El concepto de “micronación” puede ser desconocido para muchos de nosotros. A grandes trazos, podrían definirse como territorios de muy reducido tamaño y población que se declaran estados independientes y que carecen de reconocimiento internacional. Los motivos por los que “nacen” están entidades son de diversa índole, y van desde aumentar la visibilidad de un movimiento de protesta hasta formar una pantalla para ocultar actividades delictivas. Por varios motivos, este tipo de declaraciones se dan con frecuencia en países anglosajones, en especial el Reino Unido, en cuyo ámbito se han desarrollado desde la nación de Poyais, una nación ficticia creada por el aventurero escocés Gregor MacGregor para estafar a unos inversionistas ingleses, hasta el país Lovely, un intento de nación independiente creada por Danny Wallace en 2004 que sirvió como base para una serie de la BBC. Pero de todos los casos citados, el más estudiado y conocido internacionalmente es el autoproclamado Principado de Sealand, un “país” creado a partir de una plataforma militar con una historia un tanto revuelta.
Nacimiento del principado, E mare libertas
En 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, el Reino Unido construyó la fortaleza HM Fort Roughs, a diez kilómetros de la costa de Suffolk, una base que fue utilizada por la Marina Real Británica para maniobras militares. Fue desalojada finalmente en 1956, y permaneció en un estado de semi abandono hasta que fue ocupada en 1967 por Paddy Roy Bates. En esos años proliferaban las radios piratas en el Reino Unido, así que Paddy ocupó la torre con intención de utilizarla como base desde la que retransmitir. Pero no tardó mucho en cambiar de opinión, y vio la oportunidad de crear un estado con fines lucrativos; el 2 de septiembre de ese año Roy Bates declaró el nacimiento del Principado de Sealand, y se declaró a él mismo como Su Alteza Real.
Unos primeros años muy agitados
La mayoría de nosotros no se interesaría mucho por una plataforma oxidada y semiderruida aislada en mitad del mar. Pero esto no es aplicable a todos, así que los primeros años de historia de Sealand fueron bastante conflictivos. Lo primero, la toma de la plataforma se hizo a la fuerza, expulsando a un grupo de radio operadores que se habían instalado previamente a la llegada de Roy Bates. Unos meses después, un buque de la Armada Británica abrió fuego contra el fuerte, un ataque que no prosperó y que fue repelido por los ocupantes. Esta acción fue llevada a los tribunales, y dado que la plataforma se encontraba entonces en aguas internacionales, la corte se declaró no competente, algo que siempre ha sido defendido por su máximo dirigente como una prueba de soberanía de facto.
Por si estos tumultuosos eventos fueran poco, unos años después, en 1978 se produjo un “golpe de estado”. Mientras Bates se encontraba fuera, el entonces primer ministro Alexander Achenbach, se declaró, junto a un grupo de acólitos, nuevo Rey del Principado, y retuvo al hijo de Bates, que entonces ostentaba el título de príncipe. No contento con ello, Bates preparó, junto a un grupo de mercenarios, la recuperación por la fuerza de su fuerte, algo que logró sin mucha resistencia y que supuso la expulsión de todos a excepción de un abogado alemán con pasaporte sealandés por el cual se solicitó un rescate. La pantomima llegó a tal escala que el gobierno de la República Federal de Alemania tuvo que mandar un diplomático para negociar la liberación de su ciudadano, un acto que, nuevamente, fue considerado por Roy Bates como una muestra de soberanía.
Todo esto supuso la formación de un gobierno en el exilio, con el golpista Achenbach asumiendo el cargo de “Chairman of the Privy Council”, que aún a día de hoy se declara gobierno legítimo de Sealand. La problemática con este gobierno paralelo no acaba aquí, ya que durante los siguientes años se dedicó a imprimir y distribuir falsos pasaportes que se vieron involucrados en actividades delictivas, lo cual llevó al gobierno a revocar todos aquellos que estaban en circulación, incluyendo los emitidos por ellos mismos.
Tras ello vinieron varios años de calma, que se vio interrumpida en 2006 cuando se produjo un incendio por la explosión de un generador eléctrico, y la inesperada decisión tomada en 2007 cuando el país entero se puso a la venta, una operación que jamás se ha llegado a formalizar.
El estatus de Sealand
Nunca quedó claro cuál era el verdadero objetivo que Roy Bates perseguía cuando decidió tomar posesión de la plataforma. Eso es algo que nunca se sabrá, ya que éste falleció el 9 de octubre de 2012 tras varios años batallando al alzhéimer. Pero sí que supo casi desde el primer momento hacer de esta operación una maniobra rentable. Fue sucedido por su hijo, el príncipe Michael, que de facto ya estaba a cargo de tan variopinto proyecto desde hace años. Y ayudado por el auge de internet, hizo del autoproclamado estado una industria en sí misma.
Sealand ha utilizado el ciberespacio para montar un negocio cuyo volumen real se desconoce, pero se estima que factura varios millones de libras anuales. Desde venta de banderas representativas del país, a sellos y dólares sealandeses muy valoradas por coleccionistas, hasta visitas al autoproclamado estado, no se podría decir que Sealand y la familia Bates han notado ninguna recesión o crisis. En la línea británica, uno de los mayores ingresos del Principado procede de la venta de títulos nobiliarios, con los cuales aquellos deseosos de formar parte de la aristocracia británica y que desafortunadamente no son convocados por la reina Isabel II pueden convertirse en caballeros, condes o duquesas, todo ello previo pago. Cabe decir que nada de lo emitido por este estado tiene validez internacional ninguna, ya que aunque éste estado ha sido objeto de estudio por parte del derecho internacional, ningún país o entidad supranacional ha reconocido jamás la existencia de Sealand, al igual que ha ocurrido con todos los demás llamado “microestados”. Una visita a la página oficial de éste da una idea del marketing creado en torno a tal proyecto.
Cabe añadir que en los últimos años, Sealand ha buscado reforzar su presencia internacional, algo que está haciendo de forma más o menos activa a través de su participación en eventos deportivos. Pese a lo limitado de su tamaño y a que su población raramente supera los 22 habitantes, hoy por hoy Sealand se ha hecho presente en competiciones de todo tipo. Desde su participación en torneos de fresbee, hasta la creación de un equipo de minigolf, pasando por la formación de una escuadra de fútbol, Sealand ha participado en variados eventos y encuentros, si bien, obviamente, no ha sido jamás aceptada a ninguna competición oficial.
Hoy en día Sealand sigue a la venta, o técnicamente, en traspaso, por la nada despreciable cantidad de 750 millones de euros. Su entrega se hará con las condición de que sus nuevos dirigentes continúen el “proyecto de país” comenzado por la familia. Eso sí, a la vista de los problemas legales ocasionados, se ha fijado como requisito imprescindible intentar mantener una relación cordial con el Reino Unido, a quien a efectos comerciales, se quiere dejar de ver como un rival y se le quiere hacer un socio.
Voy a apropiarme de cualquier islote por ahi perdido y montare mi propio paraiso fiscal. Y si eso no me da p vivir me pongo tambien a vender banderas y vender la pijada esa q dices de titulos nobiliarios, anda q hay q ser gili p pagar por eso, cuanto cuesta la broma?
Pues una ganga Marc; puedes convertirte en Lord o Baron por sólo 29.99 libras, unirte a la Orden Militar por 99.99 o Conde por el módico desembolso de 199.99… hay te dejo el enlace por si te animas, ciao
http://www.sealandgov.org/shop