«La gente me dice que nunca vio una oficina tan pequeña como la mía», cuenta Fuad, uno de los empleados de Lovefone. Esta empresa, como tantas otras en Londres, ha tomado un camino que mezcla lo clásico con lo ingenioso: poner una oficina en una de las típicas cabinas telefónicas rojas de Londres.
Una de las fotos más comunes de todo aquel que visita la capital británica es junto a una cabina telefónica, o “telephone booth”, como se llaman en inglés. Algunos intentan, ya de paso, que la foto encuadre no sólo la cabina, sino también el archiconocido Big Ben. Son un ícono de la ciudad y del país, que cuenta con más de 20.000 que hoy en día siguen en servicio. Y si bien la gran mayoría han sido víctimas de vandalismo, están sucias y no huelen para nada bien, hay otras que han sido reutilizadas de manera fructífera.
Algunas han sido reconvertidas en cafés, otras en librerías, pero hay una en particular que se ha convertido en una tienda de reparación de teléfonos móviles y que, como todo modelo de negocio, cuenta con sus ventajas y desventajas.
¿Qué ha pasado con las cabinas telefónicas rojas de Londres?
BT, una de las empresas líderes en comunicación de Reino Unido, era dueña de las típicas cabinas telefónicas inglesas. Luego de varios años, a causa de su desuso y de la banalización que sufrían, el Gobierno le pidió a BT que se deshaga de todas ellas.
Esto significaba un proceso no sólo muy difícil y duradero debido a la gran cantidad, sino también muy costoso. ¿Qué se podía hacer con tantas cabinas? Terciarizar el proceso fue la mejor solución. Hubo algunas empresas, como por ejemplo RKC Estates, que le compraron algunas cabinas a BT por el precio de sólo £1, para luego revenderlas o ponerlas en alquiler.
Muchos las compran por orgullo, para poder decir que son dueños de una cabina, algunos para luego demolerlas por alguna construcción. Otros las alquilan para vender café o hacer intercambio de libros, y algunos la alquilan mensualmente para poder montar un negocio.
La vida en un negocio de 1 metro cuadrado, la oficina más pequeña que existe
Fuad es empleado de Lovefone, vivió un tiempo en Barcelona y luego llegó a Londres para aprender inglés. «La empresa existe hace unos 10 años, y queríamos buscar la forma de seguir creciendo, y ahí fue cuando nos topamos con la posibilidad de poder alquilar estas cabinas».
Para alquilar una cabina, hay que pagar entre unas 300 libras y 500 libras mensuales, lo que supone, según Fuad, un gran ahorro en lo que en Londres es de las cosas más difíciles de costear: un alquiler. En Sicilian Avenue, Holborn, por donde está ubicada esta cabina, un alquiler comercial puede rondar las 5000 libras esterlinas.
En el espacio de trabajo, que es de un metro cuadrado, hay una tabla que hace de escritorio, cajas para guardar herramientas y repuestos, una tablet para tomar pagos, una cámara de seguridad y un purificador de aire. “Es importante estar saludables y seguros”, resalta Fuad.
¿Y qué pasa cuándo llueve, cosa que en Londres es común? «Se cierra la puerta y entra una persona sentada, con lo justo, pero entra», responde Fuad. Es que claro, en un lugar con un clima como el de Londres, que mejor que refugiarse en algo tan típico como una cabina de teléfono. O mejor dicho, una oficina.