Hace tiempo fui una persona negativa y muy “enfurruñica”. Pensaba que todas las cosas buenas solo le pasaban a los demás, a los “suertudos”. Esas personas que tanto asco daban, que sus vidas eran toda felicidad, un encadenamiento de azarosos y geniales momentos que, por supuesto ellos, no se merecían en absoluto. Me da vergüenza admitirlo, pero esa era yo.
Paseando por una librería cayó en mis manos el libro “El secreto” – ohh, no, tú no, Caro- . Pues sí, me lo leí, y hasta me entusiasmé de veras pensando que las cosas podían funcionar, así de sencillo ¿Así que eso era lo que la gente feliz hacía? Tan solo pedir por esa boquita de pitiminí.
Siento decepcionarte y decirte que no, que las cosas no funcionan así de sencillo. En realidad es simple, pero no fácil.
Más que creer en la ley de la atracción, creo en identificar qué quieres e ir a por ello.
Sí, ya ves. La piedra filosofal vengo a descubrirte. El gran problema que veo: la gente no tiene ni p*** idea de qué es lo que quiere. Desde el trabajo que desempeñan hasta la pareja que eligen. Tampoco se está dispuesto a hacer sacrificios en post de eso que se anhela.
Nos quejamos del jefe, de los compañeros, de la compañía para la que trabajamos… pero las respuestas suelen ser vagas cuando se nos pregunta qué nos gustaría estar haciendo:
“No tener un jefe así, que las cosas se hagan de otra manera, un horario más adecuado” En vez de de “ Me gustaría trabajar de diseñador gráfico, en una startup con un horario flexible y compañeros a los que admire”. Ese es un punto de partida. Ya sabemos por dónde empezar a buscar.
En el tema pareja es aún más hilarante, si cabe:
– Quiero un novio, me decía una compañera de trabajo el otro día.
-¿Y cómo quieres que sea?
-Ahh, no sé, me da un poco igual, es que ya llevo cinco años soltera, y la verdad es que me ha ido muy mal en el mundo de las citas.
¡Acabáramos! ¿Así cómo vas a dar con alguien que te llene si no sabes ni lo que te llena? Es como ir a gran almacén sin saber lo que te vas a comprar. Una auténtica locura.
Estamos inmersos en la sociedad de la superficialidad, el todo para ya, tirado y masticado. Si no nos tomamos la molestia de coger las riendas de nuestra vida, dirigir el caballo hacia el destino que queremos y que nos salgan unas pocas ampollas por el camino ¿Cómo nos vamos a permitir el lujo de quejarnos sobre donde nos llevó un caballo desbocado y sin directrices?
Queremos que nos toque la lotería pero no compramos ni un puñetero boleto.
Y tú ¿Has cogido ya la riendas o sigues siesteando en el carro?
Hola Caro!!
La verdad es que todos intentamos perseguir «algo», pero pocas veces somos capaces de admitir realmente qué queremos e ir a por ello al 100%.
Yo me acabo de hacer con un caballo (metafóricamente claro), que ya no espero, estoy seguro que me llevará a lo que quiera conseguir 😉
Genial el post y un saludo!!
Haces bien en no esperar. A veces no es tanto el coger las riendas como el tener el animal adecuado. Si tienes el caballo más listo del lugar, a veces solo hay que disfrutar del camino porque él ya sabe a donde quieres ir <3
Chuuu!!!
Hola:
Es cierto lo que escribes. Yo no tomaba las riendas de mi vida porque pensaba que eso era para suertudos. Hace poco empecé a investigar a blogueros exitosos y me di cuenta que empezaron de la nada perp con un objetivo hacer realidad sus propósitos. Me apresto a crear mi web sobre un tema que soy experta y aplicado al desarrollo personal. Ya no tengo excusas.
¡Buen artículo!
Saludos,
Maryory Valdés
Desde Cali – Colombia.
Hola guapísima!!
Dí que sí, yo también empecé a darme cuenta de eso leyendo a bloggers famosos.
Me parece genial que por fin hayas tomado las riendas y seas toda una experta. Tomaremos nota.
Chuuu!!
Hola Caro:
Hace 8 meses que escribí en tu blog. Hoy te cuento que mi blog lleva el mismo tiempo. Te motivo a visitarlo cuando puedas.
Mil gracias!