Portada | Cultura y Ocio | Cine | Crítica de ‘The Witch’ (2016): sobre brujas que no saben esconderse…

Crítica de ‘The Witch’ (2016): sobre brujas que no saben esconderse…

La ópera prima de Robert Eggers -cuya carrera profesional se centraba, hasta ahora, en el diseño de producción y vestuario- es una película que se mueve con poca soltura entre el terror, el drama familiar y el suspense. A pesar de ello, The Witch es visualmente sugerente y cuenta con aciertos espectaculares en la puesta en escena. Eggers ganó el premio a mejor director en Sundance 2015.

Nueva Inglaterra, siglo XVII, una familia cristianísima es expulsada de la aldea donde vive. No sabemos el motivo. El pasado queda como pasado nada más comenzar la trama. El padre, Michael (Ralph Ineson), se traslada entonces junto a su esposa, Katherine (Kate Dickie), y sus cinco hijos hacia un lugar donde empezar su nueva vida apartados de todo el mundo. Justo en la entrada de un bosque plantan el hogar, y allí, en un día normal y corriente, el bebé de la familia desaparece misteriosamente cuando la hermana mayor, Thomasin (Anya Taylor-Joy), lo cuidaba. Aclaro, el misterio dura poco, demasiado poco. Desde el primer momento sabemos que la bruja del bosque ha raptado al crío, y lo sabemos porque el director la muestra en todo su esplendor en una de las escenas iniciales más impactantes.

Está claro que Eggers no pretende ser M. Night Shyamalan, no le interesa dejar para el final cualquiera de esos giros inesperados tan habituales en la cinematografía del creador de El Sexto sentido (1999). Se puede admitir esa decisión como principio estratégico para causar las náuseas en algunos espectadores cuando enseña al putrefacto “monstruo”. Al fin y al cabo, se supone que es una película de terror, y sangrienta. El problema es que esa decisión sacrifica la ambigüedad, la sorpresa, lo macabro desde una perspectiva de fascinación por lo desconocido. Aquí se conoce todo. Lo mágico en The Witch traiciona el aura realista en el que, paradójicamente, está impregnado el producto.

En The Witch no hay suspense, porque el joven realizador enseña sus cartas sin contemplaciones. No nos deja fantasear con la idea que la familia imagine a la bruja debido a la paranoia religiosa o que la bruja exista de verdad. Eso habría sido maravilloso, pero la sutileza en el film aparece con cuentagotas, y cuando aparece…ya no importa. Ni siquiera ayudan los actores. Solo Anya Taylor-Joy, a la que le auguro un futuro magnífico en el cine, mantiene el tipo con un papel realmente complicado. Le sale tan bien que consigue hipnotizar.  Los demás alcanzan el ridículo en sus forzadas interpretaciones, llegando incluso al paroxismo en la secuencia de la muerte en la cama de uno de los protagonistas. Por cierto, usan el inglés de hace cuatro siglos, quedáis avisados. Se recomienda ver The Witch con subtítulos.

La película adquiere su relevancia en las formas, eso sí, aunque no lo haga en el (en ocasiones) aburrido e intrascendente contenido. Las imágenes, que mezclan la minuciosidad del Kubrick de El resplandor (1980), los silencios campestres y metafísicos del Dreyer de Ordet (1955) y la poesía sublime in your face de Lars Von Trier deslumbran durante todo el metraje sin necesidad de comprender el lío narrativo que estamos viendo, lo cual es triste decirlo. Llega un momento en el que no importa en absoluto lo que pasa en la historia. Solo queremos volver al plano de una luna inmensa acompañada por la enigmática música de Mark Roven; la tenebrosa estampa del hermano de Thomasin, Caleb (Harvey Scrimshaw), desnudo y casi muerto bajo la lluvia nocturna; o a Thomasin caminando hacia el bosque con mirada perdida en los minutos finales, mimada por la fotografía de Jarin Blaschke. The Witch es más pictórica que cinematográfica, y tal vez sea mejor mirarla de esa manera, así podríamos jugar a  darle significado a los planos y obviar que nos están guiando torpemente por un cuento injustamente fácil y tramposo.

 

Relacionado

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio