Falta poco más de un mes para que los británicos decidan sobre su permanencia o salida de la Unión Europea. Toda Gran Bretaña se ha polarizado. Desde el primer ministro al pueblo, desde las grandes multinacionales a las pymes.
BREXIT or BREMAIN?
El porcentaje con respecto a la intención de voto está muy igualado, por lo que hacer cualquier pronóstico o cábala, más que aventurarse, es en vano. Al igual que en Cataluña, aunque se empeñasen los defensores de la independencia en asegurarlo, la nueva situación dejaría al territorio secesionado en un limbo jurídico donde sería imposible predecir el rumbo venidero. Por esta razón, pesan de tal manera para tomar partido los impulsos, los rencores, las pasiones, decidiendo desde las vísceras, y nunca -o en muy pocos casos- desde un punto meditado y reflexivo. Miedo o vehemencia. Reparo o ardor. Brexit (Britain exit) or Bremain (Britain remain). El país se escinde, y entre los dos bandos queda todo un conglomerado de ideologías y creencias en suspenso, desconociendo qué será lo que les perjudique o favorezca.
Motivos para el Brexit. Motivos para el Bremain
Pese a que la inclusión de las Islas no ha sido nunca completa en el régimen continental (tenemos, por ejemplo, el caso de la moneda, donde la City de Londres se opuso tajantemente porque de adaptar el euro perdería parte de su preponderancia como centro financiero), ya desde finales de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill, adelantándose a la CECA de Robert Schuman (primer proyecto de integración europea de la historia contemporánea), propuso la creación de unos Estados Unidos de Europa.
Aunque con altibajos, las voces rupturistas siempre han estado presentes. Sin embargo, en estos últimos años han cobrado tal magnitud que han conseguido arrastrar a todo un país tras de sí. Dos, principalmente, son las lanzas que esgrimen los pro-brexit:
- La primera, que viene de lejos, es la contribución británica al presupuesto de la Unión (a pesar de que han conseguido que esta disminuya, devolviéndoseles parte de su aporte).
- La segunda (tras de este verano, de efervescente actualidad), la política migratoria. En plena crisis de refugiados, un país tan receloso de sus fronteras internas como es Gran Bretaña, dio un no rotundo al reparto que se proponía desde Bruselas para acoger a los expulsados sirios (reparto que tampoco es que desde Europa haya gozado de gran ímpetu, todo hay que decirlo, solo poniendo interés y apremio en la acogida de casos de relumbrón, como el del padre que fue zancadilleado por una periodista mientras corría con su hijo: Política de foto).
En contra de ello están los valores de solidaridad y apoyo, el auxilio entre pueblos del que este vídeo es buen ejemplo, y que con su muestra, se emociona y enorgullece el mundo.
https://www.youtube.com/watch?v=UxidhJp11jQ
También es cierto que, tras esta atmósfera utópica, pueden aparecer (como aparecieron esta Nochevieja en algunas ciudades alemanas, donde la policía se vio desbordada ante una oleada de violaciones que no supo controlar) los primeros conflictos, consecuencia del choque de distintas culturas y modos de pensamiento. La única vía, por tanto, es (y siempre será) la adaptación, la confraternidad, la tolerancia de la que precisamente Reino Unido, y en particular esta ciudad, Londres, es arquetipo.