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‘Brexit’: el melodrama europeo de David Cameron

El primer ministro británico, David Cameron, recomendará a los británicos votar a favor de la permanencia en la Unión Europea, tras conseguir un acuerdo que da a su país un “estatus especial” dentro del bloque. La noche del pasado viernes, tras unas duras negociaciones no carentes de cierto dramatismo, los jefes de Estado y Gobierno de los países de la Unión Europea aprobaron un paquete de concesiones a Reino Unido para reajustar el encaje del país en la unión y evitar su salida del bloque.

Las principales concesiones incluyen un mayor control por parte de las autoridades británicas sobre la política de inmigración, garantías de no discriminación hacia el sector financiero británico y la libra esterlina y un reconocimiento, al menos tácito, de que la soberanía británica no se verá afectada por cualquier proceso de integración federal que pueda iniciarse en el seno de la Unión Europea. Así mismo, con un cariz más simbólico, el acuerdo incluye el reconocimiento singular de Reino Unido y una apuesta por lograr una mayor agilidad administrativa dentro la unión.

El fin del acuerdo, profundizar en la excepcionalidad británica

El Reino Unido disfruta de una situación particular en Europa desde que se sumase al proyecto europeo ( de la mano de un primer ministro conservador) Aparentemente, David Cameron no quiere exactamente abandonar el  proyecto de la UE, sino jugar la carta de la salida para profundizar en la excepcionalidad británica valiéndose del referéndum. ¿En qué consiste el acuerdo? En varios puntos que tendrán que aprobar el resto de socios europeos, gobiernos y parlamento.

  1. Cobertura social condicionada para los europeos emigrados a Reino Unido

Que los ciudadanos de otros países de la Unión Europea no pudieran solicitar prestaciones sociales (benefits) en el Reino Unido hasta cuatro años después de su llegada al país británico. Esta restricción se aplicará a los nuevos trabajadores comunitarios que llegan al país, y no a los que ya están en territorio comunitario.

La Unión Europea  también autoriza a Cameron recortar las ayudas a los hijos de los trabajadores europeos si los niños no residen en Reino Unido. Los europeos que ya reciben ayudas por hijos se beneficiarán de un periodo transitorio de cuatro años, hasta 2020. En adelante, todas las solicitudes serán estudiadas caso por caso, analizando especialmente las condiciones del país de origen.

Además, Reino Unido podrá activar de inmediato tras el referéndum un “freno de emergencia”, que le permitirá regular el flujo inmigratorio en situaciones de crisis. Londres podrá mantener el “freno de emergencia” un máximo de siete años, hasta 2023.

  1. Blindar la libra esterlina y al sector financiero británico

Cameron quiere que se reconozcan otras divisas en el seno de la Unión Europea (libras, coronas etc.) como divisa comunitaria, además del reconocimiento expreso de la no obligación de los países no-euro de participar en rescates como el griego o el portugués. Un punto menos conflictivo: de facto, Reino Unido no se ha involucrado en ningún rescate.

Igualmente el acuerdo incluye  una cláusula de salvaguarda que Londres podrá invocar cuando se considere perjudicada por alguna decisión de la eurozona en materia de regulación financiera o unión bancaria. El ejecutivo británico podrá exigir que la cuestión se aborde al máximo nivel político de jefes de Estado y de Gobierno. Esta cláusula se puede invocar unilateralmente, es decir, Reino Unido no necesita aliados para defender los intereses de su sector financiero. Varios de los socios europeos cuestionan que esta medida va encaminada  a proteger al sector financiero británico otorgándole una ventaja competitiva.

  1. Mejorar el funcionamiento de la Unión Europea y el Mercado Común

Relacionado con el punto anterior, resulta de vital importancia para Cameron conseguir que la burocracia europea se vuelva más eficiente y ofrecer más facilidades a la libre circulación de capital, bienes y servicios. Es una cláusula que los socios europeos pueden asumir sin demasiados miramientos, y cuya aplicación gradual puede ser más laxa y a largo plazo.

  1. No más Europa

Cameron quería evitar de forma expresa el compromiso obligado de todos los socios de la unión a avanzar en la integración política y federal del proyecto europeo. Cameron aspira a deshacer el nexo y dejar la puerta abierta a futuras negativas británicas a mayores esfuerzos federales e integradores. En este sentido, los líderes europeos han asumido el compromiso de incluir este “estatus especial” del Reino Unido en los Tratados de la Unión Europea en el momento de su próxima reforma, sea cuando sea.

  1. Autodestrucción del acuerdo

Finalmente, a petición de Bélgica, el acuerdo incorpora una “cláusula de autodestrucción”. Si el resultado del referéndum es que Reino Unido deja la Unión Europea, este paquete de concesiones “dejará de existir”.

Un peligroso precedente

La polémica inherente al acuerdo no se basa tanto en  el contenido del mismo, en gran medida simbólico. El punto de tensión es el precedente que se crea con este acuerdo. La Unión Europea, como organización internacional, es el resultado de acuerdos y concesiones de las partes que la conforman. Este acuerdo consistió en un actor, el Reino Unido, exigiendo una negociación en la que los únicos puntos a tratar eran una lista de demandas de David Cameron y el único objetivo, conseguir cuantas más mejor.

En definitiva, un actor ha impuesto su agenda a los 27 actores restantes sin ofrecer ningún incentivo a cambio. Como ilustra de manera magnífica Marc Champion en su columna semanal, David Cameron se ha puesto una pistola a sí mismo en la cabeza y ha pedido a los socios europeos que hagan ‘algo’ para que no se pegue un tiro en la sien.

Este precedente ofrece un ejemplo que fácilmente pueden seguir otros actores de la Unión Europea, en especial gobiernos populistas euroescépticos: convocar un referéndum sobre la permanencia en la Unión Europea y exigir una lista de concesiones a cambio de intentar ganar el referéndum para permanecer en la unión.

No todo el pescado está vendido. Diversas fuerzas políticas, en Europa y Reino Unido, censuran el estatus diferenciado que Cameron aspira a obtener de forma legalmente vinculante. Su oposición no es baladí, ya que para la aprobación del tratado se requiere el visto bueno del Parlamento Europeo.

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