La Photographer’s Gallery abre de nuevo sus puertas con una programación comprometida
Tras casi dos años cerrada por las reformas del edificio, la Photographer’s Gallery ha abierto sus puertas con un renovado espacio que duplica la anterior superficie expositiva, convirtiéndola así en la principal organización de Londres dedicada a la cultura visual. Los arquitectos irlandenses O’Donnell y Tuomey han sido los encargados de transformar la sede original, un edificio victoriano de ladrillo rojo, al que han añadido dos nuevos pisos y rediseñado su fachada principal. El resultado es una intervención claramente diferenciada de la original, determinada por el revestimiento exterior de muro negro que da al nuevo edificio un elegante aspecto minimalista. Con un presupuesto de 9,2 millones de libras, el nuevo espacio ofrece entre sus novedades el Eranda Studio, una planta completa dedicada al desarrollo de programas educativos, talleres y eventos, así como un archivo referido a todas las muestras y actividades realizadas en la galería desde sus inicios en 1971.
Otro aspecto destacable es la inclusión de un nuevo programa digital, respondiendo así a las nuevas tendencias que plantea cuestiones referentes al cambio de estatus y circulación de la fotografía en la cultura digital de hoy en día. La estrella de este programa es The Wall, una pantalla digital de grandes dimensiones integrada en el muro de entrada de la planta baja, que presentará una selección cambiante de proyectos, hechos tanto por creadores profesionales o curadores invitados, como por el público.
La deuda del progreso
Para la reinauguración de la galería, el artista escogido ha sido el renombrado creador canadiense Edward Burtynsky (Ontario, 1955). Sus fotografías más famosas son vistas de paisajes alterados por la industria: desechos de minas, canteras o montones de chatarra. En esta ocasión, el artista ha viajado internacionalmente para hacer la crónica de la producción, distribución y uso del combustible más importante de nuestro tiempo, el petróleo. La serie Oil mostrada en la Photographer’ Gallery es una continuación de su proyecto petrolero al que ha dedicado una década de trabajo y que para esta ocasión cuenta con imágenes recientes, como las que documentan el desastroso derrame de crudo frente a las costas de Méjico.
La exposición muestra treinta imágenes de gran formato que repasa el ciclo completo de la manifactura del oro negro y las consecuencias de su utilización: desde su extracción y refinado, pasando por su utilización en la cultura del motor, hasta el final del proceso, mostrando desolados paisajes de campos petrolíferos abandonadas tras su explotación o los restos desguazados de los barcos transportadores. La impresionante belleza de sus imágenes entra continuamente en conflicto con los espacios que muestra de los paisajes y las sociedades en peligro. Burtynsky nos ofrece una contemplación del mundo a través de esta fuente de energía vital y los efectos acumulativos de la evolución industrial en los paisajes globales. Tal es el caso de las extensas superficies horadadas de la reserva petrolífera de Alberta en Canadá, donde se ensayan continuamente nuevos métodos extractivos y que dan testimonio de cómo las grandes corporaciones explotan sin piedad los recursos naturales. Sus imágenes son una metáfora de la eterna contradicción entre el hombre y su relación con la naturaleza: transformándola para mantener y mejorar nuestro nivel de vida y al mismo tiempo causando con ello un inevitable y gran deterioro. Asimismo reflexiona sobre la evolución urbana moderna, fruto de revolución industrial y el triunfo del capitalismo, por medio de sus retratos de ciudades hormiguero y laberinto de comunicaciones.
En su recorrido por los temas que denuncia, el autor combina esplendorosas puesta de sol con paisajes desgarrados y brutales. Tal es el caso de Chittagong en Bangladesh, donde a lo largo del año cientos de grandes barcos, muchos de ellos petroleros obsoletos, buscan un lugar donde poder ser desguazados.
Este litoral, que cuenta con algunas de las playas más bellas del mundo, se ha convertido en el mayor punto de desguace de barcos del planeta. Allí lo barcos son alineados esperando ser despiezados por hombres y niños que trabajan las 24 horas sin apenas herramientas y por salarios que causan estupor en occidente. Uno de los asuntos que provoca mayor alarma social son los materiales de los que están hechos algunos de estos barcos ya que muchos de ellos contienen toneladas de sustancias contaminantes, muy perjudiciales para la salud o el medio ambiente. A pesar de la continuas protestas ecologistas, esta industria sigue a día de hoy proliferando sin control alguno sobre su impacto en el ecosistema o en la prevención de riesgos laborales que afecta directamente a miles de trabajadores.
La exposición nos invita a reflexionar – como señala Boaventura de Sousa – que las grandes promesas de la modernidad aún están por ser cumplidas, o que su cumplimiento ha terminado por precipitar efectos perversos. La promesa de la igualdad resulta ser un caso elocuente. Los países capitalistas desarrollados – que abrigan al 21% de la población mundial – controlan el 78% de la producción de bienes y servicios, y consumen el 75% de toda la energía generada. En contraste, los trabajadores de los sectores energéticos y metalúrgicos en el Tercer Mundo ganan en una proporción veinte veces menor. En cuanto a la promesa de la dominación de la naturaleza, Sousa destaca asimismo que se ha producido de manera perversa, al destruir la naturaleza misma y generar distintas crisis ecológicas. Tal es el caso del derrame en el Golfo de Méjico plasmado por Burtynsky en sus elocuentes fotografías.
En suma una fotografía de compromiso político que debería bastar, no solo para hacernos cuestionar la naturaleza y la condición moral de nuestra sociedad, sino también para emprender una búsqueda de alternativas y respuestas a tales planteamientos.
Burtynsky: Oil
The Photographer’s Gallery
Hasta el 1 de Julio de 2012
16 – 18 Ramillies Street,
London W1F 7LW
Entrada Libre