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Ana, Eva y el Thunderbird: 2femmesen2cv (parte 2)

La entrevista con Ana y Eva fue muy fructífera y tuve que seleccionar lo que me pareció reflejaba el espíritu de la aventura en la que se habían embarcado. No obstante, consideré que lo que me contaron sobre su estancia por la zona de los Balcanes y el contacto que tuvieron con la realidad de los refugiados sirios, merecía mucho más que una simple mención o un par de preguntas.

La realidad de los refugiados sirios que huyen de la guerra es mucho más dura de lo que nos podemos llegar a imaginar, escapan de la destrucción de su país en busca de un futuro mejor y los obstáculos en el camino son duros. Las noticias, los periódicos, las televisiones, todos nos cuentan parte de lo que ocurre en los países que se encuentran desbordados de refugiados que intentan cruzar hacia Europa. Ana Y Eva cuentan la realidad que allí vivieron en el mes de noviembre, justo unos días antes de los atentados de París. También nos hablan sobre la realidad que se vive en la zona de los Balcanes, países que hace dos décadas se encontraban sumidos ellos mismos en una guerra y cuyas consecuencias aún están muy vigentes.

¿En qué sentido habéis pasado miedo hasta el momento durante vuestro viaje?

Eva Serra: Hemos pasado miedo en dos situaciones muy distintas. Una en el campo de refugiados en Presevo, es la situación más dura que hemos vivido en el viaje sin duda y quizá la más dura de nuestras vidas. Lo que vimos ahí es inimaginable… Pasamos miedo en el sentido que éramos conscientes que estábamos en un punto estratégico muy conflictivo. Hay que recordar que fue un enclave muy conflictivo durante la guerra de Serbia, Kósovo y Macedonia. También éramos conscientes que estábamos viviendo un momento histórico con la mayor crisis de refugiados de la historia y viendo como entraban 10.000 personas cada día en ese campo. El lugar era un polvorín, podía pasar cualquier cosa en cualquier momento y nosotras no estábamos preparadas para ello, aunque teníamos muy claro que queríamos vivirlo. Ana de hecho vivió una situación muy tensa cuando los refugiados intentaron entrar al campo y los policías serbios barraron la entrada y estuvieron a punto de volcar la cocina.

Ana Vega: Si, se produjeron varios aplastamientos y hubo un montón de heridos, nosotras tuvimos que hacer el triaje y decidir cuáles de las víctimas de aquella situación merecían la asistencia sanitaria que proporcionaba Médicos Sin Fronteras al otro lado de la barrera. Yo eso no lo definiría como miedo, en el campo de refugiados no sentíamos miedo, si impotencia o frustración…, quizás una de las experiencias más traumáticas que hemos vivido en nuestra vida. Otra persona a lo mejor podría haber sentido miedo porque había momentos de mucha tensión, estaba el ejercito macedonio, la policía serbia, 10.000 refugiados en una situación paupérrima, de emergencia, con dificultades para atender a bebés, a niños, a ancianos, discapacitados….

¿Era un campo permanente?

AV: El caso es que las carpas donde había algo de techo, alimentos y asistencia sanitaria estaba al otro lado de la barrera controlada por el ejército. Los refugiados cuando llegaban tenían que hacer cola para acceder al centro de registro y poder continuar con su periplo. El punto conflictivo era el punto inicial donde estábamos nosotras, además los taxistas serbios de la zona, que estaban compinchados con la policía serbia, se estaban aprovechando de la situación y cobraban 500 euros a familias por trasladarlas con promesas ridículas a un punto donde supuestamente serían atendidos. Les cobraban esos 500 euros y luego los dejaban en medio de un descampado abandonados a su suerte. Nosotras lo que teníamos que hacer era informar en la entrada del campo de esta situación, y de hecho se reportaron algunos casos de violencia o de agresiones de taxistas a voluntarios que estaban dando esa información.

ES: Pero había conflictos en mil sentido y sí, el campo es permanente porque el gobierno de Serbia decidió que para que los refugiados pudieran circular por el país (ahora no sé cómo estará la situación, eso fue a mediados de noviembre y ahora después de los atentados en París y el cierre de algunas fronteras quizá ha cambiado la situación) todos los refugiados debían pasar por el campo para inscribirse. Se les daba un visado de 72 horas para cruzar el país a cualquier otra frontera, sin ese visado y sin haber pasado por el campo no podían cruzar fronteras. Entonces por eso lo que comenta Ana de toda esa acción de voluntariado de dar información a los refugiados que entraban sin haber llegado a las carpas, porque realmente había mucha gente y había que hacer la cola y sistematizar el proceso de registro. Era muy importante esa labor porque en realidad los estaban timando, no solo por el dinero que les hacían perder y por dejarlos en medio de la nada, sino porque no podían cruzar ninguna frontera sin ese visado.

 Y vosotras que estuvisteis ahí, ¿cómo creéis que los medios lo están cubriendo? ¿creéis que es real la visión que nos dan?

AV: Creo que falta mucha información, es probable que otros campos estén en mejores condiciones que en el que estuvimos nosotras pero el impacto fue tan grande que creo que no se está documentando. Esa realidad que vivimos no es en absoluto la que vemos en los medios.

ES: Estuvimos buscando muchísima información los días anteriores para saber donde ir, qué hacer. Nos planificamos toda una ruta a la inversa de la que hacían los refugiados, sabiendo que pasaríamos por Serbia, Macedonia, Grecia y Turquía. Para nada se está informando a ningún nivel, ni a nivel de la ayuda que se está prestando, ni a nivel de la implicación de cada gobierno. Hay gobiernos que tienen medidas más receptivas, otros que menos… También estuvimos en un campo en Macedonia que era absolutamente opuesto a Presevo, pero en el que el gobierno no dejaba entrar a periodistas, ni a refugiados. Era un campo totalmente cerrado

AV: No había libertad de expresión, era totalmente inaccesible, no se podían entrar cámaras, estaba completamente vetado. Tampoco se explica la no labor de muchas ONGs, nos sorprendió muchísimo la falta de organización voluntaria, y la falta de algunas ONGs y organizaciones donde realmente era necesario, que era antes del punto de registro. Las ONGs estaban donde más o menos estaba todo bajo control y la zona más conflictiva era donde estábamos nosotras y no vimos a nadie de ACNUR (la agencia de la ONU para los refugiados), UNICEF o de ninguna organización realmente grande.

No había baños, no había agua potable, la gente hacía sus necesidades en la calle y 10.000 personas llegaban cada día, era una pasada… A nivel medioambiental el impacto es brutal, porque se está generando un montón de basura que nadie recoge. De hecho, en todo el recorrido que hicimos buscando más campos donde ayudar, donde estaba la basura sabíamos que había habido un campo de refugiados, y ahí no hay ni Greenpeace ni ninguna organización que esté tratando de lidiar con esos residuos.

¿Cómo os hicisteis voluntarias independientes?

AV: Llegamos a Miratovac, el punto fronterizo entre Macedonia y Serbia por donde sabíamos que accedían los refugiados. Había un grupo de voluntarios polacos a los que preguntamos qué podíamos hacer para ayudar nosotras y que nos llevaran a algún centro de voluntarios donde pudiéramos dar nuestra aportación. Nos condujeron ellos al centro del campo de refugiados y nos llevaron al centro de voluntarios independientes. Había como una especie de centro independiente coordinado por una chica californiana, bueno coordinado…

ES: Sí, eran un montón de voluntarios independientes y ONGs un poquito allí puestos, intentando manejar la situación.

AV: No era las grandes ONGS, lo que era Médicos Sin Fronteras, Save The Children y ACNUR estaban al otro lado. Esto era como un centro independiente que era donde íbamos a parar. De hecho estos polacos habían cargado furgonetas con comida, agua, mantas, etc. y de forma independiente habían ido a ese campo a hacer lo que pudieran. Entonces, tuvimos la suerte de encontrar a este grupo de voluntarios polacos y en Miratovac, justo en el punto de entrada a Serbia, y desde allí nos trasladaron al campo de refugiados. Gracias a ellos pudimos acceder, nos pusimos los chalecos y ya al final es un poco hablar con la policía y el ejército macedonio y serbio y que te conozcan y tratar con ellos con mucha diplomacia.

ES: Sabe muy mal decirlo, pero siendo blanca y llevando un chaleco te hacían mucho caso. Y otra cosa que tampoco se está explicando yo creo, aparte del perfil un poquito de los refugiados que hay allí, que al final es gente como nosotros, hay mucha gente joven, mucha gente que hablaba perfectamente inglés, muchas familias desde bebés de meses a ancianos… El perfil es gente que en gran parte iba bien vestida, algunos iban preparados con tiendas de campaña, sabiendo el periplo que estaban pasando desde hacia meses.  La mayoría de ellos hablan inglés y pudimos comunicarnos con perfectamente. La respuesta de la mayoría de ellos era de infinito agradecimiento, cuando en realidad nosotras hacíamos lo que podíamos y nos sentimos muy impotentes por todo; nadie a nivel europeo estaba haciendo nada y ellos en todo momento te decían “No te preocupes, no pasa nada, muchas gracias por tu tiempo, ya me espabilaré…”. Recuerdo un señor con una niña de 6-8 meses que nos preguntaba donde comprar leche en polvo porque se le había acabado y llevaban un mes de viaje, desde Siria habían estado en Turquía, habían pasado por Grecia, Macedonia y habían llegado a Serbia con una niña de meses.

AV: Y el problema es que Médicos Sin fronteras y Save The Children se habían quedado sin recursos, no tenían ni leche para bebés. Así que estaban que querían pagar, ¡buscaban una farmacia donde pagar!

¿Cuánto pueden llegar a pagar para poder hacer este periplo y llegar a Europa?

ES: Los que pueden salir en realidad es gente que tiene recursos económicos porque se gastan de 3.000 a 5.000 euros por persona en la familia para poder hacer este viaje,  ir en bote de Turquía a Grecia desde cualquiera de las islas les cuesta más de 1.000 euros en unas condiciones increíbles y después les timan en cualquier sitio. Los autobuses que había en Presevo valía de 35 a 50 euros por persona, indistintamente de si era niño o adulto, y les llevaban por un trayecto de unas 4 o 5 horas, es decir precios desorbitados. Y eso era lo más legal entre comillas, cuando no se subían a los taxis y pagaban 500 euros y los dejaban tirados en medio de la nada. Entonces, los que están pudiendo salir es gente que en realidad tiene dinero para evacuarse del horror, y aun así hay una mafia increíble y hay un montón de dinero negro y de gente que se está enriqueciendo con el dolor de esta gente.

AV: La policía y el ejército está de alguna manera sobornado por los taxistas y todas las personas implicadas en toda esta trama.

ES: Ellos simplemente están ahí para controlar que la cosa no se desmadre, pero ni les va ni les viene, no tienen corazón, no escuchan a nadie…. Estar ahí y ver como te venía una madre con un bebé con una discapacidad evidente medio desmayado, con fiebre y te decía que su hijo necesita atención y los policías no la dejan para ir a Médicos Sin Fronteras. Si llevábamos nosotras a los niños nos dejaban pasar, !y no éramos nadie! Solamente por el color de la piel y por llevar una armilla que decía “voluntario” y eso es todo….

¿Cuántos días estuvisteis allí?

ES: Dos o tres días en ese campo y luego intentamos encontrar otros campos, recuerdo que estuvimos en Kumanovo, en Macedonia, pero no había rastro de refugiados. Intentamos deshacer la ruta que ellos hacían a pie o en tren, de hecho estuvimos con el coche todas las carreteras que iban al lado de la vida del tren, porque hablamos visto alguna documentación gráfica de los refugiados cómo iban andando al lado de las vías del tren y no encontramos más rastro. También piensa que a los dos días que nos marchamos de Presevo hubieron los atentados en París y yo creo que eso fue un cierre de fronteras evidente y desaparecieron los refugiados y no vimos más, ni en Grecia, ni en Turquía.

Da escalofríos pensar que de repente se acabó la gente, ¿qué pasó con ellos?

ES: ¿Donde están…? ¿Dónde los tienen…?

AV: O donde están los que conocimos, si realmente lo han conseguido, donde estarán… O les habrán deportado… También sucede que llegan a su supuesto destino y no los aceptan y los deportan de vuelta.

ES: otra cosa muy dramática que tampoco se trata, y de lo que ellos se quejan mucho, es de la falta de información. Ellos no saben nada de nada, nos preguntaban a nosotras: “¿Pero dónde vamos a ir?, ¿a Suiza?, ¿a Alemania?, ¿dónde podemos ir?”. Claro, nosotras no podíamos decir nada, y ellos no tienen ningún sitio al que acudir. De hecho, nosotras estuvimos haciendo una búsqueda muy intensiva por internet de recursos para que ellos se pudieran informar, pero no hay nada, ninguna ONG explica nada a nadie. Algunas ONGs que actúan de forma independiente y algunos gobiernos que actúan de forma independiente, pero en realidad no hay nada coordinado.

Vosotras hacíais el recorrido a la inversa, dejando atrás lo que ellos buscan…

ES: ¡Y lo fácil que nos resultó!

AV: Cruzamos la frontera de Macedonia con Serbia en un minuto y ellos estaban durante días esperando sin un techo, en condiciones infrahumanas a poder pasar de un lado al otro, ¿que es lo que lo hace diferentes a nosotras? Porque nosotras tenemos el privilegio de ser blancas, cristianas, españolas, europeas, con pasaporte europeo y poder cruzar fronteras sin ninguna problema… Era indignante.

ES: Además sin tener necesidad, simplemente por placer, por querer viajar y querer descubrir, y esta gente que está huyendo de una guerra, que está huyendo de un París diario, les estaban cerrando las puertas…

¿Cómo os sentisteis ante esta situación?

ES: Muy tristes y muy impotentes y muy poco europeas y muy desencantadas con muchas cosas que te venden como el ideal de la Unión Europea y las no fronteras… Y no solo en el campo de refugiados, estuvimos en Bosnia, viviendo muy de cerca la historia reciente del país, que estuvo en guerra hace 20 años, estuvimos en Srebrenica, donde se mataron 8.000 musulmanes hace 20 años y este año pasado 2015 se cumplían 20 años en julio y nadie habló de ello. Europa no hizo nada durante la guerra de Bosnia

AV: Apenas ha habido un reconocimiento de ese genocidio. Los campos siguen minados, hay miles de minas antipersona repartidas por todo el país. Nadie está haciendo nada al respecto, así que ¿cómo podemos sentirnos orgullosas de Europa después de todo lo que hemos visto en este trayecto hasta Turquía? Es imposible pensar en Europa como un lugar del que te sientes orgulloso de pertenecer.

¿No lo reconocéis como la parte de Europa que vosotras creíais que era en realidad?

AV: Para nada, la discriminación racial, religiosa, la ignorancia…

ES: …y sobretodo la ignorancia. Cómo se puede ignorar que Bosnia, un país que estuvo tres años en guerra, que tuvo un genocidio como el de Srebrenica hace solamente 20 años… Y nadie hizo nada, y nadie recuerda nada, y algunos de los responsables aun están libre, y otros tienen unos tratos preferentes en las cárceles y a mi me resulta increíble… ¡En el 95 acabó la guerra!

Entonces, ¿cuanto más al este ibais, más os desencantabais con esta realidad?

ES: Sí, y más conectábamos con la gente, fue muy curioso. Conectar con los italianos por ejemplo es muy fácil, es muy divertido, nos lo pasamos genial, nos encantó estar en Italia, pero es una cultura muy parecida a la nuestra. Fue muy curioso experimentar y creo que eso fue algo que aprendimos y que no nos esperábamos. Cuanto más conocíamos los Balcanes y toda su historia -la conocimos en profundidad estando allí-, más conectamos con esos países y más conectamos con la gente de allí.

AV: Creo que cuanto más humilde era la gente, más acogedora, más interesada, más amable… Todo el mundo nos decía, tened cuidado porque en Kosovo es muy peligroso porque es un país pobre por el conflicto con Serbia. La verdad es que las mejores personas que hemos encontrado han sido precisamente en las zonas de mayor conflicto o de mayor pobreza y de exclusión social en toda Europa, incomparable con Francia o Italia, absolutamente nada que ver

ES: Increíble, yo creo que no nos lo pensábamos de acabar tan enamoradísimas de los Balcanes.

¿Volveréis alguna día?

ES: Si si, yo volvería a vivir. Me veo viviendo en Sarajevo y Pristina, ¡me encantó! Esa gente ha sufrido mucho y se ha sentido muy menospreciada e ignorada y son muy humildes y muy abiertos de corazón. Te quieren acoger sin nada a cambio… No tenían nada que dar y en realidad nos los dieron todo por no se qué, yo creo que por ser dos chicas, creo que simpáticas, en un coche divertido y ya está.

 

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