El suceso tuvo lugar sobre el Superior Lake del estado americano de Wisconsin, donde dos avionetas llenas de paracaidistas colisionaron a más de 12.000 pies de altura. Por su suerte los 11 tripulantes de ambas naves, 9 paracaidistas y los dos pilotos, resultaron ilesos al poder saltar antes de que una de las avionetas se incendiase.
Cuatro de ellos, entre los que se encontraba el instructor Mike Robinson, de 64 años, se preparaban para llevar a cabo su último salto del día. En ese momento la segunda avioneta, ocupada por 5 saltadores y el piloto, colisionó con ellos provocando un incendio en la primera de las naves que acabó destrozada.
Los 9 paracaidistas más el piloto de la nave incendiada tuvieron que saltar haciendo uso de sus paracaídas. Por su parte, el otro piloto permaneció en su avioneta consiguiendo mantener el control y aterrizar sano y salvo a pesar de los problemas.
Algunos de ellos sufren lesiones sin importancia, siendo el piloto que se vio obligado a saltar utilizando un paracaídas de emergencia el peor parado. Sin embargo Robinson afirmó «podría haber sido mucho peor, todo el mundo reaccionó como debía, incluyendo los pilotos.»
Las autoridades responsables han afirmado que llevarán a cabo una investigación para esclarecer lo sucedido. El suceso fue grabado por una cámara que uno de los paracaidistas portaba en su casco.