El 12 de agosto de 1911, nacía Fortino Mario Alfonso Moreno Reyes; en otras palabras, Cantinflas. A casi todos nos suena este nombre, casi todos tenemos algún recuerdo de infancia sentados en el salón de casa con padres o tíos y casi todos recordamos que se partían de risa con los trabalenguas del «peladito». Sin embargo Cantinflas no fue solo un peladito actor de circo y teatro que se quedó en la comedia mexicana.
De todos los que hemos visto y querido a este personaje, muchos estaríamos sorprendidos de saber qué tan importante fue no sólo para México, sino para el mundo entero. Hoy, cuando se cumplen 99 años de su nacimiento, nada como un homenaje a este genio de la comedia. Y qué mejor homenaje que empezar a conocerlo y saber quién fue y, sobre todo, quién es Cantinflas.
Prepárense para conocer a un personaje increíble. Señoras y señores, quedan invitados al cumpleaños. Les presento a Mario Moreno Cantinflas. No es un secreto que Mario Moreno nació en el seno de una familia humilde en la Ciudad de México. Sus peripecias para salir adelante en la situación de pobreza, le dieron la chispa y la picaresca de las que luego se nutriría su famoso personaje. Mario pasó por ser boxeador, torero, soldado y casi inmigrante ilegal en los Estados Unidos, hasta llegar a dedicarse al circo y al teatro. Cuenta la leyenda que su pánico escénico lo llevaban a tartamudear y soltar ristras de palabras sin sentido. ¿Nos suena de algo? Tanto es que sí, que en 1992 la Real Academia de la Lengua Española añadió a su diccionario el término cantinflear para referirse precisamente a «Hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada.» Gracias a su carrera en el circo y el teatro, en 1936 debutó en el cine con No te engañes corazón. En 1940, tras pasar por muchas peliculitas, el personaje de Cantinflas ya había madurado lo suficiente como para nacer como estrella.
Ahí está el detalle fue un éxito total en Latinoamérica y fue reconocida como una de las diez películas más grandes del país charro. Por cierto que esa frase de «ahí esta el detalle» se convertiría en su gag de cajón para el resto de su carrera. ¿Y saben quién dijo que Cantinflas era el mejor comediante del mundo? Ni más ni menos que el grandísimo Charlie Chaplin. Juntos llegaron a producir algunos títulos. Cantinflas no nació para quedarse sólo en las pantallas. Mario Moreno era un acérrimo luchador por los derechos de los más desprotegidos, especialmente los niños, y sus obras de caridad lo llevaron al nivel de héroe en México. Moreno sirvió como presidente de la ANDA (Asociación Nacional de Actores) y fue el primer secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC). Además se hizo miembro de la masonería mexicana. Si visitamos la logia madre de la masonería en Holborn – la cual tiene un museo y una biblioteca abiertos al público – podríamos descubrir a nuestro entrañable personaje entre los documentos e historia de tan imponente institución. Bien valdría la pena una tarde de pesquisa en la ciudad.
Un personaje así estaba destinado a tocar cada rincón de la realidad posible. Las décadas 40 y 50 fueron las mejores para Cantinflas: firmó contratos con Columbia Pictures, se metió de frente en la política de su país y rodó La vuelta al mundo en 80 días, que lo llevó a Hollywood y le brindó un Globo de Oro en la décimocuarta edición de los premios. Cantinflas compartió podio ese día nada más y nada menos que con Kirk Douglas, Deborah Kerr, Ingrid Bergman, James Dean y Paul Newman, entre otros, llevándose curiosamente los premios a mejor película dramática y mejor actor de comedia. Una cantinflada.
Su época en el país que una vez le negó la entrada, lo llevó a tener en sus películas a personajes como Frank Sinatra, David Niven o Judy Garland. Pero su influencia y alboroto no se quedaron aquí tampoco. Famoso es su caso con el archiconocido pintor mexicano Diego Rivera cuando éste pintó un mural – censurado y tildado de blasfemia – del actor con la Virgen de Guadalupe. Sus sonadas críticas contra las clases nobiliaria y política a través de sus «inocentes» cantinfladas, hicieron que fuera visto como el personaje Groucho Marx, el que con sus habilidades lingüísticas ataca a los ricos, los poderosos, la policía y el gobierno. Además, sus películas El Circo y Si yo fuera diputado no andan muy lejos de las líneas de El Gran Dictador de Chaplin.
El estilo cantinflas va más allá para asociarse también con el Movimiento Chicano de los 60 y 70 que reivindicaba los derechos civiles en Estados Unidos. Su estrella puede ser encontrada en el Paseo de la Fama de Hollywood y el premio anual Mario Moreno Cantinflas se creó para galardonar a los actores que usan su poder en pro de los más desfavorecidos. Es una lástima que el papel y el espacio de imprenta sean limitados y se me acaben… En el tintero se quedan sus historias con los gobiernos del mundo, su relación con el desarrollo cultural e intelectual de México, su complejo personaje dentro de la realidad latinoamericana, sus historias con un gran número de personajes claves de la historia universal, sus litigios con la Ley, su cáncer de pulmón o la película sobre su vida que será estrenada para su centenario cumpleaños, con el actor Óscar Jaenada en el papel del cómico.
Ni Cantinflas ni Mario Moreno son personajes breves o sencillos de analizar o llegar a conocer. Mientras que lo más fácil es quedarse en la superficie de la carcajada incontenible o el entrañable recuerdo de su semblante, su biografía nos presenta un caso extremadamente variopinto e importante para el cine y Latinoamérica. Quizás el periodista Salvador Novo haya sido capaz de definir en pocas palabras una pequeña parte de su realidad: «En entregar a la saludable carcajada del pueblo la esencia demagógica de su vacuo confusionismo, estriba el mérito y se asegura la gloria de este hijo cazurro de la ciudad ladina y burlona de México, que es Cantinflas«. En fin, éste es Cantinflas señoras y caballeros. Ahí se lo he presentado para que ustedes hagan el tiempo de conocerlo. Ha sido, sin duda, todo un placer.