Después de 300 y la horrible Gamer, El machote Gerard Butler vuelve a convertirse en héroe de acción protagonizando un sinsentido gustosamente hiperviolento y con unos efectos visuales que exprimen muy bien los 70 millones de dólares que ha costado la broma, una ganga en el Hollywood actual ¿Sabían que para la comedia de Adam Sadler, That´s My Boy, se gastaron lo mismo? Pues eso.
Mike Banning (Gerard Butler) es el jefe de seguridad del presidente de Estados Unidos, Benjamin Asher (Aaron Echhart). Durante una madrugada de ventisca, el político y la Primera Dama (Ashley Judd) sufren un accidente de coche, pero Banning solo puede salvarlo a él, algo que lo atormentará…hasta que el destino le dé una nueva oportunidad de redención en forma de ataque terrorista norcoreano. Y es que Corea del Norte parece haber tomado el testigo de malos cinematográficos (y reales también) después de Rusia y los países islámicos. No es la primera vez en este 2013 que los vemos de crueles antagonistas, véase la aburrida e intrascendente Red Dawn, protagonizada por otro cachas, Chris Hemsworth, alias Thor.
A lo que íbamos. 18 meses después de la muerte de la First Lady, «Olympus», nombre que usan los agentes del servicio secreto para la Casa Blanca, es atacado por un enorme avión tripulado por coreanos muy cabreados que cumplen órdenes de uno de los embajadores que se encuentran reunidos con Mr Asher en la misma White House. Decenas de muertos más tarde y considerables explosiones, el presidente y parte del equipo de su gobierno se encuentran a merced de Kang (Rick Yune), el anodino villano de turno que hace que echemos mucho de menos al Hans Gruber de Die Hard. Banning, que ahora trabaja en el edificio de al lado, ha visto todo el caos en directo y no se le ocurre mejor cosa que meterse en la Casa Blanca y actuar de salvador de salvadores en secuencias sazonadas con banderas Stars and Stripes cayendo en hermosa cámara lenta y «lacrimógeno» sentimiento patriótico. Déjà vu, puro déjà vu fílmico.
Olympus Has Fallen tiene tantos clichés que resulta hasta simpática. Y es que los guionistas son lo suficientemente inteligentes (digo yo) como para hacer un guiño de dos horas a todos los tópicos habidos (y por haber, seguro) recopilados en las tres últimas décadas. El actioner de los ´80, Jungla de cristal, Alerta Máxima y los correspondientes cientos de sub-productos que pretendían copiar a sus hermanos mayores se reúnen cogiditos de la mano en la película dirigida por Antoine Fuqua, director de la potente Training Day. Aquí la acción no va acompañada de comentarios irónicos, meta-burlones (por ejemplo la última de John Maclane o The Expendables 2) sobre la misma esencia del cine de músculos de antaño, sino que Fuqua crea un producto visto mil veces pero como si fuera la primera vez, centrado solo en violencia honesta para pasar un buen rato y lleno de diálogos irrisorios.
Por fortuna, OHF se parece más a Air Force One (1997) que a The Alternate (2000), al menos en lo que respecta al ritmo trepidante y un muy buen apurado formal. No merece mucho la pena hablar del guión, pero quedan para la «historia» momentos, no por esperados menos sorprendentes, como que se prefiera salvar al presidente antes que a millones de personas (y eso que dicen «no negociamos con terroristas» varias veces en el filme) Y, bueno, en The Alternate (hoy me ha dado por esta película, lo siento) teniamos a Ice-T y aquí tenemos a Morgan Freeman, Melissa Leo, Angela Basset y, sí, a un estupendo Gerard Butler en toda su salsa. Lo cierto es que el carisma de Butler arregla muy mucho la absurda historia, a la par que ensombrece a Aaron Eckhart, President of the United States of America de lo más soso. Freeman es Freeman, por eso perdonamos que su personaje no le llegue ni a la suela de los zapatos. Demasiado insustancial para el hombre que se metió en la piel de Nelson Mandela. Por cierto, White House Down, de Rolan Emmerich, nos traerá una historia similar en las próximas semanas, volviendo a la ¿sana? costumbre norteamericana de hacer dos películas casi iguales en el mismo año (Tombstone/Wyatt Earp; Deep Impact/Armaggedon). La historia se repite, igual que Olympus Has Fallen vuelve a la acción visceral y loca con la que crecimos.