La muestra organizada en la Barbican Art Gallery reúne más de 400 piezas procedentes de los archivos de la Bauhaus y de numerosos museos del mundo. Se trata de la mayor aproximación en los últimos 40 años que Londres dedica a un movimiento vanguardista identificado con la utopía, la linealidad y la estética de lo funcional. Un espacio ideado por los reputados arquitectos Kevin Carmody y Andrew Groarke expone ejemplos de los distintos campos en los que influyó un movimiento asociado habitualmente a la arquitectura y al diseño, aunque abarcó otras muchas áreas como la fotografía, los textiles, la cerámica o los diseños de vestuario. La muestra rinde homenaje a los grandes maestros de la Bauhaus como Josef Albers, Marianne Brandt, Marcel Breuer, Walter Gropius, Hannes, Meyer, Ludwig Mies van der Rohe, László Moholy-Nagy o Oskar Schlemmer y a algunos de sus alumnos más célebres como Anni Albers, T. Lux Feininger, Kurt Kranz, Xanti Schawinsky o Alma Siedhoff-Buscher. El visitante también puede apreciar las múltiples ramificaciones del movimiento y su influencia en corrientes artísticas como el expresionismo o el dadaísmo, con Wassily Kandinsky y Paul Klee como sus máximos exponentes.
La Bauhaus fue fundada en 1919 por el arquitecto Walter Gropius que fusionó las Escuelas de Arte y de Arte y Oficios de las que era director. El germen de las ideas que preconiza Gropius está en el intento de superación alemán del desarrollo técnico y cultural que se da en Reino Unido desde mediados del siglo XIX, como consecuencia del nacimiento en este país de la Revolución Industrial. Ambas escuelas aparecen en Alemania como una respuesta a esta hegemonía inglesa y a raíz del periodo de 6 años en el que Hermann Muthesius pasó como «observador» del modelo inglés. Como resultado, en la década de 1890 y hasta la Primera Guerra Mundial, Alemania supera a Inglaterra como nación industrializada.
La Bauhaus fue la escuela de arte más moderna de su tiempo, constituyó una nueva forma de pensar y cambió el futuro de la industria. Existió durante 14 años pero lejos de ser olvidada, dejó una profunda huella. Las ideas de Gropius y su grupo fueron difundidas en un manifiesto distribuido por toda Alemania que aclaraba el programa y la meta de la nueva escuela: artistas y artesanos debían trabajar juntos para vislumbrar un nuevo futuro. La construcción se convirtió en una actividad social, simbólica e intelectual y reconcilió los oficios, uniéndolos como trabajo en común y acercando los artistas al pueblo. Estas ideas se aplicaron en los talleres de la escuela, donde alumnos y profesores trabajaban de forma conjunta. Ahí se experimentaba con tejidos, metales, muebles, fotografías, diseños escenográficos, pinturas, esculturas y arquitectura. Esto desembocó en diseños funcionales y eficientes, ideados para mejorar la calidad de vida del ciudadano medio.
Figuras del mundo entero se unieron a esta institución que orientó el pensamiento de toda una generación de arquitectos, diseñadores y artistas hacia la creación de obras con utilidad social, producidas en serie. Con este planteamiento, la Bauhaus resaltó un concepto esencial: reducir el tiempo, espacio y esfuerzo requeridos para el trabajo doméstico.
La Bauhaus fue la escuela
de arte más moderna de su
tiempo, constituyó una nueva
forma de pensar y cambió el
futuro de la industria
El nacimiento de las clases sociales y del mercado en su acepción moderna generó la necesidad de ofertar productos que pudieran ser adquiridos por cualquier persona, evitando así que circularan solamente en una clase social o élite reducida. La demanda de más y mejores bienes impulsó y obligó a los talleres de arte y de mano de obra a convertirse en diseñadores industriales. Debido a los problemas sociales y económicos del momento, se trataba de crear productos que fueran funcionales y atractivos a la vez, manteniendo bajos los costos de producción. Para esto se empezó a producir con materiales comunes y baratos como el metal, vidrio, cristal y madera entre otros. Se creía que las formas y colores básicos representaban un precio industrialmente más económico, por lo que las formas de círculo, cuadrado y triángulo se tomaron como punto de partida.
No fue hasta 1919, a partir de la fundación de la Bauhaus, que se identificaría la producción estética con la producción industrial. Sus tendencias fundamentales supusieron la ruptura de lo tradicional con los estilos preestablecidos, el predominio de la función sobre la forma, así como la estrecha relación entre la arquitectura y el diseño y las ciencias aplicadas. Por primera vez se investigaba de manera conjunta las artes aplicadas con la adecuación de la vivienda o los espacios públicos a los recursos y necesidades humanas.
Los postulados socialistas de Gropius, devenidos a posiciones aún más izquierdistas por parte de sus seguidores, no pudieron más que chocar con las ideas nacional-socialistas de la Alemania del momento que clausuró la Escuela, dirigida en su última etapa por Mies van der Rohe. Sin embargo, la semilla había sido plantada y marcó de forma definitiva el desarrollo de la cultura occidental.