ebiendo de pequeños clásicos del muy particular género «las chicas son guerreras» de estos últimos años «post-postmodernistas» como Mean Girls (2004), protagonizada por la wannabe actriz-que-morirá-de-una-sobredosis, Lindsay Lohan, A por todas (2000) y la más reciente La boda de mi mejor amiga (2011), se estrena ahora otro divertidísimo producto lleno de «bitches», con perfecto engranado para que actúe de placebo en estos tiempos inciertos y consiga que el espectador salga del cine con una sonrisa.
Pero Pitch Perfect (2012) intenta aprovechar además –por si la primera jugada sale mal- el tirón de series musicales como Glee o High School Musical, cogiendo de ellas no solo la temática melódica sino también apuntando a la clase media-alta y a la «cultura pa tos» del pop/rock. Beca (encantadora Anna Kendrick), joven recién llegada al campus universitario y aspirante a DJ,
no consigue integrarse en el ambiente estudiantil pijo por mucho que su divorciado padre intente ponérselo fácil. Beca aceptará meterse en un grupo de música a capela, donde al principio no llegará a encajar…pero que le ofrecerá la oportunidad de dar lo mejor con su voz e interesarse por un chico de otro grupo, Jesse (encantador Skylar Astin).
Jason Moore, que debuta en el cine con Pitch Perfect, encuentra con la ópera prima el vehículo perfecto para lucir su extensa experiencia en Broadway. Claramente, el punto más fuerte de esta comedia son las coreografías, no muy aparatosas en lo que respecta a los pasos de baile pero sí enormemente entretenida gracias a las centelleantes voces de todos los protagonistas, con especial atención a los actores principales, Kendrick y Astin, que también se ocupan de la parte romántica (más realista que en otros filmes) de un vibrante e ingenioso guión: las conversaciones entre los dos comentaristas de las eliminatorias de los grupos a capela (memorable Elisabeth Banks cuando dice «nothing makes a woman feel more like a girl than a man who sings like a boy»); el omnipresente juego meta-cinematográfico con The Breakfast Club (1985); la no maniquea representación de muchos de los personajes o todos los momentos en los que sale la hilarante Fat Amy (energética Rebel Wilson).
Se agradece en Pitch Perfect ese tono políticamente incorrecto e irónico que tanto hace falta en el cine popular de hoy en día (y de lo que prácticamente vive el cine independiente, en parte). A falta de haber leído el libro en el que se basa la película de Moore, no sé cuánto de propio hay de la guionista Kay Cannon, pero echando un vistazo a su curriculum veo que ha participado en series tan mordaces como 30 Rock y New Girl, esta última con mucho menos sorna pero que también se ríe de las costumbres absurdas/hipócritas de la sociedad en la que vivimos.