De sobra es sabido que ser actor no es tarea fácil, y mucho menos fuera de tu país. Pero Londres es la ciudad de las oportunidades, donde el ‘a lo mejor’ se convierte en un ‘es posible’, y donde el ‘todo es posible’ te lleva, ni más ni menos, que a conseguir tus sueños.
Los del manchego David Jareño y la madrileña Raquel Moreno no son otros que poder vivir de su profesión, y para ello dejaron atrás a su familia y amigos, y cogieron su maleta cargada de ilusiones y se vinieron a la capital europea del teatro y de los musicales donde, durante estos días, podremos verles actuar en el West End, concretamente en el John Lyon Theatre de Keeley Street, en Covent Garden.
Desde el jueves 27 y hasta el sábado 29 estos jóvenes, junto a otro elenco de actores y actrices de diversas nacionalidades, nos ofrecerán un pedacito de España con la adaptación inglesa de La Casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. Todo un clásico que la directora Danielle Allan ha adaptado al idioma de Shakespeare pero dándole un toque español con la presencia de estos dos actores.
«Danielle tiene nociones de español y de nuestra cultura», comenta David, quien en la obra representa a Pepe El Romano. «Aunque ha pegado un buen corte con respecto a la obra original, creemos que le ha dado un buen enfoque y la refleja bastante bien», explica Jareño, que además de actuar canta algunas piezas flamencas en la representación junto a Raquel, que representa a Adela, la hija pequeña de Bernarda.
Pero ¿quiénes son David y Raquel en la vida real?
David Jareño nació en Tomelloso, Ciudad Real, con vocación de actor, pero como él mismo cuenta «en el pueblo no había ninguna posibilidad de desarrollarla más allá de participar en las obras de teatro del colegio o del instituto», así que cuando aquellas puertas se cerraron, él abrió otras en Madrid, donde estudió en la Real Escuela de Arte Dramático.
Por su parte, Raquel es madrileña y tiene 32 años, durante los cuales, como ella misma reconoce «he tocado muchos palos», ya que estudió Bellas Artes y a la vez Flamenco; «me machacaba las manos en el taller de escultura y los pies en el estudio bailando». Según cuenta, ambas pasiones las llevaba separadas hasta que en un determinado momento sintió la necesidad de empezar a diseñar escenografías y «a pensar en cómo yo podía atraer a la gente. Fue una transición natural al teatro, la verdad». Tras esa necesidad, se vino a Londres a terminar Bellas Artes porque «sabía que sería en el único sitio donde podría terminar mi carrera y meterme en Teatro». Así lo hizo, yéndose a estudiar en la Wimbledon School of Arts, donde cursó Arte y Escenografía, y aunque «yo tenía que ir a Escultura, pasé de lo que me dijeron y me apunté a Escenografía, montamos una obra, bailé en ella…» y terminó pasando por Francia y por Madrid, donde estudió en Corazza, volviendo al país galo y volviendo nuevamente a Londres.
El difícil mundo del teatro
Cuando se les pregunta sobre la posibilidades de un actor español en la capital británica, ambos complementan sus respuestas. Raquel cree que «sí hay puertas, pero tienes que buscar que tu perfil sea una ventaja. Precisamente por tu físico, o por el tema de la cultura hispánica, o simplemente porque busquen un acento exótico. Nosotros nunca vamos a poder competir con actores británicos, o sí quién sabe», sonríe. Su compañero David, por su parte, que «aquí hay una diferencia a la hora del acento que no la hay en España, y a la hora de trabajar en el teatro. Aquí es impensable que haya otros acentos que no sean los que se especifican en la obra original, eso es impensable, tienen que ser perfectos, con la dicción perfecta. A no ser que tu personaje sea extranjero y tenga un acento determinado, pero si quieres trabajar en el Shakespeare Globe o en el National Theatre, hay una calidad indiscutible, que puede ser que en España la haya en algunos sitios, pero es difícil comparar», matiza.
«En España la gente no tiene tanto gusto por el teatro, prefieren ir a ver la final de la Champions o de la Copa del Rey, al teatro», explica David. «Yo no sé si es eso o es que aquí hay muchísimo más público y es muy específico, tiene más turismo además…», matiza Raquel. «El circuito aquí es mucho más amplio, y está dividido entre lo que es el West End, con musicales más turísticos, y luego el teatro de calidad al otro lado del río. Sitios más pequeños como el Globe o el National Theatre, que suele ser para gente que quiere ir a ver a la Royal Shakespeare Company, y que entiende de teatro. En España eso te lo encuentras en el Teatro Nacional de Madrid o en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, poco más». David.
Spirits Within
Es por ello que en el casting de Spirits Within, que es como se llama la adaptación del drama de Lorca, David y Raquel tuvieron una ventaja sobre otros actores y actrices que se presentaron, porque su acento español y su conocimiento en la obra del dramaturgo granadino, unido además a que cantan y bailan flamenco, les hizo ser elegidos para estos papeles. «El casting está bastante bien conseguido», explican ambos, «somos unos 32 ó 36, y hay gente de todo tipo, con muy buen nivel dentro del teatro, gente más amateur, pero creemos que en general está bastante bien conseguido».
Además, la directora británica de esta adaptación pretende ofrecer al espectador el drama de Bernarda Alba desde otro punto de vista que no es el habitual, contando así momentos de la obra de Lorca que en la original solo se mencionan y en la versión de Allan han adquirido más importancia. Es más, los espectadores verán la obra de pie y podrán al mismo tiempo moverse por donde la obra tiene lugar. «Durante el intermedio de la representación se podrá participar en los corrillos formados por lo que son los habitantes del pueblo, los vecinos de la casa…», comenta David, quien con este cambio en la obra original ha ganado protagonismo con su papel de Pepe El Romano. «Podrán ver a este personaje del que tanto se habla en el texto original pero que nunca se ha visto, y verán la escena con Adela (Raquel) en la que ambos van al olivar, o verán representada la historia de Paca La Roseta», explica el actor.
Así, Raquel y David ven cumplido parte de su sueño de hacerse un hueco en el panorama inglés, y aunque son conscientes del trabajo que les queda por hacer, esta obra les ha abierto, más que puertas, una ventana de ilusión que les hará continuar luchando por conseguir sus aspiraciones.