Hacer cine es posible si tu pasión es lo suficientemente poderosa. Ese es el leif motiv de The Peddler (El ambulante), el cautivador e inspirador documental de los directores argentinos Lucas Marcheggiano, Eduardo de la Serna y Adriana Yurcovich cuyo reclamo y principal acierto es su protagonista, el autodidacta director Daniel Burmeister. Al influjo de su quijotesco «realizador artesanal», El ambulante, premiada, entre otros festivales, en la última edición del Bafici, donde ganó el Premio del Público, pone el género «cine dentro del cine» bajo una lupa artesanal.
El inspirador documental argentino El ambulante, ganador de el Premio que otorga el Público a la mejor película argentina en los BAFICI 2010, hace su debut en DVD
Armado con uno de sus muchos y reusados guiones, una cámara, un destartalado coche y grandes dosis de entusiasmo y carisma conocemos a Burmeister cuando llega a un remoto pueblecito argentino y propone a las autoridades de cada municipio realizar un largometraje de ficción en treinta días, a cambio de comida y alojamiento. Los actores, los vecinos. Con la oferta aceptada, la creación del film llega a convertirse en el evento más importante del lugar durante un mes, un testamento de cómo el arte dibuja y une a una comunidad.
Nada por el estilo les había ocurrido nunca a estos humildes trabajadores del campo, ni les ocurrirá nuevamente. Porque, de pronto, se verán envueltos por la pasión creadora y el optimismo a toda prueba de este extraño recién llegado, quien es capaz de hacer de director, cámara, maquillador, editor y actor de reparto con la misma alegría que construye decorados o arregla un féretro a medida.
Su pasión y entusiasmo es contagioso y asimismo es maravilloso ver la alegría en la cara de los aldeanos los cuales están recibiendo oportunidades que nunca hubieran soñado con llegar a tener. Obviamente, la película que él produce «Matemos al tío«, comedia negra con prestamista odioso, deudores en fuga y muertos vivientes no es una obra maestra, ni tiene que serlo. Su cine es artesanal y la línea argumental es sencilla y básica. Pero ese no es el objetivo: el proceso es más importante que el resultado. Ver a un pueblo juntarse para el estreno de la película y descubrir sus reacciones llenas de gozo es un momento que cautiva.
Con el constante repiqueo de «¿no te animas a hacer un papelito en la película?», pateándose cada una de las casas de la ciudad en busca de actores y ayudas, el protagonista es feliz con su manera de crear arte porque como bien dice «Cada película es el retrato del alma de un pueblo»
Como en los comienzos del cine, este pionero involuntario hace del rodaje un jolgorio y una aventura y el trió de directores De la Serna-Marcheggiano-Yurcovich filma sus andanzas con limpieza, concisión y un montaje elíptico y preciso. Asimismo y en otro nivel, este DVD es un evocativo retrato de la vida rural argentina, donde el tiempo parece que se detiene, los espacios son vastos y se descubren sueños ocultos.
Siguen siendo curiosos y acertados los esfuerzos combinados de los tres directores para mantenerse a la altura del protagonista y seguir con sus cámaras cada uno de sus movimientos, las reflexiones de su vida, los recuerdos de su pasado y su extraordinaria habilidad para resolver una multitud de contratiempos en el set de rodaje. El documental captura maravillosamente el calor y la naturaleza de Burmeister y como el pueblo le lleva en el corazón. Bajo la filosofía «do it yourself«- hazlo por ti mismo- este fumador empedernido y orondo soñador resuelve cada una de las complicaciones que estresarían a cualquier director de Hollywood hasta el punto de la depresión con una sonrisa y actitud dignas de admiración.
Incontenible, perpetuamente molesto, pesado y al mismo tiempo maravillosamente humilde, Burmeister es un todoterreno. Ya lo dice el alcalde de Benjamin Gould, donde se desarrolla la acción de su último rodaje: «le tenemos confianza, confiamos en él porque él es un aventurero y lo lleva en el alma. Él tiene 1001 problemas y encuentra 1001 soluciones».
Lejos de entramadas argucias, complejas producciones y burocracias llenas de papeleos, «El ambulante» demuestra que eres tú el que pones el límite, que quien quiere puede: hacer cine y hacer soñar a un pueblo entero. Nada es imposible.