David Cameron es acusado por parte de grupos ecologistas de Gran Bretaña, de llevar a cabo la política más destructiva contra el medio ambiente en las últimas décadas.
Hace apenas dos años, el Primer ministro británico establecía entre sus promesas electorales la de presidir «el Gobierno más verde en la historia del Reino unido». Al parecer, no ha sentado bien a los líderes de estos grupos ecologistas, algunas de las declaraciones que realizó el ministro de Finanzas George Osborne, cuando admitió que: «no es el momento de pensar en cosas como los hábitats, que pueden suponer costes ridículos a las empresas.»
Wildlife Trusts y La Campaña para Proteger la Inglaterra Local, destacan, además, el apoyo que Cameron otorgó en su día a la iniciativa que consiste en vender los bosques nacionales y la nueva Ley de Urbanismo, consistente en la recalificación del suelo de la periferia para la realización de nuevas construcciones.
Otro de los puntos que los ecologistas acentúan es el freno a la inversión en energías renovables. No en vano, las inversiones en energía eólica disminuyeron un 70% el año pasado.