Las aerolíneas británicas están obligadas a cancelar los vuelos que no se puedan realizar para evitar que se repita el caos vivido durante el mes de mayo. El Gobierno y el organismo que regula la aviación informaron el martes a las compañías aéreas de que se aseguraran que sus horarios de verano fueran “viables”. Añadieron también que las cancelaciones anticipadas eran mejores que la supresión de vuelos en el último minuto.
Los problemas de las aerolíneas continúan
Según informa BBC News, el problema fue especialmente grave la pasada Semana Santa y las vacaciones escolares del mes pasado. Algunas compañías aéreas pidieron disculpas por los problemas que se ocasionaron, pero la responsabilidad sigue recayendo en la escasez de personal. Esto se debe a que durante la pandemia se recortaron miles de puestos de trabajo en las aerolíneas que, a día de hoy, no se han sustituido.
El Departamento de Transporte y la Autoridad de Aviación Civil han establecido “previsiones específicas» para las aerolíneas. Han recomendado que todas las compañías aéreas revisen de nuevo sus planes para la temporada de verano, con el fin de elaborar una programación “viable”. Han argumentado que las cancelaciones son un inconveniente para cualquier cliente, pero es mejor cancelar vuelos lo antes posible que hacerlo a “última hora”.
Las empresas ven una difícil solución
Los sindicatos manifestaron el martes a los diputados de la Comisión de Negocios de los Comunes que es probable que la escasez de personal afecte al sector aéreo y a las aerolíneas durante el verano.
Los representantes de British Airways, Easyjet y Swissport afirmaron que se enfrentaban a retrasos prolongados para obtener la autorización de seguridad para contratar nuevo personal. El jefe de Swissport en el Reino Unido, Jude Winstanley, dijo que había contratado a 3.000 personas desde principios de año. Winstanley manifestó que estaba tardando hasta “90 días en conseguirles un pase aéreo completo”.
En un comunicado, el ministro de Aviación, Robert Courts, afirmó que si hubiera trabajadores de sobra en Europa “estarían en el aeropuerto de Schiphol (Ámsterdam)”. “Es una situación angustiosa e inaceptable, pero no es un problema solo del Reino Unido”, concluyó Courts.