Ya somos conocedores de que la ciudad de Londres cosecha diferentes reconocimientos, aunque no positivos, acerca de su economía. Los estudios han demostrado que es la ciudad más cara del mundo superando a Hong Kong, también que es la más cara para poder hacer uso y disfrute de la cultura que ofrece, sin olvidar que sus precios vuelven a ser los más elevados para adquirir viviendas de nueva construcción.
Una serie de evidencias económicas que llevan a los precios de los alquileres a incrementarse notoriamente y dar lugar a que cada vez sea más complicado para muchos pagar un alquiler, sobre todo, jóvenes extranjeros que llegan a la capital para intentar encontrar trabajo de aquello que han estudiado, o simplemente, un trabajo que les proporcione un sueldo que les permita llegar a fin de mes.
Esta situación ha llevado a los inquilinos a verse obligados a compartir habitación con personas que no conocen de nada y con las que tienen que hacer su día a día, con todas las complicaciones que eso supone, debido a unos precios cada vez más inaccesibles para muchos.
Matt Hutchinson, director de SpareRoom, la página web especializada en buscar casa afirma que, «aunque pocas personas optan por compartir una habitación, la crisis les está llevando a tener que convivir con personas desconocidas debido a los precios inalcanzables».
Esta web especializada ha visto incrementarse en un 71% la cantidad de búsquedas que los usuarios están haciendo para encontrar habitaciones dobles en las que compartir espacio íntimo con otra persona, aunque también es una opción para parejas y amigos que residen juntos en la ciudad.
Algunas plataformas de sindicatos y activistas comienzan a mostrar su negativa ante estos precios y planean movimientos frente a Boris Jhonson pidiendo soluciones ante una situación que pone en riesgo la opción de tener un techo sobre el que refugiarse cada noche.