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Crítica de ‘Chernobyl Diaries’ falta de ideas

A ver… Seis jóvenes guapísimos con ganas de recorrer el mundo deciden visitar Prípiat, ciudad fantasma ucraniana abandonada debido a los efectos radiactivos ocasionados por la central nuclear de Chernobyl en 1986.

Como la gente en el cine de terror es muy curiosa, el grupo se fiará de un guía turístico que los llevará al desierto lugar. El problema es que la soledad de los primeros minutos se convertirá en un corre que te pillo cuando seres misteriosos rompen los cables de la furgoneta donde viajaban.

Oren Peli, productor de la estupenda saga Paranormal Activity, dejó al experto en efectos visuales, Bradley Parker, las tareas de dirección en este deslucido survival horror. No se sabe muy bien qué habría hecho el realizador israelí con lo que a priori (muy a priori) sonaba como un proyecto interesante, pero el producto final deja mucho que desear.

Chernobyl Diaries tiene al menos, eso sí, un curioso e ingenioso detalle justo al principio: la película comienza directamente con una grabación de videocámara por parte de uno de los protagonistas, haciendo un guiño a los films found-footage con los que Peli ha alcanzado la fama y que empezaron con la rompedora El proyecto de la bruja de Blair. Segundos después, nos damos cuenta de que esas imágenes son en realidad de un video que los personajes están viendo, no nosotros.

Es entonces cuando Parker se convierte en director y nos encontramos con una película filmada como las de toda la vida…o casi, porque, a pesar de no usar la videocámara, el film cae en el mismo movimiento caótico de la imagen, de ese que marea un poco y que hace que no tengas ni idea de lo que estás viendo. Incluso llega a ser frustrante que en ninguna ocasión podamos ver la cara de los monstruos humanos… ¿falta de presupuesto para el maquillaje? Puede ser, pero lo cierto es que la máxima es-mejor-sugerir-que-mostrar no llega a dar el resultado deseado en Chernobyl Diaries, al menos tendríamos algo que llevarnos.

Hay que reconocer que las secuencias del tour en la falsa Prípiat tienen un especial efecto hipnótico. La película no se pudo rodar allí ya que el gobierno ucraniano estaba de obras en la zona por aquel entonces y Peli no consiguió el permiso, tal y como cuenta en una entrevista para la web Dorkshelf. A pesar de que la filmación tuvo que ser en Serbia y Hungría (con edificios abandonados similares a los que buscaban), el equipo ató los cabos sueltos gracias al uso de efectos especiales.

Esos primeros cuarenta y cinco minutos son, sin duda, los mejores: el grupo recorriendo los pisos llenos de restos dejados por los antiguos habitantes, la total ausencia de sonido, la gran noria agrietada por el paso del tiempo…todo un pequeño «documental» que crea más intranquilidad y suspense que a partir de cuando salen los mutantes caníbales, momento en la que falta de originalidad nos va abofeteando hasta anclar en un final muy cogido por los pelos.

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