La vía es confiar en las asociaciones, particulares y voluntarios.David Cameron propone la Big Society como solución a los recortes en gasto público
Los políticos parece que comienzan a despertar de su letargo y empiezan a buscar soluciones a la crisis en la que las economías de los países del primer mundo se encuentran sumergidas. Ante lo impopular de subir los impuestos, -políticamente no es rentable-, los países han optado por reducir el gasto público, algunos recortando discretamente sus presupuestos suprimiendo medidas sociales que previamente anunciaron a bombo y platillo y, otros como el Gobierno de coalición británico, predicando a los cuatro vientos las excelencias de la denominada Big Society.
David Cameron defiende a capa y espada su idea, una sociedad donde la clase política confiará a la gestión privada tareas que antes eran exclusivas de la Administración, encomendando a la comunidad civil, asociaciones y ONG’S parte del Estado de bienestar, y anima al Gobierno local a trabajar muy de cerca con las charities que están cerca de los problemas de los ciudadanos. El primer ministro británico además parece convencido de que su «misión» en este ciclo de gobierno es dar a las personas más poder y control para mejorar sus vidas y sus comunidades.
Sin embargo, la combinación se presenta complicada, ¿recorte en el gasto público para mejorar la economía y, a su vez, animar a los councils a que trabajen muy de cerca con su gente, su comunidad, sus asociaciones, dándole más poder para que solucionen los problemas de sus vecinos…? ¿Con qué recursos señor Cameron? En una entrevista del editor político de BBC News Nick Robinson a Cameron, este último mencionaba un recorte en el presupuesto de los gobiernos locales y añadía que un 75% de las organizaciones sin ánimo de lucro no recibirían ningún tipo de ayuda desde el Gobierno. Parece que el proyecto está todavía en pañales y muchas han sido las críticas hacia el primer ministro británico acusándole de predicar esta medida sin organización y planificación alguna, empezando la casa por el tejado.
De momento, a partir del mes de abril, el Gobierno de Cameron encuestará a los británicos preguntándoles sobre su Estado de bienestar, en un proyecto que costará la astronómica cantidad de dos millones de libras. Entrevistará a 450.000 ciudadanos para que puntúen entre uno y diez cómo de felices están con sus vidas. Entre las cuestiones, cómo de feliz se sentía usted ayer, cómo de satisfecho se encuentra con su vida o hasta qué punto cree que su vida merece la pena.
Los críticos de la iniciativa no consiguen entender qué tipo de respuestas espera escuchar Cameron con los últimos datos económicos que arrojan las estadísticas. Mientras tanto, el conservador y miembro del Parlamento MP Charlie Elphike, defendía frente a sus colegas de la cámara que descentralizar el poder hacia las comunidades podría mejorar la eficiencia y crearía confianza en la economía. El líder de la oposición, Ed Miliband, apuntaba que Cameron está socavando la verdadera big society ya existente con los recortes de gastos, que son demasiados y están yendo demasiado rápido.
Porque realmente la big society ha jugado ya un papel muy importante en la sociedad británica. Para los que venimos de fuera y estamos acostumbrados a un estado intervencionista y omnipresente, el papel de la comunidad, las asociaciones y los councils en Gran Bretaña en el día a día de las personas, no deja de sorprendernos. Ed Miliband se mostraba preocupado por el cierre de bibliotecas, la amenaza de la desaparición de los centros para niños o el cierre de los servicios de Consejo al Ciudadano (Citizens Advine Bureau), todos ellos pilares de la actual Gran Sociedad.
Por su parte, las organizaciones sociales han sugerido que la reducción del presupuesto asignado a las autoridades locales puede matar la idea antes de ponerla en marcha destruyendo grupos de voluntarios ya existentes. Pero, ¿es la Big Society un concepto nuevo o simplemente es una forma más de disfrazar el conservadurismo más thatcheriano? O, por el contrario, ¿los países vecinos deberían copiar a Cameron y animar a sus ciudadanos a cuidar de sus prójimos y ser más generosos ya que el Estado no puede ocuparse de ellos?
Cameron responde a las críticas defendiendo que hay una diferencia entre él y Margaret Thatcher, entre su conservadurismo y el de la Dama de Hierro. Y añade que su gobierno no se limita simplemente a hacer recortes y sentarse a mirar con esperanzas de que la sociedad salga a delante por sí sola sino que enfatiza la importancia de construir una sociedad sólida y promulga las bondades de todo lo que se puede llegar a hacer con una comunidad comprometida.
La contradicción está servida. El Estado ha de intervenir para dejar de intervenir. Como ya han comentado muchos expertos durante esos dos años de profunda crisis, al principio se pedía a gritos que los Gobiernos centrales actuaran con premura y diligencia para salir del agujero. Después de este tiempo, los gobiernos están tomando decisiones y recortando el gasto social en detrimento del Estado de bienestar de los ciudadanos, ¿la solución? Voluntarios y altruistas para atender y preocuparse de los más desfavorecidos.