Anders Behring Breivik ha declarado frente a la juez que instruye el caso que estuvo respaldado por dos células más. El recuento de víctimas desciende de 93 a 76.
Se esclarecen más datos sobre los sucesos que rompieron con la normalidad de Noruega. Desde el pasado viernes, cuando se produjo el atentado con coche bomba en el centro de la capital y el tiroteo en la bella isla de Utoya, Noruega ha pasado de ser un tranquilo país del Norte de Europa a ocupar la primera línea de la actualidad internacional.
Los últimos datos que llegan desde el país son los referentes a las declaraciones que el asesino confesó ha realizado. Anders Behring Breivik ya es considerado un terrorista, y dice haber estado respaldado por dos células más que le ayudaron a perpetrar su macabro plan. Según el último recuento oficial el balance de víctimas desciende de las 93 de ayer a las 76 (8 a causa de la explosión en Oslo y 68 en la isla).
Del ‘no soy culpable’ con el que abría la sesión ayer ante las preguntas del tribunal a reconocer su culpabilidad, dice que tanto la bomba frente a los edificios del Gobierno Noruego como el tiroteo posterior se deben entender como un acto dirigido a «salvar a Noruega y al norte de Europa de la amenaza marxista y musulmana».
Por estas respuestas y afirmaciones la juez que instruye el caso, Kim Heger, ha imputado a Anders Behring Breivik de dos cargos por terrorismo y ha decretado una investigación sobre los supuestos colaboradores que ayudaron a Breivik a ejecutar su sangriento plan. Para ello el asesino confesó estará totalmente aislado durante cuatro semanas, sin visitas de ninguna persona, para que no haya ninguna intromisión en la investigación.
Según el diario Dagbladet, el hermanastro de la princesa Mette Marit estaría entre las víctimas del tiroteo de Utoya. Se trataría de Trond Berntsen, un policía de 51 años que murió en el tiroteo cuando intentaba proteger a su hijo de 10 años que se encontraba en el campamento juvenil del Partido Laborista que había en la isla.