La cirugía de cataratas va mucho más allá que reemplazar el cristalino. La única solución para tratar la pérdida de transparencia del cristalino es la operación de cataratas. En esta, se sustituye la lente natural del ojo por una lente intraocular artificial que permite al paciente volver a ver nítido.
Este es el fin de la cirugía de cataratas, la más practicada en oftalmología y que sigue avanzando año tras año para hacerla menos invasiva.
Beneficios de la cirugía de cataratas
La utilización de micro instrumentos quirúrgicos, láseres de última generación y sistemas inteligentes de guiado por imagen, permite lograr una gran precisión, reduciendo hasta menos de 1’5 mm la incisión para sustituir el cristalino, y garantiza una mayor seguridad en los resultados de la operación de cataratas.
Todo ello, ha permitido generar grandes avances en el ámbito de la cirugía refractiva de cataratas, facilitando una recuperación más rápida a los que se han sometido a una.
¿Qué pacientes son los mejores candidatos para una cirugía de cataratas?
El perfil de paciente que podría someterse a una operación de cirugía de cataratas es por norma general el de una persona mayor de 45 años, con la visión algo nublada, con dificultad para ver por las noches o la necesidad de luz para poder leer.
La persona que padece estos síntomas será probablemente candidata a someterse a una cirugía de cataratas. De todas formas, lo más recomendable es acudir a la consulta del cirujano oftalmólogo para ver si la operación está indicada y qué procedimiento sería el mejor en nuestro caso.
Recuperación de cirugía de cataratas
La operación de cataratas es muy rápida (suele durar unos 20 minutos) y normalmente se realiza en la propia clínica oftalmológica con anestesia local o tópica (gotas) y sin necesidad de suturas en el ojo, debido al pequeño tamaño de las incisiones. Al tratarse de un procedimiento ambulatorio, se suele volver a casa el mismo día de la cirugía.
Rápidamente se aprecia la mejoría en la visión y a las 24 horas se pueden retomar las actividades habituales, con ciertas precauciones detalladas por el oftalmólogo. Asimismo, es importante cumplir con el tratamiento postoperatorio pautado y acudir a las revisiones de control indicadas.
Riesgos y complicaciones
Cualquier cirugía conlleva unos riesgos por mínimos que sean. En el caso de la cirugía de cataratas, estos riesgos se reducen al mínimo, ya que la gran mayoría de pacientes experimentan una mejora en la visión y están satisfechos con los resultados.
Con todo, existen algunas complicaciones que conviene conocer:
– Desprendimiento de retina. Algo muy poco habitual, tan solo se ha detectado en un 0.93 % de los casos.
– Endoftalmitis (infección grave). Un riesgo que podría conllevar dolor ocular intenso, enrojecimiento de ojos y pérdida de visión.
– Edema macular cistoide, que puede derivar en la formación de quistes
Como conclusión, una cirugía de cataratas es una operación que en más del noventa por ciento de los casos resulta satisfactoria, no requiere hospitalización y sus resultados son muy buenos en cuanto a la mejoría inmediata de nuestra visión.