Aunque su significado sea el de barbacana, actualmente ya no lo es o simplemente ya no tiene esa función. Sin embargo, la tuvo años y siglos atrás. Una fortificación en defensa de una ciudad. Eso era exactamente lo que se erigía en la zona que ahora ocupa el Barbican. A día de hoy, el Barbican Centre pertenece al Barbican Estate, un complejo residencial construido en los años sesenta y setenta en un área intensamente bombardeada y devastada durante la Segunda Guerra Mundial, y actualmente densamente poblada por instituciones financieras.
El complejo del Barbican es en sí un ilustre y famoso ejemplo de la arquitectura brutalista británica, que surgió del Movimiento Moderno y que tuvo su auge entre las décadas de 1950 y 1970. Como si de una obra de arte se tratara, es una sofisticada construcción de varios niveles, con numerosas entradas y un recorrido de líneas dibujadas en el suelo que ayudan a encontrar el camino. Hoy, es una construcción emblemática por su tamaño, su cohesión y la ambición del proyecto, declarada en 2001 edificio histórico del Reino Unido por la que fue ministra de cultura, Tessa Blackstone. También se trata de una construcción discutida profundamente en el terreno del diseño, y sin duda aún hoy polémica por alejarse de la arquitectura londinense más clásica. De todas maneras, forma una parte importante del paisaje de la ciudad pese a quien le pese.
El complejo fue oficialmente inaugurado en 1969 y ahora es residencia de alrededor de 4.000 personas, quienes viven en un total de 2014 apartamentos. Protagonista de varias reformas, en 2005 experimentó la más profunda de la mano de los arquitectos Allford Hall Monaghan Morris, en sintonía con su estilo brutalista original. Esta última reforma integral ha sido reconocida con el premio del Royal Institute of British Architects (RIBA, por sus siglas en inglés). El complejo está formado por el Museum of London, la Guidhall School of Music and Drama, la Barbican Public Library, la City of London School for Girls y el Barbican Arts Centre.
Si nos focalizamos en este último, tendremos que explicar que fue inaugurado en el año 1982 y que, situado en el corazón del Barbican Estate, pertenece a la City London Corporation, la tercera mayor fundación de arte del Reino Unido. Su construcción tuvo un coste que alcanzó los 161 millones de libras. Sin embargo, y a pesar de competir de forma directa con el Southbank Centre, se trata del centro creativo más completo de Europa: es sede de la London Symphony Orchestra y de la BBC Symphony Orchestra, además de desarrollar un variadísimo programa de conferencias, artes visuales, teatro, danza, música clásica y contemporánea, exhibiciones de arte, proyecciones cinematográficas y aprendizaje creativo. Cabe destacar que en 1994 se realizó una remodelación total de la acústica interior, ya que algunos expertos determinaron que la de la sala principal era demasiado seca para conciertos de orquesta completa. Se encargó con éxito el ingeniero acústico Larry Kirkegaard, aterrizado desde Chicago, quién consiguió una perceptible mejora en el control del eco y de la absorción acústica.
Bryn Ormrod es el productor creativo de música contemporánea del Barbican Centre y, sobre todo, se empeña en destacar la calidad artística y cultural que se ofrece diariamente en todos los ámbitos, un programa diverso en el que se acabará priorizando la singularidad y la fuerza de cada proyecto creativo. Concretamente, nos detalla que el centro maneja su multi-oferta de una manera selectiva y profesional, a su vez dando espacio a todos aquellos artistas que quieran experimentar con sus propuestas culturales y creativas. Especialmente en el área de la música, de la cual es máximo conocedor, afirma que «en los últimos veinte años el centro se ha especializado en ofrecer mucho más talento joven y creativo, nacional e internacional, dejando en segundo plano los artistas de perfil alto y con años de experiencia en sus espaldas». Según él, las oportunidades que ofrece el Barbican para estos nuevos talentos son una parte crucial del proyecto cultural y artístico que se desarrolla en la ciudad de Londres. Además, nos cuenta que la conexión y el compromiso con la Guidhall School of Music and Drama es importantísimo, lo cual provoca que sus estudiantes sean una parte importante de toda la actividad que produce el Barbican Centre. Así pues, el aprendizaje creativo se desarrolla, en gran parte, en el centro de una manera directa y pedagógica.
Bryn Ormrod destaca también que el papel del Barbican es importante en el terreno más emergente y experimental: «su público se aventura a conocer nuevas realidades artísticas y a vivirlas desde el riesgo y la valentía al exponerse a algo novedoso». De todas maneras, a Ormrod le enorgullece que todos los programas culturales que se desarrollan en el centro están siempre conectados por la calidad de su contenido y destacan por la originalidad de su oferta tan única, algo que, según este productor creativo, se aprecia de forma directa en el público. De hecho, la relación entre los espectadores y el Barbican conlleva «una dosis de confianza y seguridad de saber que el centro hace las cosas bien».
El Barbican Centre recibe una media de casi dos millones de personas al año y acoge a cientos de artistas de todo el mundo, a quienes ofrece un espacio que sin duda garantiza su desarrollo artístico y creativo.