La incertidumbre y el desconocimiento general siguen siendo la tónica dominante entre la población británica prácticamente dos meses después de la victoria del Brexit en el referéndum sobre la permanencia o salida de la Unión Europea. Hasta la fecha, las consecuencias que está trayendo el triunfo del ‘leave’ no están siendo especialmente alentadoras: dimisión de David Cameron como primer ministro, espaldarazo de algunas grandes empresas al país o devaluación de la libra esterlina, etc.
El Institute of Fiscal Studies (IFS) asegura que la decisión de salir de la Unión Europea podría suponer para Reino Unido la pérdida de un 4% del PIB, el valor de crecimiento previsto para el país en los próximos dos años. Este 4% equivaldría a un coste adicional para el país de 70 billones de libras al año (2.900 libras por hogar).
Las predicciones del IFS tras el Brexit no son nada halagüeñas
Durante la campaña, los defensores del Brexit aseguraban que la salida de la Unión Europea supondría para Reino Unido no tener que pagar ningún tipo de tasas y traería consigo el ahorro de 9.000 millones de libras al año. Lo cierto es que las primeras consecuencias están dejando en evidencia a los partidarios del ‘leave’, pues los actos no están sucediéndose precisamente como ellos presagiaban.
Ian Mitchell, autor del informe e investigador asociado al IFS, asegura que aún están por venir las grandes decisiones económicas: «Desde un punto de vista económico, nos enfrentaremos a algunas grandes decisiones que incluso pondrá en riesgo nuestra futura relación con la Unión Europea».
La marcha de Reino Unido de la comunidad europea abrirá un periodo de negociaciones en el que se estimará oportuno la pertenencia o no al mercado único. Según el IFS, no pertenecer a este mercado único europeo sí podría suponer grandes cambios económicos en el país en lo que a exportaciones e importaciones se refiere.
«Esto puede ser especialmente problemático para el sector de los servicios financieros. La negociación por este mercado único será mucho más importante que cualquier otro acuerdo que se tome sobre las contribuciones presupuestarias», apunta Mitchell.