El Festival de Teatro Latinoamericano CASA 2010 se celebró con éxito entre el 9 y el 13 de noviembre con el aforo casi completo
Una de las jornadas más esperadas del festival era el «Casa Nuestra Scratch Festival«, que tuvo lugar la tarde del jueves 11. Consistió en la representación de 6 obras de 15 minutos cada una, creadas por talentosos artistas latinoamericanos asentados en el Reino Unido. El objetivo era escoger una de ellas para ofrecer a sus autores la posibilidad de desarrollar una obra completa que se representará en la edición del festival en 2011. Para ello, los responsables pidieron a la audiencia que participara activamente.
Antes de entrar en la sala, los organizadores entregaron a cada miembro de la audiencia una cuartilla para que pudiera escribir sus impresiones de cada una de las obras y que incluía una serie de preguntas sobre hábitos y gustos teatrales, edad, sexo y nacionalidad. El jurado, de 5 personas, leerá todos los comentarios para guiar su valoración y seleccionar la obra ganadora (proceso que llevará varios días). Además, animaron a acercarse al café del teatro después de las representaciones y conversar con los actores y directores y compartir opiniones de forma distendida, disfrutando de una cerveza Cusqueña (de Perú), detalle de la casa.
La primera obra de la velada fue ‘El demonio de la tempestad‘, basada en la obra de Shakespeare ‘La Tempestad’. El elenco estaba compuesto por dos actores y una actriz, liderados por el argentino Germán D´Alessandro, que exploraron la obra shakesperiana y su conexión con la historia de Lucía Miranda, aquella española que, según la leyenda, enamoró a un nativo de la Argentina allá por el siglo XVI.
Después fue el turno de ‘Mi vida con la ola‘, adaptación del relato homónimo de Octavio Paz sobre un hombre que se enamora de una ola de mar, interpretada por una brasileña y un mexicano. Sin mediar palabra, los actores se expresaron jugueteando entre ellos con varios metros de tela de seda azul que simbolizaba el mar y arrancaron un sonoro aplauso del público.
La siguiente obra, ‘Juana in a million‘, tenía sello mexicano. Con una interpretación poética desgarrada y evocadora, las dos actrices protagonistas mostraron la crudeza de la inmigración y exploraron los encuentros con otros seres humanos y el concepto de «hogar».
En la tercera pieza, ‘Posesión‘, los espectadores fueron divididos en dos grupos para ver la representación por turnos. Fueron conducidos hacia el interior de una «celda» pintada en el suelo donde les esperaba una joven «poseída», abstraída en sus pensamientos, que jugaba con unas piedrecitas caídas de lo que parecía un rosario o un collar. Es una adaptación de la novela ‘Del amor y otros demonios’, de Gabriel García Márquez, que cuenta la historia de una niña colombiana que es mordida por un perro rabioso y torturada para sacar el demonio de su alma.
La quinta pieza de la jornada, El desierto, provocó carcajadas limpias, con el monólogo de una argentina recién llegada a la capital británica y sus primeras impresiones (negativas) de la ciudad. El propio público se vio reflejado en ellas, pues eran las peripecias típicas de los newcomers en Londres y que todos compartían (clima, comida, alojamiento). La comediante cedió el turno a una pareja «internacional», que, después de 5 años de relación, entra en crisis cuando ella, brasileña, se plantea regresar a su país, mientras él, griego, no da crédito. La vis cómica de los tres actores era excelente.
Por último, la obra Mamulengo, a cargo de artistas del grupo brasileño Kabula Arts, ofreció un espectáculo de danza brasileña de gran exuberancia y color, para contar las aventuras de Mamulengo, un títere de la cultura popular del noreste de Brasil. El público fue animado a acercarse al escenario, para que pudiera sentir el espectáculo de cerca.
Además de «Casa Nuestra Scratch Festival», la razón de ser del festival fueron los varios pases a lo largo de la semana de cuatro obras completas, procedentes de Argentina, Uruguay, Colombia y El Salvador. Son obras recientes que han cosechado éxito y premios en Latinoamérica, y que se han representado por primera vez en el Reino Unido. Las entradas de algunos pases se agotaron completamente.
La obra con sello colombiano, ‘Acéfalos‘, ha dejado huella en todos aquellos que la han visto. Se trata de una representación poética evocadora y carente de narración formal que interpreta la situación de violencia que vive Colombia. El talento expresivo del elenco, formado por tres actores y una actriz, junto con un decorado elemental y una iluminación focalizada impresionaron a la audiencia, sobre todo aquellos que se sentían más identificados, los propios colombianos.
El decorado consistía fundamentalmente en mesas, cajones, muebles y tablas, y el vestuario era muy simple. Todos hacían de verdugos y víctimas. Se abrazaban, se maltrataban, se mataban, se arrastraban por el suelo los unos a los otros; arrastraban maletas, cadáveres y muñecos; cogían el teléfono con temor e intentaban esquivar una muerte segura. Todo evocado, sugerido, etéreo. Ninguno de los presentes -entendidos y profanos- quedó ileso.