El grupo de los 20 principales países industrializados y en vías de desarrollo tuvieron su cita anual en Corea del Sur. Su encuentro inició el pasado 11 de noviembre y duró dos días, dónde se trataron cuestiones claves en la economía mundial. Sin embargo dominó la agenda, el debate sobre las políticas monetarias que están aplicando EEUU y China. Las negociaciones previas al encuentro de los mandatarios del G-20 giraron en torno a la falta de acuerdo sobre temas económicos y críticas generalizadas del G-20 hacia Estados Unidos y China. Las tensiones parten de los desacuerdos entre los países sobre la política cambiaria y las desigualdades en el intercambio comercial.
El centro del debate fue la hoy llamada «Guerra de Divisas«, protagonizada por EEUU y China, ya que Washington estaría impulsando la depreciación del dólar para protegerse de la cotización artificialmente baja del yuan chino.
EEUU, que generalmente ha sido el principal modulador de la economía mundial, sostiene que sus empresas no pueden aumentar sus exportaciones ni el empleo, debido a la competencia desleal de China, país que mantiene la cotización baja del yuan para ser más competitiva y aumentar sus propias exportaciones.
Por su parte, China ha respondido argumentando que EEUU está provocando una autodevaluación del dólar. La Reserva Federal Americana (FED) ha inyectado unos 600.000 millones de dólares para intentar reactivar su economía, lo cual estaría provocando la depreciación de su moneda.
Luego de complicadas negociaciones, el grupo del G-20 buscó frenar la «Guerra de Divisas» y para ello se propuso formular «directrices indicativas» para hacer frente a desequilibrios comerciales que puedan afectar al crecimiento mundial. Por otro lado, en la cuestión del tipo de cambio, los principios fueron acordados en la reunión de los ministros de finanzas aunque sin dar fechas de aplicación.
Los líderes del G-20 dieron su respaldo a las reformas destinadas a modernizar el FMI, y finalmente firmaron El Consenso de Desarrollo de Seúl para un Crecimiento Compartido, que compromete a sus miembros a trabajar conjuntamente con otros países para desarrollar el comercio y la inversión.
El Consenso de Seúl ha logrado minimizar la incertidumbre económica y comercial mundial, disminuyendo tensiones que podrían fomentar el proteccionismo. Al mismo tiempo, ha logrado apaciguar la «Guerra de Divisas» entre EEUU y China. Finalmente la Cumbre de Seúl ha hecho evidente la tendencia de los Estados a depender de las exportaciones para lograr corregir sus desequilibrios comerciales internos.