En la imagen, la sede social de Caja Navarra en Zaragoza.El líder de los SIP españoles pretende internacionalizar su capital con la incursión de flujo económico proveniente inversores extranjeros
El conglomerado de cajas de ahorros españolas denominado Banca Cívica se cuela en el corazón del Reino Unido de la mano de su presidente ejecutivo, Enrique Goñi, y su director general, Roberto Rey. Hace tan sólo unos días que la entidad financiera se ha reunido en Londres con inversores de los bancos más importantes del mundo. Los objetivos principales de este encuentro han sido la presentación del potencial de Banca Cívica como ente sólido y solvente dentro del marco económico español y la captación de nuevos socios de rango internacional.
Captación que, por supuesto, no resulta nada fácil. Mucho menos para las cajas de ahorros españolas, rodeadas desde principios de 2010 por un clima de inestabilidad financiera y jurídica. Sin duda, el sistema bancario español se encuentra inmerso en la mayor reestructuración de su historia. El azote de la crisis económica así lo ha querido. La gran mayoría de las cajas de ahorros están buscando la manera de sobrevivir debido a la falta de inversores y el incremento de la morosidad de sus clientes. Ante tan negro panorama, la bancarización y las fusiones se han están convirtiendo en las dos vías de escape para seguir siendo rentables dentro de un mercado cada vez más competitivo.
Caja Cívica ha optado por la segunda de las opciones: la fusión. La unión de Caja Navarra, Caja Canarias, Caja de Burgos y, la reciente incorporación de la andaluza Cajasol, convierten a Caja Cívica en el primer Sistema Institucional de Protección (SIP) que se materializa en el Estado español. Durante las reuniones mantenidas en Londres, los ejecutivos de Banca Cívica han explicado a los posibles inversores la nueva estructura de la entidad así como el alcance económico de la fusión. Con la integración de Cajasol, el SIP Banca Cívica se convierte en la décima entidad financiera de España (6ª posición en el ranking de cajas con 78.000 millones en activos). Además la nueva caja presume de poseer elevadas sinergias entre las respectivas cajas integrantes, debido la similar organización y tamaño de éstas.
Un nuevo concepto de Caja
Uno de los rasgos que diferencia a un banco de una caja de ahorros es que ésta última cumple una obra social. En otras palabras, revierte parte de sus ganancias en proyectos humanitarios de diversa índole. Banca Cívica ha querido destacar este punto delante de los posibles inversores y ha arrastrado hasta Londres lo que ellos denominan un modelo de negocio «innovador» que se convierte en «el mejor exponente de un banco de cajas de ahorro, al ser el proyecto más avanzado del sector». Para los ejecutivos de Banca Cívica, lo que hace importante a este SIP, a parte de la dimensión financiera, es la importancia que el propio cliente tiene dentro de él.
La transparencia, dicen, es la mayor de sus bazas. Por ejemplo, el cliente puede conocer en todo momento cuál es el beneficio que la caja obtiene a partir del dinero que ellos han depositado en las arcas de la entidad. Además, Banca Cívica pretende fomentar la participación del cliente dentro de las obras sociales. Para ello, han creado un foro participativo mediante el que los clientes eligen la obra social que les resulta más relevante y sobre la que quieren invertir su dinero.
Parece que la iniciativa ha sido tomada con entusiasmo en Londres. Además, el SIP cuenta con la colaboración del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), cuyo objetivo es gestionar los procesos de reestructuración de las entidades de crédito. Dicho organismo desembolsará un total de 977 millones de euros en forma de préstamo, que irán destinados a asumir el coste de cierres de oficinas, prejubilaciones y compensación por la morosidad que vienen sufriendo las cuatro cajas que comprenden el conglomerado. Caja Cívica ha hecho su trabajo, ahora sólo queda esperar las reacciones de los inversores para saber si la reunión londinense da los frutos deseados y se convierte en fuente de solvencia para las ahogadas cajas españolas.