Para sus defensores es una herramienta que aporta transparencia y ayuda a los consumidores ante la opacidad propia de las grandes corporaciones. Para sus detractores, un instrumento innecesario que ahonda la brecha en una sociedad cada vez más dividida en términos políticos. Pero para la mayoría, no pasa de una nueva aplicación que será poco más que un pasatiempo.
En un mundo donde ya existen aplicaciones para saber si las sandias están en su punto exacto de maduración o para evitar chocar con la gente cuando caminas por la calle, ha llegado BuyPartisan, una app que revela la contribución económica que una determinada empresa ha realizado a un partido político.
Con una base de datos cuya información ha sido aportada por la Fundación Sunlight, el Centro de Responsabilidad Política y el Instituto de fondos públicos en política, la citada aplicación permite, con tan sólo escanear el código de barras de un producto, conocer a qué partido político la empresa fabricante del artículo ha financiado así como el porcentaje de la aportación en cuestión. La aplicación, disponible en exclusiva para productos destinados a la venta en el país norteamericano, informa de la contribución realizada al partido Republicano, al Demócrata así como a otros partidos. Además, se esquematiza la contribución que tanto directivos como empleados han formalizado a dichos grupos políticos.
En el caso de algunas empresas, la cuota realizada está claramente inclinada a un concreto grupo político. La empresa fabricante de un producto de uso cotidiano como los populares bolígrafos BIC destina casi el 80% de sus aportaciones al partido Demócrata, mientras que en el mismo ámbito la compañía creadora de los bolígrafos Uniball destina 95 centavos de cada dólar a financiar al partido Republicano. En la mayoría de casos, las empresas financian a ambos grupos políticos, siendo la contribución a alguno de los grupos políticos tan sólo sensiblemente mayor que al otro. De este modo podemos ver cómo Coca cola contribuye en mayor medida con el partido del elefante, mientras que la multinacional Starbucks se decanta por el partido del burro. No obstante, también se producen sorpresas, como la de la compañía Quínoa Corporation, creadora de productos orgánicos y sin gluten cuya contribución es, de forma casi inesperada, casi en exclusiva al partido Republicano.
¿Una aplicación similar en otros países?
Por el momento, simplemente imposible. En Estados Unidos, sobre todo a partir de la década de los 60, las donaciones corporativas han ido ganado importancia hasta convertirse en imprescindibles para el funcionamiento del sistema político. El sistema de financiación es mucho más trasparente y existe mucha más tolerancia hacía esta forma de aportaciones. Fuera del país americano, la mayoría de países financian a sus partidos a través de subvenciones públicas, complementándose su presupuesto con las cuotas de afiliación u otros aportes voluntarios. Australia tiene un modelo de financiación similar al americano, ya que los partidos políticos son costeados en su mayor parte por empresas privadas, si bien a pesar de ello dichas corporaciones prefieren mantener dichas contribuciones de forma anónima.
En otros países como Holanda, la mayor fuente de recepción de fondos son las contribuciones realizadas por los afiliados a sus respectivos partidos.
En el caso de España, las subvenciones públicas totalizan casi el 70% de los ingresos anuales de los grupos políticos, que en estos momentos ronda los 60 millones de euros y cuya distribución se hace conforme a los resultados electorales. En el caso del Reino Unido existen varias actas y leyes para evitar que los partidos políticos se vuelvan excesivamente dependientes de grandes corporaciones, y la cantidad aportada a los tres grandes partidos procedente del ámbito privado ronda los 10 millones de libras anuales, si bien esta cantidad se dispara en los meses previos a las elecciones.