Una década después de la catástrofe marítima del ‘Prestige’, en noviembre de 2002, ha comenzado el juicio con tres acusados en el banquillo en el recinto ferial ExpoCoruña, con la lectura de los hechos y las peticiones de penas.
La proposición de prueba y las cuestiones previas de las partes personadas centraran, desde este martes y hasta el 23 de octubre, las primeras sesiones del juicio.
Así, no será hasta el 13 de noviembre –coincidiendo con la conmemoración de los diez años de la catástrofe– cuando se inicie la declaración de los acusados, cuatro en total, aunque uno de ellos, el primer oficial, Irineo Maloto, de origen filipino que está en paradero desconocido y declarado en rebeldía.
En el banquillo de los acusados, se sientan el capitán del ‘Prestige’, Apostolos Mangouras; el jefe de máquinas Nikolaos Argyropoulos y el exdirector general de la Marina Mercante José Luis López Sors, único alto cargo del entonces Gobierno imputado por estos hechos.
Todos ellos han comparecido finalmente a la vista oral pese a las incertidumbres surgidas sobre si el capitán, de 76 años, acudiría o no al juicio, en el que están acreditados 40 medios y unos 200 periodistas.
Para ellos, se piden penas que oscilan entre los cuatro y los doce años de prisión como reclama la Fiscalía para el capitán del ‘Prestige’.
Las defensas solicitan la absolución, aunque en el caso del capitán señala que solo se le podría imponer penas pecunarias. A estas penas, se suman las reclamaciones económicas que podrían elevarse a más de 4.000 millones de euros.
La mayor catástrofe ecológica de España
A 28 millas del cabo de Finisterre, el ‘Prestige’, un petrolero monocasco de Liberia, que operaba bajo bandera de Bahamas se hundió cargado con 77.033 toneladas de fuel. Se dirigía a Gibraltar procedente de San Petersburgo (Rusia). El barco no pasaba ninguna revisión desde 1999.
El fuerte temporal azotó fuertemente el casco del ‘Prestige’ de tal manera que provocó una fisura en uno de los tanques. Desde el Ministerio de Fomento, cuyo titular entonces era Francisco Álvarez Cascos, se ordenó alejar el petrolero de las costas gallegas, rumbo a Cabo Verde.
Pero seis días después, el 19 de noviembre de 2002, el ‘Prestige’ se partío en dos y se hundío a 246 kilómetros de Fisterra (A Coruña). Antes del accidente, Salvamento Marítimo rescató a los 27 tripulantes de la embarcación.
Un día después, la «marea negra» llegó a las primeras playas gallegas. Pero el vertido del fuel del buque terminaría anegando kilómetros de costas españolas en el Atlántico y en el Cantábrico, llegando incluso a las de Francia y Portugal.
Pero a las costas gallegas no solo llegó el petróleo. También comienzaron a llegar voluntarios de toda España para colaborar en las tareas de limpieza de chapapote en las playas contaminadas, apoyados por militares.
Según las cifras oficiales, se vertieron un total de 63.000 toneladas de petróleo, por lo que fue calificada como la mayor catástrofe ecológica sufrida hasta entonces en España. La fauna marina y las aves sufrieron las consecuencias del vertido y el sector pesquero se vio resentido y obligado a paralizar sus actividades.