada de ningún movimiento ni tampoco de la realidad de otros países. Me gustaría poder informarles en general, no solo de estos temas pero de cualquier tema y darles toda la información que podamos tener almacenada en nuestras cabezas.

¿Una última reflexión?

AV: Yo creo que es la mejor decisión de mi vida. Probablemente lo que decía antes, una liberación de decir por fin estoy haciendo lo que realmente quiero hacer. Es algo que hasta ahora no había sentido de esta manera y creo que además la ejecución en concreto del viaje ha sido casi impecable. Poder ir en este coche, que nos da libertad, que nos permite estar en contacto con la naturaleza de esta manera… Creo que es la fórmula perfecta, ha sido impecable hasta el momento. Infinitamente mejor de lo que esperábamos, los miedos que teníamos eran ridículos y absurdos, y los miedos que ahora nos plantea la gente respecto a los países venideros, seguramente serán aún más ridículos.

Y otra cosa que me ha pasado es que yo me levanto cada día con el sol, y me levanto porque quiero levantarme, sin despertador. Es una sensación brutal, me levantaba y no podía evitarlo, ¡quería levantarme! No quería remolonear en la cama, siento que quiero vivir este día tan maravilloso, está saliendo el sol y ahora empieza el día para nosotras y quiero vivirlo.

ES: Yo nunca había tenido la oportunidad de viajar con esta libertad, sin prisas, sin guías, sin saber qué vamos a visitar porque los improvisamos todo y nos documentamos mucho de cada país pero sin el seguir el top ten de cosas que hay que visitar. De hecho, nunca hemos dado media vuelta con el coche y siempre vamos para adelante; tampoco hacemos nunca caso ni a consejos de nadie que haya estado en el país donde nos encontramos, ni a sitios turísticos ni cosas por el estilo porque hemos comprobado que dejándonos guiar por el instinto y dejándonos llevar por las vibraciones del país y con la gente que nos vamos encontrado es cuando surgen las mejores situaciones y con las que más conectamos y de las que más bonito recuerdo tenemos. Y poder viajar de esta forma y al mismo tiempo sin sentirlo como un trabajo, aunque sintiendo que es un objetivo de vida… ¡Hay que probarlo!

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