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El genio de Picasso

Una muestra explora la huella del artista en el arte británico

La figura de Pablo Ruiz Picasso (1881-1973) se presenta como una de las ofertas estrella de la capital londinense con ocasión de su olimpiada cultural. La Tate Britain vuelve a dar una lectura de sus artistas más emblemáticos, esta vez observados bajo la influencia del insigne malagueño, reconocido universalmente como padre del cubismo.

Picasso sólo estuvo dos veces en el Reino Unido en toda su vida, pero el genio español ejerció un gran influjo, tanto en el arte moderno británico como en varias generaciones de artistas.

Ese es el tema central de la exposición Picasso and Modern British Art, que explora cómo se percibió y se exhibió la obra del pintor en este país. La muestra abarca desde la primera exposición de Picasso en Londres en 1910, donde su retrato cubista del marchante Clovis Sagot chocó con la resistencia conservadora de la época y abrió un largo e inflamado debate sobre el arte moderno, hasta la gran retrospectiva que tuvo lugar en la propia Tate en 1960 y que fue visitada por 460.000 personas, con colas que daban la vuelta al edificio. Para entonces, Gran Bretaña ya se había rendido al genio andaluz.

Durante su primera estancia en Londres Picasso trabajó en un estudio de Covent Garden
la escenografía y el vestuario de El sombrero de Tres Picos

La exhibición está compuesta por 150 obras de colecciones públicas y privadas, 60 de ellas firmadas por Picasso, en las que se explica la influencia del artista malagueño. Las otras 70 pertenecen a siete artistas de tres generaciones distintas en los que el pintor español tuvo el mayor impacto: el vanguardista Duncan Grant, el creador del vorticismo Wyndham Lewis, Ben Nicholson, Henry Moore, Francis Bacon, Graham Sutherland y David Hockney, quien todavía vive y protagoniza estos días en Londres su propia retrospectiva en la Royal Academy of Art.

Como su vida

El recorrido se inicia de manera cronológica con las 60 obras de Picasso, prestadas por colecciones públicas y privadas de todo el mundo, y entre las que destacan Hombre con clarinete (1911-12), Mujer que llora (1937), Mujer desnuda en sillón rojo (1932) o Las tres bailarinas (1925). La otra mitad de la muestra mira a los siete artistas británicos mencionados anteriormente y en cómo responden a Picasso, cómo influye en ellos su arte.

«Estos artistas no eran imitadores serviles de su obra, sino que todos se fijaron en momentos particulares de su carrera, en ideas muy específicas», afirma una de las comisarias de la exposición, Helen Little. Esta influencia se refleja en muchos de los emparejamientos presentados en esta muestra, como la escultura en madera Figura tumbada (1936) de Henry Moore, la cual está claramente inspirada en La Fuente (1921), el óleo neoclásico del maestro español. Francis Bacon, quien según la leyenda decidió hacerse pintor tras ver una exposición de Picasso, va todavía más allá en su experimentación de la distorsión de la figura humana con Crucifixión (1933), inspirada en las bañistas del período de Dinard del artista español hacia finales de los años 20.

Durante su primera estancia en Londres en el verano de 1919, Picasso trabajó durante dos meses en un estudio de Covent Garden la escenografía y el vestuario para el coreógrafo Diaghilev, para la representación de El Sombrero de Tres Picos. En aquella época, la presencia de Picasso es objeto de la atención de solo un reducido elenco de personajes, entre ellos el pintor Duncan Grant. El británico había visto algunos de sus cuadros una década antes en París y a raíz de aquel impacto acabó ejecutando su obra The Tub (1913), que ahora expone la Tate Britain.

La influencia del pintor malagueño en el arte moderno británico llega hasta nuestros días y sus formas de expresión se van convirtiendo en una de las características definitorias de las actuales generaciones de artistas visuales: Steve McQueen y Sam Taylor Wood han dirigido largometrajes, David Hockney, Anish Kapoor y Mark Wallinger han diseñado conjuntamente escenarios para la ópera y el ballet, y Tracey Emin y Damien Hirst han trabajado a través de varias disciplinas artísticas. Con motivo de esta muestra, la Tate Britain ha establecido una colaboración con el Nacional Ballet, que ofrece en la propia galería un programa gratuito de clases, talleres y ensayos inspirados en los ballets rusos y los diseños visionarios de Picasso, que culminan con la presentación de tres coreografías creadas especialmente para esta ocasión.

El segundo viaje del artista español, esta vez más corto, fue para asistir al Congreso Mundial de la Paz en Sheffield (al norte de Inglaterra) en 1950, años después de que el Guernica recorriera con gran éxito varias ciudades del país buscando apoyos y fondos para la lucha contra el franquismo. Picasso regresó al Reino Unido para dar una conferencia y para seguir haciendo acopio de sombreros, relojes y chaquetas, alimentando así su pasión por la estética británica. Hoy Londres y sus artistas lamentan que el malagueño se instalara a orillas del Sena y no del Támesis, ya que -tal como asegura su biógrafo Roland Penrose- era la intención inicial del genio cuando abandonó Barcelona allá por el año 1900.

Picasso & Modern British Art
Tate Britain
Hasta el 15 Julio de 2012

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