Cuando trabajamos para sobrevivir y sobrevivimos para trabajar
Esclavizamos nuestro tiempo para ganar un sueldo que no nos aporta ni la mitad del beneficio del que damos para conseguirlo.
Esclavizamos nuestro tiempo para ganar un sueldo que no nos aporta ni la mitad del beneficio del que damos para conseguirlo.
Hace unas semanas me topé con un post en Facebook que, tanto a los internautas que lo leyeron como a mí, hizo cuestionar el significado de la palabra éxito.
Espero que mis palabras no suenen arrogantes, pero no te preguntes si existe una fórmula secreta para el amor, porque no la hay.
Renunciar a aquello que quieres por conseguir algo que aún no tienes es el precio que muchos billetes hoy en día ofrecen y debemos pagar.
Materializar esta lista de peticiones y anhelos se puede convertir en una utopía, pidiéndolos tanto en enero como en diciembre.
Todo lo que conlleva celebrar este acontecimiento nos enciende esa chispa que saca lo mejor de cada uno.
Las madres. Nuestras progenitoras. Las mujeres que siempre permanecen en un segundo plano detrás del escenario alentando al personaje principal.
Dicen que nadie es profeta en su tierra, mucho menos en tierra ajena donde eres un novato. Un novato que lo ve todo color de rosa, hasta que se torna oscuro
A todos nos ha pesado en algún momento nuestro pasado, nuestros recuerdos, que llevamos como lastre en una mochila y necesitan ser soltados antes o después.