Eva Muñoz es la única futbolista española del KIKK United FC de Londres. Hablamos con ella de este deporte en su versión femenina y de cómo ha llegado hasta aquí.
Parece muy tímida. No alza la voz y emplea un tono pausado. Pero sólo es la primera impresión. Porque cuando se arranca a hablar de su pasión, el fútbol, no hay quien la pare. Eva Muñoz tiene veintisiete años y lleva ocho volcada de lleno en el deporte rey. Actualmente viste la camiseta del KIKK United FC de Londres, donde juega de lateral derecho. Pero el camino hasta llegar al conjunto inglés, con el que acaba de ascender a la categoría LSERL –lo que equivaldría al cuarto nivel-, ha sido duro.
La jugadora, durante un encuentro con su equipo.
«Siempre he querido jugar a fútbol pero en muchos equipos, como el de Alcalá de Henares, no puedes participar cuando empiezas a desarrollarte como mujer», explica esta madrileña. Así que «busqué otros deportes, pero mi vena futbolista nunca se fue» insiste. Soplaba las velas de los diecinueve cuando supo que el Torrejón CF B abría las puertas a jóvenes con dotes con el balón. «Me dieron la oportunidad de jugar en Nacional y fue entonces, sólo entonces, cuando conseguí dejar de pagar por jugar», recuerda.
Ahora lamenta no haber podido empezar mucho antes, pues está convencida de que de haber sido así «habría llegado lejos». Durante la conversación transmite perseverancia y constancia. «El problema es que hay una enorme diferencia entre el fútbol masculino y el femenino; es un deporte bestialmente machista», asevera sin tapujos. «La inmensa mayoría de entrenadores son hombres, como los árbitros. Menos las chicas que juegan, el resto suelen ser hombres», argumenta. Y continúa: «No hace mucho, el Rayo Vallecano femenino jugó en Londres la Champions… y nadie se ha enterado. Y ese es otro de los factores machistas: no se retransmiten los partidos y, por lo tanto, no se apoya el fútbol practicado por mujeres». Pero que las jugadoras no noten el aliento de las instituciones oficiales no quiere decir que sus partidos no generen interés. «Fui a ver un derbi femenino entre el Chelsea y el Arsenal, en el campo del Arsenal. ¡Éramos seis mil espectadores! La sensación fue brutal», relata.
«Fui a ver un derbi femenino
entre el Chelsea y el Arsenal,
en el campo del Arsenal. ¡Éramos 6.000 espectadores!
La sensación fue brutal»
Eva aterrizó en Londres hace casi un año y, aunque se siente afortunada por pertenecer a un equipo de fútbol, no deja de reconocer que no puede vivir de ello. En la capital inglesa se gana la vida como profesora de infantil y primaria. «Prefiero enfrentarme a las gradas de un terreno de juego que a los niños; ¡tienen mucha energía!», bromea. Recapacita por unos instantes y, muy seria, espeta: «daría mi vida por poder vivir del fútbol». Su pasión se ha convertido en una afición, ya que «dedicarte profesionalmente, siendo una mujer, es muy difícil… entre otras cosas, por los sueldos». Según explica, «la jugadora que más cobra en primera división femenina recibe unos mil euros». Por ello, son muchas las que «ven truncadas sus carreras porque tienen que trabajar o seguir estudiando para conseguir después un empleo». De hecho, ella y sus compañeras aprovechan los viajes del equipo en autobús para sacar los apuntes. Así logró el título de profesora de Educación Física. «En estos detalles, como también en la maternidad, se aprecia que las que siguen jugando al fútbol es porque realmente les apasiona», asegura.
A pesar de que cree que el fútbol femenino no está lo suficientemente valorado ni en España ni en el Reino Unido, sí opina sin titubear que los británicos «lo apoyan mucho más». «En el Reino Unido, prácticamente todos los equipos masculinos que están en la categoría más alta tienen equipos femeninos; cosa que en España no pasa», señala. En cualquier caso, no deja de ser llamativo que en Londres Eva sólo entrena un día a la semana. El modo de juego, también es diferente. «En Inglaterra es mucho más directo y yo prefiero un juego de toque, como la Roja», apostilla. Y matiza: «Me gusta más el juego participativo, mientras que en Londres, es más individualista».
Eva es la única española del KIKK United FC y, según cuenta, su entrenador le pide opinión sobre los entrenamientos y partidos. «Le interesa mi punto de vista como futbolista española… otra cosa es que me haga caso…», comenta entre risas.
Para Eva, jugar al fútbol es mucho más que dar patadas a un balón. «Practicar este deporte te ayuda a crecer como persona, porque se trabajan valores como la cooperación o la autosuperación», mantiene convencida. Esta deportista lamenta que no se le den más oportunidades al fútbol femenino. En su opinión, es necesaria mayor visibilidad para darle un empujón de aliento a un deporte que cuenta con mujeres que se estremecen cuando sus botas de tacos pisan el terreno de juego.