La visita del viceprimer ministro chino Li Keqiang a Europa, con el fin de afianzar los lazos comerciales y políticos entre el Viejo Continente y el país asiático, ha insuflado confianza en las economías del euro, especialmente en la española. Li Keqiang, del que se dice que se convertirá en el primer mandatario de China la próxima primavera, finalizó su visita en Madrid la semana pasada con contratos comerciales multimillonarios por valor de 5.650 millones de euros, donde Repsol se lleva el gato agua con más del 97 por ciento de la tarta.
El mandatario chino se reunió en la capital española con el Rey Juan Carlos, el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, varios ministros y personalidades del mundo empresarial.
Además, Li Keqiang aseguró que su país compraría 6.000 millones de deuda española además del montante que ya posee, lo que supone un gran espaldarazo y voto de confianza a las nuevas medidas apuntadas por el gobierno de Zapatero para la recuperación económica.
Pedro Solbes, actualmente presidente del Foro España-China y que siguió en encuentro desde la primera fila, afirmaba el pasado 5 de enero en una entrevista para el diario español El País que «China lanza un mensaje claro de confianza en nuestra economía» con estos compromisos.
El ex vicepresidente español además aseguraba que «para China, España es importante por sí misma, pero también como parte de la Unión Europea y como vínculo con América Latina» y añadía que hay que valorar especialmente esta iniciativa teniendo en cuenta la gran capacidad de ahorro de que dispone la economía china.
A Madrid le siguió Berlín donde Li Keqiang se reunió con Angela Merkel. En Alemania, el viceprimer ministro chino aseguraba desde las páginas del diario alemán Süddeutsche Zeitung: «El apoyo de China a las medidas de estabilización financiera de la UE y su ayuda a determinados países para afrontar la crisis de deuda soberana contribuyen a promover la recuperación económica».
Y es que China, segunda potencia económica del mundo y muy consciente de la importancia de su apoyo para la recuperación de una Europa maltrecha por la crisis, no se iba a ir con las manos vacías. A cambio, China pide una mayor laxitud con los aranceles y las leyes antidumping a la vez que pretende que se supriman las restricciones a la exportación al país asiático de productos de alta tecnología y se ponga fin al embargo de armas impuesto a causa de la matanza de Tiananmen en 1989.
La siguiente parada de la gira de Li Keqiang es el Reino Unido donde el primer ministro David Cameorn le recibe con la misma actitud de esperanza y confianza que sus colegas europeos: «Una relación más estrecha con China ofrece una oportunidad real para Reino Unido en términos de comercio, puestos de trabajo, economía y crecimiento».
Lo dicho, China, al rescate de Europa.