La galería londinense Stair Sainty redescubre a Federico Beltrán-Masses, el pintor español de la era del jazz con la retrospectiva Blue Nights And Libertine Legends
Federico Beltrán Masses, español nacido en Cuba, disfrutó en vida de una fama que lo abandonó misteriosamente tras morir en 1949. Sus creaciones presentían el optimismo de la era del jazz y a la vez abrían una puerta a la mitología y al espectáculo. Fue uno de esos nombres mayúsculos y escurridizos en la nebulosa del star system. Su arte le otorgó gloria en su tiempo. Ahora Londres se la devuelve con Noches azules y leyendas libertinas, título que la exclusiva y elitista galería Stair Sainty ha dado para rememorar a este artista desconocido para el gran público.
Durante los años 20 fue el pintor de moda. Su estilo aunaba la herencia de los grandes pintores españoles con la belleza onírica del modernismo y el Art Deco de la época. Londres le reclamaba en el 29 y le rememora actualmente con la obra de la polémica: su Salomé. Stair Sainty Gallery evoca a ese pintor audaz, de estilo alegórico que llevaba asociado el escándalo en su trabajo a través de sus paisajes oscuros, verdes y azulados, cuerpos iluminados por una luz que parecía surgir de la piel y personajes que asumían roles exóticos y románticos.
Escándalo y libertinaje
Rescatando el lienzo de la discordia, la galería evoca el monumental escándalo que provocó en los años 30. Aunque Salomé (1918) ya había sido expuesto en Venecia, el lienzo más polémico del artista escandalizó a los ingleses. Le acusaron de pintar a una mujer desnuda «en una postura que ni el menor de los artistas hubiera intentado ilustrar».
Vituperada como «el desnudo más atrevido jamás pintado», Salomé no se exponía en Inglaterra desde 1938 debido a esta mala reputación. Ahora, sin embargo, la élite intelectual y económica inglesa del siglo XXI lo enaltece de nuevo como «el genio del erotismo«.
El retratista de Hollywood
Discípulo de Caba y Sorolla, huyó de una España que le tachaba de inmoral y le censuraba constantemente. Buscando aceptación a su reputación de artista provocador, Massés fijó su residencia en París convirtiéndose, en 1916, en el director de la Sociedad Nacional de Bellas Artes. Llegó así su gran explosión. Tras triunfar espectacularmente en la Bienal de Venecia de 1920, le siguió su despegue como retratista de fama internacional. La aristocracia le reclamaba. Comenzó a recibir encargos del Papa Pío XII y los reyes Alfonso XIII de España y Jorge VI de Inglaterra, el Sha de Persia o los marajás de Kapurtala. Precedido por su popularidad viajó a Estados Unidos en 1925. Allí una aristocracia muy diferente le requería: las estrellas de Hollywood.
Se hizo gran amigo del actor y sex symbol Rodolfo Valentino a quien retrató rodeado de mujeres en El sueño de Don Juan. Otros iconos de la época como Charles Chaplin, Gloria Swanson, Joan Crawford o Douglas Fairbanks Jr. también cayeron en el influjo del erotismo azulado de su arte. Siguió codeándose con los millonarios de la época y llegó a retratar a personajes como Randolph Hears, Forbes, Rothchild o los Peugeot.