Para Carlos Saura ver una hermosa película es uno de los mayores placeres de su vida. En este momento se encuentra en Londres con motivo de la reposición de Cría Cuervos, en el British Film Institute (BFI Southbank), como parte del ciclo Good Morning Freedom que trae este mes de Junio algunas de las películas clave del cine español posteriores a la muerte de Franco.
Ser honesto, para Carlos, es hacer lo que a uno le gusta. Disfrutar cada paso del camino le ha ayudado a seguir adelante sin importarle muchas veces la opinión de crítica y amigos. «¿Estás seguro de que quieres utilizar esta canción (Por qué te vas, de Jeanette) en la película, Carlos?», le preguntó preocupado su productor y amigo Elías Querejeta en varias ocasiones mientras preparaban Cría Cuervos…
Testarudo, como buen aragonés, estaba seguro de que encontraría a un público para sus películas. Un público como él, curioso, libre y amante incansable de la belleza. Y así lo hizo. Ahora con más de 40 títulos a sus espaldas y amplio prestigio internacional habla con nosotros del futuro y se ríe recordando como Por qué te vas ¡fue número uno hasta en Corea!
Empezó con el mundo de la fotografía, de allí pasó al documental y finalmente al cine. ¿Cómo fue el proceso?
A mí me gustaba la fotografía y por ello pasé al documental que aportaba el movimiento. Pero nunca pensé en hacer ficción. Fue mi hermano Antonio quien me dijo: «¿Por qué no te apuntas a la escuela de cine?». Y así lo hice.
Sé que dibuja muy a menudo, ha escrito un par de libros y es amante de la música, ¿Se puede decir que el cine reúne todas sus pasiones?
Exactamente, la música, la fotografía, la pintura, la literatura… El cine tiene esa cosa tan fantástica que es el movimiento de la imagen, el poder contar una historia que fluye en el espacio y en el tiempo, cosa que la fotografía no puede, o si puede lo hace de manera fragmentada, pero en el cine hay una continuidad muy musical…
Al final con usted siempre se acaba hablando de música…
Es verdad, además otra cosa que me gusta mucho es la ópera, bueno y el teatro en general, por la importancia en la interpretación y escenografía… Sabrás que he dirigido la ópera de Carmen 5 veces… Además, con más de 40 películas a mis espaldas, muchas de ellas musicales… Vamos, que conozco bastante bien el medio.
En numerosas ocasiones ha contado con actores no profesionales, como en la película Deprisa Deprisa (ganadora del Oso de Oro de Berlín), en la que incluso utilizó delincuentes reales, ¿Qué le aporta a usted rodar con ese tipo de actores?
A un actor no profesional le puedes pedir que haga lo que haga en la vida y eso, con un poco de paciencia y si consigues que te coja confianza, se puede conseguir con relativa facilidad. Pero a un actor profesional no le puedes pedir eso porque entonces se revela. Ellos te preguntan dime lo que tengo que hacer y lo hago. Es más fácil trabajar con un actor profesional, pero si lo que quieres es un carácter documental entonces el valor que te aporta alguien que ha vivido una determinada situación es incalculable.
Un detalle continuo y muy característico en sus películas, es que el propio actor es el que pone el disco, el que enciende la radio y la música empieza a sonar. ¿Es eso una reivindicación en contra de la música como relleno?
Es que la música en el cine se usa muy mal en general, no solo en España, en el resto del mundo. Yo detesto comedias americanas de los años 40 y 50 que son preciosas pero que la música es un horror. La música no hace más que subrayar lo que hacen los actores. En la actualidad es algo parecido pero a base de tambores y de exagerada intensidad en el sonido… Esa obsesión de rellenar los puntos muertos con la música como si eso resolviera todo es espantosa.
También le he oído decir que no cree en los críticos…
A mí los críticos nunca me han interesado demasiado, y a veces han sido muy malos conmigo, otras veces han sido muy buenos. Pero si digo que no creo, es porque ha habido personas que dijeron de Cría Cuervos, por ejemplo, que era un horror, que donde iba con esa película y después de ganar el premio del jurado en el festival de Cannes dijeron que menuda obra de arte, así que ya me contarás. Yo no voy a cambiar porque a usted no le guste lo que hago. A mí me gusta y ya está.
¿Tampoco va al cine?
Yo hace tiempo que decidí que a mí lo que me gusta es ver una película maravillosa en una pantalla maravillosa, con el mejor sonido del mundo y yo solo. Ya con los avances técnicos actuales lo he conseguido en mi casa. Apago el teléfono, con la compañía de mi mujer, alguno de mis hijos, que a veces se duermen, ojo. Para mí ver una buena película es un placer que me cuesta compartir. Yo, viendo una buena película, concentrado, es como estar en la iglesia… No es que yo vaya a la iglesia… pero ya me entiendes.
En la era digital en la que vivimos, en la que es más fácil que nunca hacer películas con tan sólo una cámara y un ordenador, pero en la que, a la vez, existe una crisis en la industria del cine importantísima, ¿Cuál es la salida para los jóvenes directores?
Esa es la gran contradicción. Ahora, o eres reconocido y entonces puede que te den el dinero para hacer la película o te buscas tú la vida, solito, con unos amigos actores y puedes hacer tu obra maestra, que tampoco es fácil. El problema es que alguien quiera comprar esa película. Hay mucho riesgo, cuesta mucho dinero hacer una copia en 35 mm u otro formato, etc. Hoy en día es muy difícil hacer una película sin contar con el dinero de la televisión, y la televisión tiene una visión muy particular de lo que quiere y de lo que no le interesa para nada, por ejemplo generalmente no quieren problemas con los gobiernos y eso genera una nueva forma de censura indirecta: la censura de la televisión.
Por otro lado (con la revolución de internet), la ventaja es que hoy en día es más fácil hacer un documental más específico y encontrar una plataforma que esté interesada y quiera comprarlo.
También hay quien empieza haciendo cortos y llevándolos a festivales…
Hay que tener cuidado, es un camino y si hay un buen juicio puede ser interesante. Tiene un problema el corto, lo normal es que el que hace el corto quiera meter demasiada información. Se quiere demostrar lo listo que es, lo mucho que sabe. Se justifica diciendo que no está basado en una novela sino en un cuento, y eso es un error, porque no hay tiempo suficiente para desarrollar la historia, los personajes…. La idea debe ser muy sencilla pero genial y eso tampoco es fácil de conseguir.
Duros tiempos, pero no solo para la industria del cine, ¿Qué opinión le despierta el movimiento 15 M?
A mí el movimiento me es muy simpático. Tienen mucha razón en muchas cosas. Pero lo que no le veo yo es una concreción. Cuando nos movíamos nosotros nos movíamos contra Franco, allí no había una alternativa. Lo que queríamos era que Franco desapareciera, que lo mataran o que muriera. Eso es lo que echo en falta yo, una línea. No vale decir queremos que no haya corrupción, que no haya paro. Queremos ¿pero quién? Porque los partidos políticos no lo van a hacer. A lo mejor estarán más influenciados y vigilarán la corrupción un poco más. Quizás hacía falta un partido mucho más de izquierdas, comunista o socialista más extremista, pero entonces no habría tanta gente en el movimiento. La manifestación existe porque es una cosa muy volátil, y al final no te compromete a nada. Hermosa sí, es un gesto bonito, pedimos que no haya corrupción, que no se invierta dinero en guerras, que todos seamos hermanos… yo también quiero eso, todos queremos eso. Pero la realidad es que los partidos están presionados por los acuerdos con otros países, la banca, y pues sí es verdad que vivimos en un mundo muy consumista, y es una pena. Pero elegimos eso y allí estamos y eso no se puede cambiar fácilmente sin un compromiso firme.
Ya para terminar, si tuviera que elegir una película para recomendar a alguien que nunca haya visto su cine, ¿cuál sería?
Yo diría una de las más difíciles, porque así le sería más fácil ver las demás… Una de las más difíciles y que me gusta a mí mucho es Elisa, vida mía.