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El pasado y el presente, juntos en ‘You and me’

El escenario del acogedor Greenwich Theatre podía dar la impresión de ser el destartalado salón de cualquier hogar. Adornado tan solo con montañas de cajas, un mueble con algunas estanterías y dos sillas colocadas en el centro de una roída alfombra, el decorado ya vaticinaba el aura de nostalgia que envolvería la función. «La nostalgia es un sentimiento muy español», entreoí decir a alguien a la salida. ¿Pero qué es exactamente la nostalgia? Según la Real Academia Española, es «La pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos». Una vez aclarado esto, se puede afirmar con total rotundidad que, You and me, pieza teatral basada en la obra de Roger Simeon (Tu I Jo), y protagonizada por Patricia Rodríguez y Mercè Ribot, triunfa a la hora de transmitir sensaciones, a la hora de evocar recuerdos.

 

Las luces de pronto se apagaron. Cuando las bombillas de la media docena de lámparas que alumbraban el escenario volvieron a encenderse, algo había cambiado en él. Dos mujeres, ataviadas con ropa algo desgastada y tapadas con una manta, ocupaban ahora las sillas, inmóviles, lanzando una mirada desafiante al público. Así empieza You and me, con un silencio que se rompe de golpe y que marcará la tónica de la hora escasa que alcanza la representación. Tónica que salta de la carcajada al grito, del abrazo al insulto, del baile al odio, tan rápido como un abrir y cerrar de ojos.

Patricia Rodríguez y Mercè Ribot, soberbias en sus interpretaciones, caracterizan a dos hermanas españolas de avanzada edad que viven en un país que no es el suyo, en una cultura que no es la propia. Dando vueltas por la casa ven las horas pasar, con la irascibilidad propia de muchos años compartidos y con la sensación de que ya se han dicho todo lo que se tenían que decir. La rutina y la monotonía les lleva a lanzarse gritos y a proferirse insultos, pero la realidad desvela que la una no sería nada sin la otra.

La historia, dirigida y adaptada por Bryony Shanahan y producida por Little Soldier Productions, transcurre en un país cualquiera, lejos del lugar de procedencia de las dos protagonistas. Las menciones de una «sociedad que está en decadencia» y temas cotidianos como la religión o el sentido de la vida hacen pensar que la vida de las dos hermanas bien podría estar ambientada en cualquier época, si bien el mobiliario y la vestimenta de ambas evocan tiempos más lejanos.

Las dos mujeres, no obstante, no han olvidado sus raíces, y se aferran a ellas cuando cantan canciones tanto en español como en catalán, o como cuando, por ejemplo, expresan su voluntad de ser repatriadas a España cuando fallezcan. Con un toque satírico, y acompañado siempre de vestigios de una senilidad cada vez más inminente, ridiculizan tanto la vida como la muerte, y el sentimiento de pertenencia a un lugar es para ellas una sensación difusa ya muy difícil de discernir.

You and me, esponsorizada por GoLocalise, es la segunda obra producida por Little Soldier Productions, compañía co-dirigida por las dos actrices, que tiene como objetivo divulgar obras con carácter y de calidad con una proyección nacional e internacional. La primera representación teatral que vio la luz de manos de esta compañía fue Pakita, protagonizada precisamente por Patricia Rodríguez, una trágica y aclamada obra sobre un amor perdido que se convierte en obsesión.

Hay algo de poderoso e íntimo en el teatro. «Poderoso» porque el golpe es certero: su poder reside en la inmediatez del mensaje, en la cercanía física con los personajes, e incluso en el efecto de la reverberación del sonido al chocar con las paredes.

«Íntimo» porque, aun siendo la misma obra, una representación nunca es la misma que la anterior: incluye matices, variaciones de las que solo el público de ese día es testigo. Por tanto, la obra de un determinado día queda tan solo en el recuerdo de un selecto número de espectadores.

«You and me» deposita en un tubo de ensayo las dosis exactas de nostalgia mezclada con esperanza, de ternura con el hastío de la convivencia, el abrazo con la lágrima para dar así con la fórmula perfecta: un espectáculo que, en tan solo una hora, esboza la vida de dos mujeres que bien podría representar la de cualquier persona, sin importar el tiempo o el lugar del que provenga. Porque, tal y como dijo en su día el dramaturgo inglés William Shakespeare, «El mundo mismo es un escenario, y todos los hombres y mujeres simplemente actores».

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