Después de un largo proceso de producción con múltiples alteraciones en la elección de intérpretes y director, llega a los cines La venganza de Jane, una película competente y de ritmo pausado que, tal y como ocurre con otros films llenos de cambios, fracasó comercialmente en su estreno norteamericano.
A Jane Hammond (Natalie Portman) no la ha tratado bien la vida, aunque a nadie en el Nuevo México de 1870 parece que le haya tratado bien. Actos violentos o el poco respeto a las mujeres en el salvaje oeste son la tónica (la cosa no ha cambiado mucho, para ser honestos), y Jane ha sufrido en sus carnes el asesinato de su primera hija a sangre fría por parte del peligroso John Bishop (Ewan McGregor), con unos extraños dientes blanquísimos), además de haberse sentido abandonada por Dan Frost (Joel Edgerton), novio que se enlistó para luchar en la Guerra de Secesión y del que no supo durante tres años.
Jane nunca se rindió, y ahora busca la felicidad junto a Bill (Noah Emmerich), con el que tiene otra hija. Sin embargo, las cosas volverán a torcerse. Bishop decide encontrar a Bill para rendir cuentas por haber huido con Jane, la cual hacía ganar mucho dinero al matón cuando trabajaba de prostituta para él. La mujer decidirá proteger a su amado, y para ello no se le ocurre otra idea que pedir ayuda a Frost, el antiguo amor que la dejó sola tiempo atrás.
La venganza de Jane, conocida también como Jane Got a Gun, cuenta con una dirección académica, clasicista, y una puesta en escena, en ocasiones fantasmagórica. Es un interesante, romántico, emotivo (recuerda al Michael Cimino de El cazador o La puerta del cielo) y económico film a medio camino entre la introspección crepuscular heredada de Sin perdón (Clint Eastwood, 1992) –al que le dedica un homenaje directo en la secuencia de Jane entrenando su disparo con una escopeta-, y la nebulosidad de La noche de los gigantes (Robert Mulligan, 1968), salvando las distancias.
Natalie Portman, prácticamente la única del reparto que se ha mantenido desde que se inició el proyecto en 2012, está casi perfecta en la piel de la valiente pistolera, personaje complejo dominado por el rencor, el recuerdo del amor perdido y la dramática muerte de su primera hija. Joel Edgerton, que también es uno de los tres guionistas de la película, da lo mejor de sí una vez más, al igual que Ewan McGregor, frustrante por el poco tiempo en pantalla aunque sorprendiéndonos con su interpretación de vil asesino, algo a lo que no nos tiene acostumbrados. Un reparto en estado de gracia que añade puntos al estupendo guion y a la calidad técnica de esta obra dirigida por el neoyorquino Gavin O´Connor.
O´Connor planifica con oficio, sin parafernalia técnica pero marcando el terreno visual desde el bello respeto por contar bien las cosas. La sombra del Eastwood director es omnipresente en Jane Got a Gun. No es asepsia, es seleccionar la imagen apropiada para el desarrollo de la historia, con buen criterio y solidez en el tempo narrativo, al igual que el legendario protagonista de Dirty Harry. De ahí que el tiroteo final a oscuras, por ejemplo, resulte tan brutal como simple; placer ruidoso y sugestivo con minimalista uso de la cámara. No es una obra maestra, hay momentos en que se intuyen cortes de última hora en el montaje, pero La venganza de Jane es una cinta muy recomendable en el cada vez más saturado cine del oeste…aunque muchos de esos productos sean straight-to-DVD.