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El crucigrama que puso en peligro el desembarco de Normandía

En 1943, la Segunda Guerra Mundial tuvo un punto de inflexión: la Unión Soviética se repuso con creces de la ventaja inicial de Alemania, las tornas también cambiaban en la batalla en las colonias africanas, y la moral de las tropas de Hitler empezaba a resentirse ahora que ya sabían que no eran invencibles. Desde ese momento, Winston Churchill y Roosevelt comenzaron a preparar un desembarco a gran escala que debía romper de forma decisiva el frente occidental. No fue hasta 1944 cuando todo estaba listo para la ejecución de la Operación Overlord, nombre en clave de la acción que comenzó con el famoso desembarco de Normandía el 6 de junio, que ha sido llevado al cine en películas como Salvar al soldado Ryan. Hoy en día, ya no cabe duda de la importancia de ésta, pero es menos conocido que su ejecución estuvo a punto de ser abortada por una extraña serie de coincidencias en torno a un crucigrama publicado en un diario británico.

Los miembros del MI5, el servicio de Inteligencia Británico interior, a instancias de sus superiores, adquirieron por costumbre realizar los crucigramas de los periódicos a fin de estimular su agilidad mental. A alguno de los espías le resultó gracioso encontrar en el crucigrama del The Daily Telegraph del 22 de mayo la palabra Omahaque era el nombre en clave de una de las playas del desembarco. Justo una semana después fue todavía más llamativo que apareciera la palabra Overlordque era el nombre en clave de la operación. El pánico llegó cuando el 30 de mayo encontraron la palabra Mulberrynombre en clave de los puertos flotantes, y de allí se pasó a la psicosis cuando dos días después y a sólo cinco días del desembarco, el crucigrama del rotativo contenía la palabra Neptuno, el nombre en clave del apoyo naval.

Crucigramas de The Daily Telegraph, Mayo – Junio 1944.

Decidieron revisar todos los crucigramas de las semanas anteriores y el resultado fue alarmante. Otras palabras en clave que se habían utilizado para designar algunos elementos de la operación también habían sido publicadas. Las vidas de miles de personas estaban en juego. Se sabía que en la organización de la operación estaban involucrados numerosos espías dobles, así que se decidió acudir a la casa de Leonard Dawe, el creador de los crucigramas, y someterlo a un riguroso interrogatorio, además de registrar cada rincón de su casa. Ni la actitud ni el estilo de vida de esta persona llevaban a pensar que fuera un espía al servicio de los alemanes. Y lo cierto es que no lo era, porque todas estas palabras publicadas en los crucigramas eran, aunque sea difícil de creer, una simple casualidad.

O quizás no, pero se tuvo que esperar cuarenta años para saber que quizás es cierto eso de que las casualidades no existen. Roland French, un antiguo alumno del Colegio Strand donde trabajaba Leonard Dawe, comentó que en ocasiones, en el transcurso de las clases y para romper la monotonía del día a día, ayudaban a su profesor proponiendo palabras de un determinado número de letras. Los términos eran usados por el académico para su trabajo en el periódico, donde luego buscaba una definición para éstos. Aunque en principio todo lo que rodeaba a la operación Overlord era top secret, parece que los niños, durante el tiempo del recreo, se acercaban al campamento de los soldados aliados que había justo al lado de su colegio. Éstos, con la capacidad habitual de los jóvenes de memorizar fácilmente todo lo que escuchan, se habían limitado a repetir a su profesor las palabras que habían oído de los militares, sin entender bien que significaban, el cual luego las incorporaba a los crucigramas sin saber desde donde los niños las habían obtenido, dando todo ello a una cadena de casualidades que podían haber cambiado la historia.

 

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