Hubo un época en la que la comida española era una total desconocida para cualquier extranjero. De la noche a la mañana, con el boom que supuso el turismo español y después con la aparición hollywodiense de nuestros cocineros (la mayoría vascos y catalanes), la gastronomía española se convirtió en el centro de todas las miradas. O mejor dicho en el centro de todos los paladares.
Después llegó la internacionalización de nuestra cocina que, ojo, no fue nada fácil. Ya en 2013 Ferran Adrià me dijo, con más o menos tino, que en los próximos años «habría miles de restaurantes españoles por todo el mundo”… Yo no lo tenía tan claro como Adrià, gurú de la cocina molecular y que, para serles sincero, me defraudó bastante en las distancias cortas. Todo lo contrario que otro de los cocineros más grandes de España, Juan Mari Arzak. El cocinero vasco se desmarcó de la opinión de Adrià con otra reflexión bastante más realista. «Todo esto es muy complicado, porque el cocinero viaja pero la cocina no. No tiene nada que ver nuestro restaurante Ametsa de Londres con el Arzak de San Sebastián. Cada cosa tiene su sitio y, sobre todo, la cocina vasca. Nosotros no hemos exportado antes porque la cocina española no es muy exportable, un arroz hecho en el mediterráneo o hecho aquí es distinto, solo por el agua. Todo está en los climas, en las tierras».
¿Se puede exportar el concepto de gastronomía española?
Y luego claro, aunque soy más de la opinión del sabio de Arzak, llega Quique Dacosta y te planta un local faraónico en Mayfair y empieza a hacer las mismas paellas que se hacen en su restaurante de Dénia. ¿En qué quedamos? ¿Se puede o no se puede exportar la gastronomía española? El cocinero extremeño -y alicantino de adopción- utiliza en la capital británica el mismo caldo -o fondo, para los puristas- que usa en España. Pero se coloca, también muy sabiamente, en un punto intermedio entre Adrià y Arzak: «Si los ingleses no tienen arroz, azafrán o pimentón de la Vera, lo vamos a traer de España. Pero si tienen cigalas yo no las voy a traer de Dénia porque aquí hay. Y si hay un cerdo maravilloso, no lo voy a traer de Extremadura. Estoy en Reino Unido y quiero cocinar también con una conciencia local, con una conciencia sostenible».
Y aquí es donde quería llegar yo porque llevo un rato muy largo hablando de otros cuando lo que se trata es hablar de una marca, ligada a una mujer que debería tener un monumento a la altura de José Andrés en USA. Hablamos de Monika Linton y de Brindisa. Porque volviendo a lo que decía Dacosta ¿quién lleva más de 30 años, importando al Reino Unido, el mejor pimentón de la vera o las mejores anchoas del cantábrico? Pues de todo producto español que escasea en Gran Bretaña, de todo eso que los ingleses no tienen, se encarga Brindisa. Que fue la primera y sigue siendo la número uno. Y es que Linton ha hecho posible que los mejores productos de España estén disponibles para el gran público inglés.
Brindisa is the ‘Number One’
Brindisa es famosa por la tienda que tiene situada en el Borough Market. Da gusto pasear por el mercado más famoso de Londres y toparte de repente con una lugar que huele a pimentón de la vera y a jamón de bellota. En Brindisa Market cortan el jamón a mano y lo envasan cuidadosamente al gusto del cliente. Y aunque los precios de sus productos son altos -acordes al nivel de vida de la capital británica- su excelente calidad hacen de este sitio un lugar de peregrinación para los londinenses enamorados de España.
Pero si de tapeo y vinos va la cosa, la oferta de sus restaurantes no se queda corta. Y es que tras 30 años en el mercado británico, Brindisa no solo es una distribuidora especializada en traer productos de España. Cuenta ya con seis restaurantes que son toda una institución en la capital británica. Desde el Soho hasta South Kensington pasando por Borough Market, si lo que te apetece es tomarte una copita de jerez con unas tapas de escándalo, Brindisa es probablemente, el mejor sitio para disfrutarlos. Si te gusta el rollo hipster y estás de paso por la zona de Brick lane, también tienes el Brindisa Shoreditch, ideal para tomar un buen brunch inglés -perdón español- mañanero. ¿Que prefieres salir del centro y disfrutar de unas buenas vistas? Te puedes pasar por los Brindisa de Richmond y Battersea Power Station para disfrutar de un festín español junto al río Támesis.
Brindisa Soho, y sus navajas
Tuve la suerte de acudir con mi amigo Manuel Cebrián -considerado como el mejor embajador de México en Reino Unido y sibarita empedernido- al Tapas Brindisa del Soho. Aunque nos ofrecieron la posibilidad de ir al de Battersea Power Station, preferimos ir al Soho por aquello de rememorar viejos tiempos, después dos años y pico de la dichosa pandemia. Empezamos con uno de mis aperitivos favoritos, las famosas gildas. Picantes, sabrosas y chorreantes.
El mejor comienzo para una velada especial que estuvo marcada por la increíble hospitalidad de todo el personal de Brindisa, especialmente de Denise (¡Muchas gracias Denise, eres un cielo!). Después llegaron todos los clásicos de Brindisa: las croquetas de jamón ibérico, los espectaculares huevos rotos, las gambas al ajillo y hasta un increíble arroz negro que, por mucho que me empeñe en casa, no me sale como a los chefs de Brindisa. De diez. Si tuviera que destacar algo por encima del resto le pondría un highlight a las navajas. Impresionantes.
Y es que si de algo sabe y mucho Brindisa es de importar los mejores productos españoles y eso, en la mesa, se nota mucho. Mientras algunos restaurantes españoles de Londres se empeñan en hacer cocina española low cost, Brindisa utiliza los mismos productos que vende a los mayoristas británicos. Es decir, los mejores productos de España van a parar, directos y sin rechistar, a sus restaurantes de Londres. Así que no hay fallo que valga.
La mejor promoción de la marca España
Poco me queda decir más que darle las gracias Monika. Por un lado, por el enorme logro de haber conseguido lo que no ha hecho la mayoría del resto: apostar por el mejor producto en sus restaurantes. Y por otro, por su labor educativa. Porque, ¿cómo le explicas tú a un inglés que el jamón se come con grasa? Claaaaro, ahora saltarán los enteradillos diciendo: «Pero es que eso es de cajón, macho. El jamón se come con grasita, ¡con lo rica que está!…» Sí, sí… Pues ahora vas y lo cascas. Y le explicas tú al inglés, machacado con esa leyenda urbana de que la comida inglesa es una mierda... que el jamón se come así, con grasita. Y déjame que te aporte un dato: el jamón que más se come en Great Britain es el de Parma, precisamente porque no tiene grasa.
Pues Brindisa se ha encargado de sacar los jamones a la calle, en el Borough Market, para cortarlo a mano y explicarle a los ingleses face to face que esa grasa infiltrada viene de los garbeos que se dan los cerdos ibéricos por los campos de Extremadura, y que a cada pasito que dan se cascan una bellota. Esa labor de divulgación, de marketing gastronómico, es quizá la parte más importante y Brindisa ha sabido lograrlo gracias al buen hacer de una mujer, Monika Linton, que un día se enamoró de nuestro país y que hoy difunde la marca España como lo hacen muy pocos.