A lo largo de la historia, el cine y la fotografía aparecen ligados inevitablemente. Del mismo modo, estas artes se han fusionado en la vida del fotógrafo británico Richard Dunkley. Siendo un adolescente, Dunkley experimentó el espíritu y la pasión de los españoles, el carácter indomable del flamenco y nuestra cultura. Impactado por la fuerza de la Barcelona de los años 60 y tras una carrera de éxito en el mundo de la fotografía, ahora sus horizontes se centran en la escritura de guiones y la creación de documentales con España y españoles como protagonistas.
Has sido un exitoso fotógrafo comercial durante más de 14 años en Nueva York, ¿Por qué volviste a tus orígenes y empezaste a hacer cine?
Cuando comencé a estudiar en The London Film School no escribía lo bastante bien para ser un escritor como Hemingway o Kerouac pero sentí que podía lograr algo similar con la cámara. Cuando terminé mis estudios realicé un corto sobre Paco Peña y otro de jazz. De repente apareció ante mi puerta un montón de trabajo fotográfico sobre música: una semana con una gran estrella de rock, otra semana haciendo portadas importantes en Nueva York y me centré en lo comercial.
Con tu bagaje profesional, el paso siguiente en tu carrera sería introducirte en el cine como director de fotografía. Sin embargo, te has decantado por ser guionista.
Nunca he estado interesado en eso porque considero que es un arte demasiado similar a la fotografía. Ahora quiero narrar historias. Tuve una idea para un guión que titulé Barrio Chino, basado en mis recuerdos de Barcelona. Estuve leyendo grandes autores españoles como Carmen Laforet, Juan Marsé, Juan Goytisolo, autores que escribieron sobre la pos guerra española, la vida después de Franco y sus peligros especialmente en Barcelona.
¿Qué tipo de film es Barrio Chino?
Es un Noir thriller, con toques políticos. El protagonista es un ingenuo chico inglés que va a España a finales de los 50 porque quiere ser escritor. Por diversión escribe un periódico secreto para su novela, todo ficción, sobre la familia de su novia española que tienen problemas políticos. Aunque son fantasías, los grises lo interceptan creyendo que es verdad y le suceden cosas terribles. El guión fue elegido por una agencia de desarrollo de la Unión Europea y el año pasado fui a Gerona a desarrollarlo bajo la dirección del Ministerio de Cultura de Cataluña.
¿Cuál ha sido tu inspiración para este guión?
El fotógrafo español Joan Colom con El Raval, y el genial fotógrafo de Barcelona Catala-Roca. Ellos añadían al extraño mundo de Barcelona secretismo y misterio, lo que hacía la historia más compleja e interesante. Cuando la gente oye que estás haciendo una historia de los 50 creen que es sobre el great fun de la época, pero fue un periodo totalmente oscuro, casi negro. Y así lo retrato. Barcelona fue un centro de drogas, prostitución y gangsters mientras que los extranjeros iban buscando diversión. Había policía secreta por todas partes y la situación política del momento tiene lugar cuando Franco firmó su mayor número de sentencias de muerte.
Cuéntanos más sobre la historia y los personajes…
El escenario tiene dos personajes masculinos importantes, uno americano y uno inglés y dos mujeres españolas. Busco a una total desconocida para el papel protagonista femenino, busco a la nueva Penélope Cruz. Y para el personaje de 40 cualquiera de las chicas Almodóvar me valdrían.
¿Qué es lo más difícil de este proceso?
Increíblemente lo más difícil en el mundo del cine es encontrar financiación así que sigo inmerso en la búsqueda de posibles inversores. Una coproducción entre España e Inglaterra sería lo ideal pero como el rodaje de películas puede llevar años, mientras tanto filmo documentales y continuo con mis exhibiciones de fotografía.
En estos momentos ruedas en Londres un documental sobre la bailaora María Vega. ¿Cómo surgió este proyecto?
A través de El Ibérico conocí a María Vega y nos hicimos grandes amigos al compartir una similar pasión y respeto por el flamenco. Decidimos hacer un documental sobre su vida en Inglaterra y el proceso de internacionalización de las Artes que permite a una bailaora española asentarse en Londres, enseñar su «duende» y crear una compañía. Queremos hacer algo innovador basándonos exclusivamente en el proceso creativo.
¿Quién ha sido tu numen?
La fotógrafa Colita con su libro Luces y sombras del Flamenco, donde retrató a Carmen Amaya en Los Tarantos, entre otros. Ahí se representa a la perfección la pasión y el enfoque visual que quiero conseguir. Pero mi héroe siempre fue Picasso.
Por lo que veo España está bajo tu piel en muchos de tus proyectos…
Probablemente España me salvó de una vida en una oficina, me salvó de una existencia monótona y rutinaria. En los 60 pasé bastante tiempo en Barcelona y quedé impactado por lo que vi y las historias que la gente me contaba. Era un lugar todavía bajo una terrible dictadura pero culturalmente muy excitante. En esa época aún no tenía ninguna cámara de fotos pero descubrí que cuando volviera a casa tendría que pasar el resto de mi vida con cámaras de fotos, retratando aquella belleza inusual. Así que para mí España es inspiración y alma.