No tiene nada que envidiarle a Oxford. Aunque un poco más pequeña y menos habitada, Cambridge compite en igualdad de condiciones para atraer a los mejores estudiantes y a una gran cantidad de turistas. Como en el caso de su rival, ha ganado su fama gracias en parte a su Universidad, la segunda de habla inglesa más antigua y una de las más prestigiosas del mundo. Para viajar hasta Cambridge desde Londres lo más recomendable es coger el tren desde King’s Cross y recorrer unos 45 minutos de trayecto. En autobús, el viaje puede llegar a durar unas dos horas. Con un día es más que suficiente para visitar los principales atractivos del casco antiguo. Un paseo relajado a pie es lo mejor aunque recomendamos andar con mucho ojo al cruzar las calles para evitar ser atropellado por una bicicleta, el transporte preferido por los universitarios. Ya con un primer vistazo, uno se queda prendado con la belleza arquitectónica de esta ciudad que respira historia por los cuatro costados. Se dice que la Universidad de Cambridge fue fundada en torno al año 1209 por académicos que huyeron de Oxford, tras una reyerta con agentes de dicha población. El rey Enrique III de Inglaterra les concedió el monopolio de la enseñanza en aquel lugar en 1231.
King’s College
En la actualidad hay 31 colleges repartidos por Cambridge y los principales están ubicados en la avenida King’s Parade. Entre ellos, destaca el King’s College, especialmente por su capilla y por ser el edificio más grande, además de uno de los más hermosos de la ciudad. En el altar de este templo, que es de estilo gótico y tiene unas vidrieras espectaculares, podemos contemplar una pintura de Rubens «La adoración de los Magos». El coro de la capilla, formado por estudiantes, es muy famoso. Canta durante los oficios la mayoría de los días del curso y sus actuaciones han sido emitidas por la BBC el día de Nochebuena durante muchos años.
Otro de los colleges que vale la pena conocer es el Trinity, donde, entre otros personajes ilustres, estudió el Príncipe Carlos, Lord Byron e Isaac Newton. Para recuerdo de los visitantes, en el patio de este recinto universitario hay un manzano como aquel que, dice la leyenda, inspiró a Newton a crear la Ley sobre la gravitación universal. Precisamente con el asesoramiento de este prestigioso científico se hizo el Mathematical Bridge, un puente construido sin tornillos ni clavos que está muy cerca del Queen’s College y que también merece una visita.
La regata
Antes de admirar otras curiosidades que alberga la ciudad, podemos pararnos a comer en cualquiera de los numerosos restaurantes de cocina internacional que tiene Cambridge. Un buen plato de carne asada puede ser una elección muy recomendable en este caso. Y para no perder las buenas costumbres seguro que a más de uno le tentará echarse una siesta en el confortable césped de los numerosos espacios verdes de los campus universitarios. Una idea muy recomendable es esta época calurosa del año es dar un paseo en barca por el río Cam. Normalmente los mismos estudiantes hacen de barqueros en sus ratos libres para sacarse un dinero extra. Si tenéis suerte y os toca un barquero divertido, os tendrá bien entretenidos contando anécdotas universitarias y la historia de los edificios y construcciones que iréis descubriendo en el recorrido fluvial como, por ejemplo, el bonito Puente de los Suspiros, una réplica del de Venecia. Hablando de ríos, como es bien sabido, el remo es un deporte muy popular por estas tierras. Cada año en el mes de abril se disputa la famosa regata que enfrenta a las dos ciudades universitarias inglesas por excelencia. Esta competición nació en 1829 cuando el Saint John’s College, en Cambridge, retó a Oxford.
El Grasshopper Clock
Uno de los patios medievales más bellos de la ciudad está en el Corpus Christi College. Allí descubriremos otro de los pequeños tesoros que guarda Cambridge: el Grasshopper Clock, un impresionante reloj con una esfera de oro de 24 kilates cuyo mecanismo tiene la forma de un saltamontes. El científico Stephen Hawking fue el encargado de inaugurar y presentar en septiembre de 2008 este reloj, que costó nada más y nada menos que un millón de libras esterlinas.
Entre los museos más populares de Cambridge, está el Sedgwick Museum, el más antiguo de la Universidad, dedicado a las ciencias terrestres, y el museo Fitzwilliam, que posee una amplia colección de arqueología y también pinturas y esculturas europeas de la época renacentista y del siglo XIX. Además, la ciudad cuenta con un jardín botánico con más de 8.000 especies vegetales distintas.
Los amantes de la lectura no pueden olvidarse de visitar la Cambridge University Press Bookshop, la librería más antigua de Inglaterra, donde se venden libros desde 1581. Y si además de irnos de compras nos apetece ir de copas lo mejor es acercarse a las zonas de Sidney Street y The Corn Exchange, ahí podréis encontrar los pubs más populares de la localidad.
Para poner punto y final a la excursión lo mejor es ir a la Plaza del Mercado para ver la Great St Mary’s Church desde cuya torre, construida en 1608, podremos disfrutar de unas inmejorables vistas y despedirnos de esta ciudad inolvidable.